El crédito sigue sin remontar en España pese a que en Europa ya empieza a crecer
En nuestro país la demanda bajará este primer trimestre, mientras que en la zona euro subirá por primera vez en dos años
La demanda de crédito sigue sin remontar en España y todo apunta a que en los primeros compases de este 2024 la situación va a continuar, en contra de lo que empieza a suceder en Europa, donde está empezando a crecer tras dos años de parón generalizado por la subida de los tipos de interés. Esta es una de las conclusiones que se derivan de las encuestas que realiza el BCE y los bancos centrales nacionales a las entidades para analizar el entorno y tener un visión clara para determinar su política monetaria, entre otros aspectos. Esta mismas las instituciones ponen de manifiesto que en nuestro país el flujo las peticiones de crédito por parte de empresas y familias se mantiene estancado o en descenso, mientras que en el conjunto Europeo da ya señales de recuperación.
El sector español anticipa que «en el primer trimestre de este ejercicio la demanda se contraerá, con una reducción generaliza de las solicitudes, con una intensidad similar o algo mayor que la registrada entre octubre y diciembre de 2023». Por tanto, la banca tendrá que esperar para conseguir reanimar el flujo del crédito, que está experimentando una bajada intensa, tanto en hipotecas como en el tejido empresarial.
En la recta final del año pasado, si bien, las solicitudes de préstamos se redujeron en todos los segmentos, pero el descenso, según refleja el Banco de España en un informe al que ha accedido THE OBJECTIVE, «habría sido más moderado y de menor intensidad que el registrado en el trimestre anterior».
En la zona euro, en cambio, la coyuntura ya ha variado y las entidades prevén que entre enero y marzo «por primera vez desde principios de 2022, se logre un ligero aumento de la demanda de préstamos a empresas y para adquisición de vivienda», de acuerdo con lo que explica el BCE.
La disminución de las peticiones de fondos se explica, principalmente, por el elevado nivel de los tipos de interés, que oficialmente se encuentran en el 4,5%. Pero hay otros factores que están llevando a los ciudadanos a reclamar menores volúmenes de financiación, como son la bajada en la confianza sobre la evolución económica, el mayor uso de los ahorros y las perspectivas más negativas sobre el mercado de la vivienda.
Las expectativas de contracción se producen a pesar de que el euríbor ha comenzado a bajar de manera contundente ante los pronósticos a un recorte del precio oficial del dinero este año y a partir de la primavera, aunque el BCE está dejando claro que este movimiento no se producirá hasta al menos el verano para tener constancia de que la inflación está bajo control.
El volumen de crédito concedido en España a las empresas se contrajo en torno a un 9% en 2023, a falta de los datos concretos de diciembre, mientras que los importes de hipotecas más de un 15%. La banca intenta reanimar la actividad y en todo momento ha señalado que su intención es ofrecer financiación.
Eso sí, la menor demanda obedece en parte también a las exigencias que las entidades establecen para aprobar las operaciones de crédito, que han experimentado un aumento desde que el BCE inició la política monetaria restrictiva. Los requisitos no solo tienen cuenta el precio, que se ha disparado por la nueva coyuntura de los tipos, sino con otras medidas, como garantías de pago, niveles de renta y de endeudamiento, etc.
En hipotecas, por ejemplo, la banca limitó el año pasado de al menos 2004 las operaciones de mayor riesgo, aquellas que requieren un ahorro menor al 20% del valor de la tasación (LTV), es decir, el dinero que se necesita para poder firmar. En concreto, a cierre de marzo solo el 7% de los préstamos eran de este tipo.
Desde hace unos meses, ante el fin de las subidas de los tipos por el BCE, los bancos han relajado los precios que reclaman para dinamizar lo máximo posible la concesión de crédito para la adquisición de pisos. Y ha centrado esta estrategia en las hipotecas fijas. Además, de mantenerse la tendencia bajista del euríbor, las tasas de las nuevas operaciones descenderán aún más, ya que los bancos buscan que la demanda se recupere cuanto antes.