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Con Iglesias hemos topado

«Carmen Iglesias es una pensadora liberal de la mejor tradición europea y tiende a creer en el peso definitivo del carácter sobre el destino en su último ensayo»

La peseta cultural

La presidenta de la Academia de la Historia, la catedrática Mª del Carmen Iglesias Cano. | RAH

  • Félix de Azúa (Barcelona, 1944) es escritor, doctor en Filosofía y catedrático de estética. En junio de 2015 fue elegido miembro de la Real Academia Española.

Algunos ensayos llevan expuesto, desde el título, su contenido más íntimo. En su último libro, Carmen Iglesias pone en el dintel de la portada este juicio El carácter es el destino (La esfera de los libros), uniéndose a la larguísima lista de aquellos que han tratado sobre este asunto y que van desde Polibio y Heráclito hasta Walter Benjamin y Rafael S. Ferlosio.

Primero les resumo el libro, antes de entrar en el problema. Ha reunido aquí Iglesias, una de las estudiosas más comprometidas con el destino de las mujeres en España y directora de la Academia de la Historia, un conjunto de artículos que tratan de asuntos contemporáneos como la libertad del individuo en la comunidad, o el estudio de las humanidades en España; más otros artículos sobre figuras concretas, sean lejanas como Rousseau, o cercanas como Mario Onaindia. Podríamos decir que son asuntos históricos y asuntos biográficos. O más sencillamente asuntos de destino y asuntos de carácter.

La importancia de un pensamiento contemporáneo de impecable trayectoria, como el de la autora, nos invita a perseguir esa pregunta que forma parte de la civilización occidental desde su inicio. ¿Es nuestra vida el resultado del carácter con el que nacemos y que determina nuestros actos? ¿O es más bien el encadenamiento de los sucesos lo que va formando una trama inexpugnable que acaba por someter nuestra vida? A lo largo de casi treinta siglos ha habido quien ha creído sentirse determinado por su carácter y no poder librarse de él, pero también quien ha sido «el fruto de las circunstancias» y así lo reconoce.

Muchos pensarán que ni lo uno ni lo otro y que posiblemente todo sea más bien una mezcla, un híbrido, una suma de ambas posibilidades, del yo y de sus circunstancias. Sin embargo, desde el punto de vista del análisis, esa posibilidad es infrecuente. En la interpretación de los acontecimientos de la historia, que es la materia de Carmen Iglesias, o bien uno está por la determinación del destino (como Polibio o Hegel), o por la determinación del carácter (como Heráclito y los cronistas). Iglesias es una pensadora liberal de la mejor tradición europea y tiende a creer en el peso definitivo del carácter, como su título indica.

No obstante, la disyuntiva es de muy difícil decisión. ¿Cuánto determina a la figura histórica del gran Francisco Tomás y Valiente que fuera asesinado por ETA? ¿Cuánto peso tiene el carácter tenaz, obsesivo, infatigable, de Mario Vargas Llosa en su carrera literaria? Sólo cito dos personajes de los muchos que trata el libro.

«No puede haber una suma de ambos. De ahí que Iglesias elija el carácter en buena ley liberal y contraria al determinismo histórico»

Es un asunto peliagudo que, a mi modo de ver, analizó con su habitual maestría Rafael S. Ferlosio en un largo apéndice a su libro God & Gun que puede leerse en el tercer tomo de sus ensayos reunidos por Editorial Debate. Es uno de sus mejores ensayos y resulta sumamente esclarecedor. Como no puedo dar cuenta de su contenido, sólo resumo la conclusión.

El carácter no está atado por la concatenación de un argumento, de unos sucesos causales. Por ejemplo, los personajes de cómic, como Homer Simpson o Superman, actúan siempre de la misma manera y sus aventuras varían sólo para poder mostrar que su carácter es inmutable. Por el contrario, el destino depende de la organización lógica de los hechos, como en la Historia Universal hegeliana o marxista. No puede haber, por lo tanto, un híbrido o suma de ambos. De ahí que Iglesias elija el carácter en buena ley liberal y contraria al determinismo histórico.

Hay, de todos modos, un elemento en Ferlosio, extremadamente interesante y es el caso de Don Quijote. Una vez separadas las narraciones argumentales (novelas, teatro, fábulas) según el carácter y según el destino -y aquí cada cual puede elegir si Conrad se inclina por el destino, pero Proust por el carácter, por ejemplo-, expone Ferlosio el caso de don Quijote que es un maravilloso ejemplar único de carácter determinado por una voluntad de destino. Como siempre, Ferlosio consigue rizar el rizo o dar otra vuelta de tuerca. Y para aquellos que se animen a leerlo, el libro de Carmen Iglesias puede resultar una excelente introducción.

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El carácter es el destino: Historia, ideas y maestros
Carmen Iglesias
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8 comentarios
  1. SUASORIAE

    Touché. Gracias.

    PERO.

    Un caveat. Hay que delimitar necesariamente si se habla del carácter individual (Napoleón solo cambió Francia) o del “carácter de los pueblos”, concepto opaco e impreciso, supuestamente constante en el tiempo y que parece comprender elementos genéticos, étnicos, culturales, antropológicos y sociológicos (¿y generacionales?) en una mezcla heterogénea y acientífica incompatible con ningún análisis que no sea un puro juego literario, un mero pasatiempo intelectual o una concesión a los prejuicios, sesgos y tópicos superficial y convencionalmente admitidos de manera informal.

    El carácter disciplinado, la inteligencia, el nivel cultural y la voluntad férrea de los alemanes les prometían un imperio de mil años (afortunadamente…, aunque el “carácter” era muy prometedor, algo falló). Siglos antes, el pragmatismo, la capacidad organizativa y operativa, la ambición y un estado esclavista llevó a Roma a pensar algo parecido…, siendo los germanos los bárbaros por excelencia y, finalmente, los que “heredaron” el imperio construido por Roma: también falló algo en su carácter.

    El propio Hitler, que consideraba a los ingleses un pueblo de jardineros (a veces los ignorantes que elaboran prejuicios de sorprendente éxito)… se topó con Churchill, después de haber mangoneado a Chamberlain: ambos británicos… y providencialmente opuestos.

  2. Libe_Aldecoa

    Gracias.

  3. Facil

    ¿Podría haber imaginado Felipe II que el destino del imperio español sería, en el año 2024, una España saqueada, destruida, dividida, cómo no, por un gobierno social-comunista-racista-separatista-bildutarra? ¿Es invariable el carácter de los españoles para determinar su destino histórico? Pues parece que no. No existe el carácter de los pueblos, como afirman los holistas, los marxistas. Existen los millones de individuos, sus millones de relaciones diarias y las millones de circunstancias que a diario concurren e influyen. No hay un fatal destino . Y no hay un factor exclusivo que lo determine. Ese es el misterio de la vida. Y el futuro siempre será el presente del pasado, como diría Popper.

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