Bezos va al espacio y tú compras jabón sólido
«Bezos en el espacio y tú comprando jabón sólido, pensé yo, como muchos que nos hemos creído eso del compromiso individual con las tres R y que en realidad no tenemos claro que sirva de mucho, pero en fin algo hay que hacer»
El calor extremo ha desatado una serie de incendios en Grecia y Turquía que están consumiendo hectáreas de árboles y obligando a la gente a abandonar sus casas y salir con lo puesto. Es una de las consecuencias del calentamiento global con las que los expertos llevan años alertando. Se ha publicado un nuevo informe que confirma varias cosas, de algunas apenas quedaban dudas, como la responsabilidad humana en el calentamiento global. Las consecuencias de que siga aumentando la temperatura ya las sabemos, y algunas las hemos visto ya: lluvias torrenciales, fenómenos extremos; y otras nos las imaginamos y las hemos visto en la ficción.
Hace unas semanas, Jeff Bezos voló al espacio, durante 11 minutos en una nave fálica. Para algunos, es un nuevo camino de negocio, turismo espacial; para otros son millonarios fardando y compitiendo; otros ven exploraciones a otros planetas para cuando la vida en este sea imposible. A lo mejor es solo cumplir un deseo infantil, lo cual cuando se hace en público y se presenta como un gran acontecimiento para la humanidad resulta un poco ridículo. Bezos en el espacio y tú comprando jabón sólido, pensé yo, como muchos que nos hemos creído eso del compromiso individual con las tres R y que en realidad no tenemos claro que sirva de mucho, pero en fin algo hay que hacer.
Una de las cosas importantes del Informe publicado ayer, y sobre la que hay que hacer hincapié, es que no está todo perdido, y aunque algunos de esos cambios son ya irreversibles y vamos con años de retraso, todavía tenemos un cierto margen de maniobra. Para eso hay que reducir drásticamente las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero. Más o menos sabemos lo que tenemos que hacer: reducir el consumo de carne, usar el transporte menos contaminante (mejor el tren que el avión, mejor el transporte público que el coche o el taxi, mejor la bici que la moto) y hacer lo que esté en nuestra mano a nivel individual. Quizá así, si los ciudadanos damos ejemplo, puede que los políticos se pongan manos a la obra y se comprometan y, por ejemplo, a invertir dinero en mejorar las infraestructuras del ferrocarril en España en lugar de en aeropuertos, o puede que entonces incluso el presidente del Gobierno no afee el gesto a su ministro el día que acierta al decir que hay que reducir el consumo de carne roja, o que en lugar de perdonar los impuestos a las eléctricas para que podamos pagar la factura de la luz se decida apostar de una vez por energías renovables y limpias. Debe de ser el calor, que me hace delirar.