El país de la siesta no es España, es Japón
Las empresas japonesas están encantadas de permitir a sus empleados dormir un rato en el trabajo porque así son más productivos
¿Serías más productivo si te dejaran echarte la siesta en el trabajo? Cuando uno formula esta pregunta, lo primero que genera es escepticismo, aunque enseguida la cuestión comienza a generar comentarios. Hay quienes no ven viable echar una cabezada en el trabajo porque son incapaces de dormir solo un rato, porque no lo pueden hacer en otro contexto que no sea su hogar o porque piensan que al despertar lo que menos les va a apetecer será volver al trabajo.
Sea como fuere, el país de la siesta no es España, al menos de las siestas retribuidas, sino Japón, donde no solo se permite y se favorece que los empleados se tomen esa pausa, sino que además está muy bien visto por las empresas porque consideran que de esa manera los trabajadores resultan mucho más productivos.
Jornadas interminables
La siesta española parece haber quedado más para los días libres que para los laborables, mientras que en Japón ir muerto de sueño a la oficina tiene el aliciente de poder dormir un poco tras unas horas de trabajo y retomar la jornada en teoría renovado. La siesta en Japón lleva décadas consolidada y se conoce como inemuri, que viene a significar «pausa de descanso».
Bien es cierto que en el País del Sol Naciente las jornadas laborales de ocho horas suelen ser una utopía. Se prolongan mucho más del horario que se marca en occidente, y eso es un plus para permitir que los trabajadores se echen la siesta. La media laboral en Japón supera las trece horas diarias por apenas seis de sueño y en estas condiciones que aparezca el cansancio es del todo normal.
Karoshi, el trabajo mata en Japón
Esas jornadas de trabajo tan extensas no solo provocan cansancio, también estrés, ansiedad y que decaiga la salud peligrosamente. Trabajar más horas de las que la mente y el cuerpo pueden aguantar tiene graves consecuencias y, de hecho, el exceso de trabajo es el causante de más de dos mil muertes al año en Japón, donde le han puesto nombre a tal desgracia: karoshi.
Se trata de algo heredado de los tiempos en que los nipones trabajaban a destajo para levantar el país tras la Segunda Guerra Mundial, que para ellos resultó nefasta. Los japoneses trabajaban sin parar y eso cuajó hasta convertirse en una costumbre arraigada que depara verdaderos adictos al trabajo. Los nipones llaman karoshi a morir por exceso de trabajo, siempre que el fallecido haya realizado más de cien horas extra el mes anterior. Ese es el requisito para incluir el fallecimiento bajo la denominación de karoshi.
Malos hábitos
Los japoneses, además, apreciaron que trabajar más de 40 horas semanales suponía incrementar el riesgo de sufrir un infarto, pero eso tampoco les ha echado atrás para trabajar en exceso. Eso sí, la carga de horas de trabajo y la falta de sueño puede degenerar en la adquisición de malos hábitos, como hacer uso del alcohol y las drogas.
Por esta razón, las empresas de Japón han tratado de encontrar una solución que pudiera paliar en parte tanto exceso de trabajo, y lo que se les ocurrió fue la siesta. Los japoneses son entusiastas de muchas costumbres propias de España, como bailar y cantar flamenco o asistir a espectáculos taurinos, pero que hayan adoptado la siesta es algo con lo que no contábamos. A las empresas también les supone un alto coste apostar por la siesta, pero la productividad de los trabajadores, aseguran, es mucho mayor y es «la única forma de asegurarla».
Como mucho media hora
Ocurre también que hay empresas japonesas que se toman la siesta mucho más en serio que otras y habilitan espacios específicos, incluso insonorizados y aromatizados, donde no se permiten dispositivos electrónicos de ningún tipo; mientras que otras permiten dormir pero en el mismo puesto de trabajo, lo cual puede no resultar fácil. Se valen de hamacas plegables que guardan a sus pies o duermen como pueden apoyados en su propia mesa.
Según la Sanidad japonesa, «dormir la siesta en el trabajo tiene muchos beneficios para los trabajadores» porque les permite desconectar momentáneamente y recuperar la energía de cara al resto de la jornada laboral. Además, asegura que mejora el humor y la predisposición al trabajo, mejora la creatividad y la memoria «hasta un 40%» y evita enfrentamientos entre compañeros. Eso sí, las siestas en el país asiático no son como las de algunos españoles, que se prolongan por espacio de varias horas e incluso requieren de pijama. En Japón, las compañías permiten dormir generalmente entre 20 y 30 minutos, lo cual a algunos en España seguro que les parece muy poco, pero se justifica en que más tiempo de sueño conllevaría la necesidad de emplear luego «más minutos para desperezarse».