Esta es la mejor crema hidratante para pieles sensibles
Con la llegada del verano el protector solar también pasa a ser un imprescindible en la rutina de cuidado facial de todas las personas
La piel atópica es una enfermedad inflamatoria crónica no contagiosa, caracterizada por la sequedad de esta, lo que da lugar a su escamación e irritación y provoca síntomas molestos. En su origen pueden intervenir tanto factores genéticos como ambientales o inmunológicos. Esta patología aparece en forma de brotes y alterna los síntomas más intensos con otros relativamente más leves como la sequedad, la sensibilidad y el picor.
Al ser pieles muy sensibles necesitan un cuidado especial y la compañía Green Cornerss está empezando a revolucionar este ámbito. Sus productos están formulados con componentes de origen vegetal, por lo que tienen numerosas propiedades hidratantes, emolientes, calmantes y antiinflamatorias. Todo esto ayuda a aliviar la picazón al instante y de forma prolongada.
Las propiedades que contienen estos productos también ayudan a las personas que tienen pieles normales. «Cualquier persona, independientemente del tipo de piel que posea y su edad, puede usar los productos de Green Cornerss en su día a día, obteniendo los mismos beneficios que buscan las personas que sufren de piel atópica, para las cuales están destinados principalmente nuestros productos», ha explicado la farmacéutica de la compañía, Raquel Arce, al Instituto Español de Formadores en Salud.
Además, estos productos también son aptos y eficaces para los bebés, como han constatado los tests pediátricos realizados por la compañía. «Nuestros productos se diferencian de otros que se encuentran en el mercado no sólo por su alto contenido en activos naturales, que los hace especialmente únicos, sino por su alta eficacia. Con una aplicación única se obtienen los mismos objetivos que con el tratamiento base de los eccemas, es decir, los ‘famosos corticoides’, pero en un tiempo menor», ha desarrollado Arce.
Las mejores cremas faciales para el verano
Cuando empiezan a subir las temperaturas las piel también lo nota; es normal sentir que está más áspera, lo cual tiene dos razones. La primera, al aumentar el calor se pierde agua a través de la dermis, lo que hace que el cutis se sienta seco y tirante. A esto hay que añadir el efecto del aire acondicionado, que reseca las células superficiales de la piel. Por tanto, lo primero que hay que hacer es buscar una crema que actúe como barrera y contenga la pérdida de agua. Además, debería incorporar activos emolientes para que la hidrate y la mantenga elástica.
No obstante, estos dos principios no son suficientes: «En verano, además, las cremas hidratantes faciales deben tener una textura ligera para que se absorban más fácilmente y resulten más confortables, por eso los geles y las fórmulas con fase externa acuosa son las más idóneas». Así lo ha explicado la licenciada en Farmacia y directora del centro Felicidad Carrera, Leticia Carrera, a Elle.
La esteticista Carmen Navarro secunda esta opinión. Además, aconseja dejar de lado las cremas ricas en lípidos y untuosas para estas fechas: «En verano la piel tiene que respirar, y como en esta época se incrementa el metabolismo celular, no hay que obstruirla ni sobrecargarla».
La importancia de proteger la piel frente a los rayos UVA
Junio, julio y agosto son sinónimo de mucha exposición al sol, lo cual tiene sus consecuencias. Los rayos UVB y UVA acaban con los aceites naturales de la piel y favorecen el envejecimiento cutáneo. De esta forma, es importante elegir una crema de verano que contenga antioxidantes: «Este activo es básico en esta temporada, porque neutraliza los radicales libres, unifica el tono y aporta vitalidad. Además, mejora la síntesis de colágeno y elastina, necesarios para conservar la elasticidad de la piel».
Además, hay que tener en cuenta que el sol va a ser el factor más persistente durante estos meses. Por ello, lo conveniente es que tengan una formulación que sea refrescante para minimizar el eritema que provoca la exposición al sol. Este es una lesión cutánea caracterizada por el enrojecimiento de la piel, que puede ser tanto limitado en una zona como extenso, provocado por una vasodilatación. Las quemaduras solares son un ejemplo de esto.
Está claro que el protector solar es un imprescindible en el día a día, pero no sólo en verano. Hay que usarlo los 12 meses del año para darle la máxima protección posible a la piel. Pero esto no les lo único. El aftersun para después de tomar el sol también es básico, ya que el cloro y la sal del mar también influyen en el desequilibrio de la piel, por lo que hay que cuidarla con mayor persistencia.