Técnicas efectivas para que los niños tomen menos azúcar
Es importante prestar atención a los etiquetas de los productos para ver qué ingredientes llevan
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha vuelto a poner el foco en la alimentación de los niños. En concreto, la nueva recomendación publicada invita a adoptar políticas «más estrictas» para que la publicidad sobre alimentos insanos para este grupo poblaciones esté regulada de forma «obligatoria».
La idea tras este comunicado es evitar la mercadotecnia de la alimentación infantil. Esta lleva a los niños a elegir alimentos y bebidas no alcohólicas con alto contenido de ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, azúcares libres y/o sal. El exceso de azúcar es una de las cosas que más preocupan a los organismos que velan por la salud. Está relacionado con un gran número de problemas como sobrepeso, caries, diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer e incluso alzhéimer.
Este tipo de alimentación es algo que empieza desde muy pequeños. Esto es algo que también respaldan los datos, que muestran que muchos niños españoles consumen demasiados azúcares añadidos. En concreto, entre los 9 y los 12 años, un 41,8% consumen más azúcares añadidos de los que recomienda la OMS. Por ello, seguir una serie de hábitos es esencial para garantizar que los niños tengan una dieta equilibrada.
Prestar atención a las etiquetas
Es importante analizar la lista de ingredientes y la composición nutricional de las etiquetas en todos los alimentos elaborados. Pero esto es aún más importante si los destinatarios son niños. Esto es algo de lo que hay que tener en cuenta:
- Cuando la composición nutricional contiene la expresión «hidratos de carbono, de los cuáles azúcares…» es importante que estos no superen los 5 gramos por cada ración de 100 gramos.
- En caso de que la etiqueta sólo haga referencia a los hidratos de carbono, sin especificar los azúcares, hay que tener en cuenta la lista de ingredientes. En este sentido, hay que evitar los productos que presenten algún tipo de azúcar en las primeras posiciones: azúcar, azúcar de caña, azúcar invertido, melaza, sucrosa, fructosa, dextrosa, maltosa, levulosa, jarabe de maíz o de glucosa, etc.
- También hay que tener muy en cuenta las etiquetas de productos que no son dulces, como el ketchup o las salsas para ensaladas.
También es bueno probar, en las recetas en casa, el ir reduciendo poco a poco la cantidad de azúcar. De esta forma los niños irán acostumbrando poco a poco el paladar a la falta de este dulzor. En total, un niño no debería consumir más de 15 g de azúcar añadido al día.
Evitar las bebidas azucaradas
Los refrescos y los zumos están entre las principales fuentes de azúcares añadidos. Un vaso de 250 ml puede contener hasta 25 gramos de esta, lo que está muy por encima de cualquier recomendación. Si el niño está acostumbrado a tomar este tipo de bebidas, lo mejor es ir reduciendo su consumo poco a poco. Es importante no darles la categoría de «premio» para los días especiales, ya que esto contribuirá al refuerzo positivo.
En este sentido, no hay que olvidar que la mejor bebida para un niño es el agua. Una forma de hacerla más atractiva es añadirle algunas gotas de zumo o algunas rodajas de fruta que le den sabor. También es una buena forma el hacer infusiones de frutas o de diferentes plantas aromáticas. Por último, el agua de coco pura, sin ningún edulcorante, también es una muy buena opción.
Tomar muesli en vez de cereales de desayuno
La mayoría de las marcas comerciales de cereales del desayuno y similares tienen unas dosis excesivas de azúcar. Una alternativa son los copos de avena finos, que es posible acompañar con plátanos, uvas pasas e incluso cacao. Este muesli no sólo es un desayuno saludable sino que también aportará mucha energía.
Ofrecerles alternativas sin azúcar que también estén ricas
La merienda a media tarde es uno de los momentos críticos en cuanto al consumo de azúcar. En vez de recurrir a la bollería, el chocolate o las galletas, es mejor optar por alguna de las siguientes opciones:
- Frutos secos (nueces, almendras y anacardos sin tostar, semillas de calabaza).
- Frutas frescas o pequeñas cantidades de frutas desecadas.
- Pan de pita integral con patés vegetales (hummus, olivada, etc).
- Palitos de zanahoria con crema de cacahuete sin azúcar.
- Tomates cherry.
- Batido de aguacate con leche de almendras sin azúcar añadido.
- Un poco de chocolate (30 g) con un 70-85% de cacao.
- Leche de soja o avena con una cucharadita de cacao puro.
- Chips de verduras desecadas.
- Palomitas de maíz.
- Batidos caseros de frutas y verduras con la pulpa.
- Yogur natural de soja con trocitos de manzana o plátano, alguna pasa y canela.