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Los bandazos de BBVA: de renegar de las cajas catalanas al órdago por el Sabadell

La entidad ha cambiado constantemente de versión sobre su política de compras de bancos tradicionales

Los bandazos de BBVA: de renegar de las cajas catalanas al órdago por el  Sabadell

El presidente de BBVA, Carlos Torres | Europa Press

La estrategia de BBVA ha sido un bandazo constante desde hace mucho tiempo. Es cierto que los momentos cambian, pero la línea de medio y largo plazo de la entidad vasca ha estado marcada por las contradicciones, los giros en la dirección a seguir y algunos arrepentimientos destacados. En muchos casos provocados por la presión que ejerce el mercado.

En los últimos años los inversores han estado reclamando a la cúpula una visión clara sobre el futuro y la necesidad de que llevara a cabo una operación de adquisición para reducir su exposición a los países emergentes. Y el Sabadell siempre estaba en las prioridades de los expertos y analistas. Hace algo más de año y medio, el hartazgo fue más que patente, porque los mensajes que trasladaban sus principales directivos eran completamente opuestos y diferentes. Y cada vez las opiniones eran distintas.

En otoño de 2022 el presidente de BBVA, Carlos Torres, salió a defender públicamente al consejero delegado Onur Genç ya que por entonces había voces que apuntaban a un distanciamiento entre ambos por el camino que debía tomar el banco para crecer y ser más rentable. En aquella ocasión y de manera tajante el máximo responsable del grupo señaló que veía muy complicado que se embarcara en una fusión con otra entidad debido a que «los esfuerzos de integración no merecen la pena». Días antes su número dos decía lo contrario. Ahora, en cambio, ha decidido apostar contra viento y marea por sacar adelante una oferta pública de adquisición de acciones por el Sabadell de manera hostil, lo que complica aún más el escenario dibujado en octubre de hace dos ejercicios.

Desde que en 2020 BBVA rompiera las negociaciones con el banco catalán para explorar una operación corporativa los dos principales responsables han abierto y cerrado las puertas a procesos de compra como el actual, contradiciéndose en multitud de ocasiones. A finales de 2021, con motivo de la presentación de un nuevo plan estratégico, Torres abrió la posibilidad de emprender de nuevo conversaciones con el Sabadell, algo que posteriormente fue negado por él mismo, aunque el consejero delegado sostuviera más de una vez que esa vía estaba entre las opciones que manejaba el banco.

En los últimos meses todo parecía, a tenor de las declaraciones, que la hoja de ruta de BBVA estaba enfocada al crecimiento orgánico -es decir, puramente del negocio- y que sólo iba a crecer mediante la entrada en países maduros con el lanzamiento de una entidad propia digital, como lo ha hecho en Italia. De hecho, la cúpula estaba insistiendo en que en unos o dos años se plasmaría este proyecto en uno o dos países más, en función de las oportunidades.

Con anterioridad al primer acercamiento al Sabadell, el grupo vasco había ya mostrado vaivenes en su estrategia, llegando incluso a señalar que se arrepentía de haberse adjudicado Catalunya Banc -conglomerado formado en la pasada crisis por tres antiguas cajas catalanas-. En 2018, meses antes de que el anterior presidente, Francisco González, anunciara su marcha adelantada, renegó de esa decisión señalando que «probablemente hoy tampoco hubiera comprado Catalunya Banc, ya que las cosas han cambiado mucho». En dicha fecha el consejero delegado era Torres y BBVA estaba centrado en su plan de transformación digital, por lo que descartaba cualquier adquisición de un banco tradicional con muchas sucursales.

Antes de la crisis financiera de 2008, BBVA se aventuró a la conquista de China, un proyecto que fracasó y que tuvo que abandonar con cuantiosas pérdidas. Su salida del gigante asiático fue compensado con su apuesta por Turquía en 2010, donde ha ido aumentando su presencia. En 2020, tras romper las negociaciones con el Sabadell, elevó su participación en Garanti del 50% al 86%.

Ahora, aunque fuentes oficiales de la entidad señalan «esta apuesta sigue siendo firme», el grupo vasco baraja deshacerse de la filial otomana para conseguir fondos con los que poder mejorar su opa hostil por el Sabadell si percibe la posibilidad de fracasar en su ofensiva, tal y como ha informado THE OBJECTIVE. Hay que tener en cuenta que a día de hoy, debido al rally bursátil de Garanti, BBVA acumula plusvalías latentes de más de 2.000 millones. Un dinero que podría elevar sus ratios de capital para elevar la ecuación de canje propuesta a los accionistas del banco catalán o, incluso, ofrecer una parte en efectivo.

El abandono de Turquía supondría un nuevo giro de 180 grados en su estrategia, pero dejaría de depender tanto de un mercado tan volátil e incierto, atando además el apoyo del BCE a su opa hostil por el Sabadell. Una operación que rechaza de plano el Gobierno y que podría complicarse con un veto a la posterior integración que pretende materializar BBVA con el fin de obtener el máximo de ahorros de costes.

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