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Economía

El déficit contributivo de la Seguridad Social alcanza ya los 30.000 millones de euros

Así lo indican las conclusiones del Informe de Pensiones y Protección Social de la Universidad de Valencia

El déficit contributivo de la Seguridad Social  alcanza ya los 30.000 millones de euros

Elma Saiz, ministra de Seguridad Social. | Europa Press

El déficit contributivo de la Seguridad Social ha experimentado un nuevo repunte en el tercer trimestre del año. Se eleva respecto al anterior trimestre al 1,91% del PIB, mientras que el déficit por operaciones no financieras sube al 0,59% del PIB tras el tercer trimestre de 2024. Así lo confirma el último estudio realizado por el Grupo de Investigación en Pensiones y Protección Social de la Universidad de Valencia, a través de su Observatorio sobre el sistema público de pensiones. Destaca además que este indicador, el del déficit contributivo, arrojará en la suma de datos agregados la sostenibilidad o no de la última reforma de pensiones.

El déficit anual contributivo es el resultado de introducir ajustes en los ingresos y gastos por operaciones no financieras, para excluir los ingresos y gastos no contributivos y las transferencias internas entre organismos de la Seguridad Social. Se sitúa en estos momentos en 29.856 millones de euros, es decir, un 1,91% del PIB, frente al déficit anual del 1,88% del trimestre anterior y al 1,83% de hace un año, con un déficit de unos 3.000 millones de euros menos que en el actual trimestre.

Esta evolución se debe -explica a THE OBJECTIVE Enrique Devesa, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universitat de València, actuario de Seguros por la Universidad Complutense de Madrid y uno de los autores de este estudio- «a que el dato anual de ingresos contributivos, que no tiene en cuenta las transferencias del Estado ni las cotizaciones por cese temporal, ha registrado un aumento de 3.274 millones de euros, mientras que los gastos contributivos, que no incluyen la prestación por cese temporal, han aumentado en 4.093 millones de euros, respecto al dato anual del trimestre anterior».

Cuadro de los saldos anuales de la Seguridad Social, desde el tercer trimestre 2023 hasta este el segundo trimestre de 2024. | Fuente: Serie Estudios de Actualidad de la Universidad de Valencia

Ambos tipos de déficit -es decir, el saldo por operaciones no financieras y el saldo contributivo-, aclara Devesa, «tendían a igualarse en el último trimestre de cada año desde que en 2013 se completó la financiación de los complementos a mínimo con transferencias del Estado, aunque en los trimestres intermedios del año aparecían diferencias por los distintos calendarios de dichas transferencias». En cambio, a partir de 2018, ambos déficits han empezado a divergir, siendo mayor el déficit contributivo, por la introducción de transferencias del Estado para financiar gastos contributivos, las cuales son ingresos por operaciones no financieras, pero no son ingresos contributivos.

Un saldo orientativo

Esta divergencia se acusó en 2020 debido a las transferencias extraordinarias para paliar los efectos de la covid-19. A partir de 2023, y siguiendo la primera recomendación del Pacto de Toledo, se ha consolidado la diferencia entre ambos tipos de déficit por la política de financiar una parte de los gastos contributivos, los llamados gastos impropios, con transferencias del Estado. No obstante, el saldo contributivo es más homogéneo y orientativo de la tendencia estructural de las cuentas del sistema de Seguridad Social.

Lo cierto -señala este estudio- es que la evolución de los ingresos y gastos contributivos está claramente condicionada por la de sus principales partidas. Es decir, por las cotizaciones sociales en ingresos y las pensiones contributivas en gastos.

Post de Rafael Doménech, jefe de Análisis Económico de BBVA Research y catedrático de Economía de la Universidad de Valencia.

El peso del MEI

Las cotizaciones sociales, sin cese temporal de trabajadores autónomos, ya explican el 99% de los ingresos contributivos. Así lo señala este estudio realizado por el grupo de investigación Pensiones y Protección Social, formado por investigadores de la Universidad de Extremadura y de Valencia, consagrado tanto al análisis de la solvencia del sistema de pensiones público, como al estudio y rediseño de la prestación de desempleo, sin dejar de lado el análisis comparativo de los sistemas complementarios de previsión social.

De hecho, este porcentaje de cotizaciones ha ido creciendo hasta 2023 debido a la disminución de los intereses del fondo de reserva, pero con la introducción del MEI (Mecanismo de Equidad Intergeneracional), cuya recaudación debe destinarse al fondo de reserva, esos intereses han empezado a ganar protagonismo de nuevo y es previsible que su peso en los ingresos contributivos aumente, aunque de forma ligera, disminuyendo, por lo tanto, el peso de las cotizaciones sociales.

De otro lado, las pensiones contributivas, sin el complemento a mínimo, explican el 87,1% del gasto contributivo. Y es que volumen de pensiones contributivas crece en función del aumento del número de pensiones contributivas y de la pensión media y ésta, a su vez, evoluciona según la suma de la revalorización de las pensiones y otros factores, sobre todo el efecto sustitución.

El indicador del déficit contributivo

A modo de conclusión, señala el estudio de la Universidad de Valencia, «estamos en un año de entrada en vigor de varias medidas aprobadas en años anteriores y que afectarán de distinta forma al déficit». Entre ellas, cabe citar el aumento de la edad legal de jubilación en otros dos meses, aumento de 0,1 puntos del tipo de cotización del MEI, incremento de la base máxima de cotización de 1,2 puntos por encima de la inflación y revalorización adicional de las pensiones mínimas y no contributivas.

A estas medidas se suma la consolidación de las que entraron en vigor en 2022 y 2023: nuevos coeficientes reductores por jubilación anticipada, cambios en la jubilación demorada, revalorización según el IPC, etc. Aunque es prácticamente imposible separar el efecto de cada medida, las cifras agregadas del déficit contributivo en términos de PIB a final de año, en comparación con el del año 2021, serán un indicador del efecto conjunto de la última reforma de pensiones.

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