El uso de la tarjeta permite recaudar 6.000 millones de euros más desde la pandemia
Produjo ese efecto a partir de la recaudación del IVA y sin contar con otros impuestos
Con buena parte de la actividad económica cerrada, la última pandemia cambió los hábitos de los españoles. Y el motivo no es otro que el boom que el uso de la tarjeta de crédito y de los pagos telemáticos han experimentando en este periodo, dando un paso más a una respuesta, quizá inesperada, aunque no tanto para fiscalistas y economistas como Francisco de la Torre, director del foro de fiscalidad y think tank Centro de Políticas Económicas (EsadeEcPol) e inspector de Hacienda. De la Torre es capaz de relacionar ese boom con una notable reducción de la economía sumergida en España en ese periodo analizado.
Una relación que bien podría haber contribuido con 6.000 millones de euros más a la recaudación tributaria, y solo en concepto de IVA y no de otras figuras fiscales, ya que el objeto del estudio de De la Torre –titulado: ¿Se redujo el fraude fiscal y la economía sumergida tras la pandemia? Análisis 2019-23 a partir de la recaudación del IVA— se ha querido centrar en ese impuesto.
Hay que remontarse al año 2020, con una caída recaudatoria que excedió el desplome del PIB, con un probable crecimiento de la economía sumergida simultáneo al descenso de la actividad económica. En contraste –explica De la Torre a THE OBJECTIVE–, «el crecimiento de la recaudación fiscal entre 2021 y 2023 superó las previsiones, situándose por encima de los niveles prepandemia».
Fue un crecimiento inesperado, pero que este policy brief justifica, considerando que, a partir de 2021 se habría dado el afloramiento de la economía sumergida en España como posible mecanismo. Un planteamiento analizado deteniéndose en una mayor recaudación del IVA como señal de afloramiento y para lo que se ha adoptado la metodología Evade (Evaluating Value Added Duty Economy) a las estadísticas de la Agencia Estatal de Administración Tributaria y del Instituto Nacional de Estadística.
Medios de pago que dejan rastro
En efecto –mantiene el informe de Esade–, hay dos razones que explican los residuos impositivos positivos en las ecuaciones de García Miralles y Martínez Pagés. Y uno de ellos es la consecuencia de la inflación en la recaudación del IRPF, lo que se conoce como progresividad en frío, y lo que probablemente esté infracalculado. Y la otra razón es la reducción de la economía
sumergida, debida, entre otras razones, a la mayor utilización de medios electrónicos, que dejan rastro, y la correlativa reducción del efectivo. Un fenómeno general a todo el sistema fiscal –sostiene–, «pero nos hemos centrado para su explicación en el IVA».
El resultado de este estudio esclarece que el porcentaje del consumo de hogares que tributó IVA en ese periodo creció entre seis y siete puntos sin que hubiese variaciones significativas de la normativa, «algo que solo puede explicarse por afloramiento», sostiene el informe de Esade.
Además, este incremento de las bases sometidas a control –añade el trabajo de De la Torre– llevó a un aumento de la recaudación del IVA de unos 6.000 millones de euros anuales tanto en 2022 como en 2023, de lo que se deduce, simplemente, que «controlar el fraude, debido fundamentalmente a la mayor utilización de medios de pago que dejan rastro –apunta el director de EsadeEcPol–, ha dado más de 6.000 millones de euros al año sólo en el IVA, menos que la inflación, pero mucho más que otro tipo de medidas fiscales, y lo ha hecho de forma mucho más justa».
Para explicar qué puede haber ocasionado este mejor cumplimiento fiscal, Esade hipotetiza que durante la pandemia se habrían
producido cambios sociales (posiblemente también derivados, al menos en parte, de la normativa anti-fraude) que llevaron a «aumentar los pagos con tarjeta, disminuyendo el porcentaje de transacciones en efectivo, que, por otra parte, no están igualmente controladas por la Agencia Tributaria».
Para abundar en esta hipótesis, Esade también ha utilizado parte de los datos de pequeñas transacciones del Banco de España en este periodo 2019-2023, distinguiendo entre pagos de ventas con tarjeta y retiradas de efectivo en cajeros automáticos. Y ahí es donde el estudio observa que, en efecto, se dio «un aumento significativo del porcentaje del consumo pagado con tarjeta de crédito, que está sometida a un mayor control que el efectivo». Adicionalmente –apunta De la Torre a este diario–, «las retiradas de efectivo apenas crecen en el mismo periodo, pese incluso a la inflación».
En el corolario del estudio, Esade concluye su trabajo con una serie de recomendaciones que pasan por utilizar este incremento tributario, producto en parte por la reducción de la economía sumergida, en la reducción del déficit público o en la reducción de impuestos, sin olvidar que los fraudes a Hacienda son cada vez más sofisticados, y por tanto, no hay que bajar la vigilancia, ya que, como dice Francisco de La Torre, «pagar impuestos es la mejor lucha antifraude».