THE OBJECTIVE
Teresa Viejo

Negro sobre blanco

Vivimos en la sociedad del “todo vale” para conseguir un objetivo y esa falta de rigor me lleva a hablar de imágenes como esta, aunque no sea ni de lejos la más importante de un día que amaneció con resaca catalana para enseguida vestirse de duelo con los colores más estridentes que encontró en el armario, ya que no se podía homenajear al genio Bowie envuelto en un insulso gris. Era ahí, en la anodina gama de ellos, donde se deslizaba una noticia fichada lejos y, por tanto, fuera de nuestras inquietudes cotidianas. ¿A quién pueden importarle unas pastillas para blanquear el color de la piel cuando en España seguimos tostándonos al sol en pleno invierno?

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Negro sobre blanco

Vivimos en la sociedad del “todo vale” para conseguir un objetivo y esa falta de rigor me lleva a hablar de imágenes como esta, aunque no sea ni de lejos la más importante de un día que amaneció con resaca catalana para enseguida vestirse de duelo con los colores más estridentes que encontró en el armario, ya que no se podía homenajear al genio Bowie envuelto en un insulso gris. Era ahí, en la anodina gama de ellos, donde se deslizaba una noticia fichada lejos y, por tanto, fuera de nuestras inquietudes cotidianas. ¿A quién pueden importarle unas pastillas para blanquear el color de la piel cuando en España seguimos tostándonos al sol en pleno invierno?

Ojo que aquí anda el error. El objeto de ese anuncio nos trae al pairo a nuestra raza caucásica que, a pesar de los matices cetrinos del Mediterráneo, sigue obsesionada con que la piel bronceada luce más que la blancuzca; pero no debería ser indiferente el racismo de su envoltorio. Que las sociedades vendan una determinada estética entra dentro de lo normal: en Brasil las mujeres anhelan el culo de Kim Kardashian -supongo que los hombres también- cuando en Europa nos parece de proporciones ridículas; en cambio pasar de la talla 90 aquí es un afán que en China no comparten. Los patrones estéticos son volubles y lícitos. Denostar a una raza por su aspecto, NO. Y entre ambos conceptos se levantan límites en apariencia sutiles que no deberíamos dejar pasar. “Siendo blanca, vencerás” es el deplorable slogan que ilustraba la piel de una misma mujer sonriente con su piel clara y con gesto adusto en el retrato burdamente oscurecido.

Si la desgraciada realidad cumple esa frase no puede refrendarse mediante la publicidad, en lugar de condenarse. Hoy había más noticias, cierto, pero esta escocía.

 

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