A un paso del fin
«Mañana es la primera oportunidad desde 2018 para mostrar una mínima existencia pública como ciudadanos libres de este país»
¿Qué nos jugamos mañana? Algunos empleados de Sánchez ya están maullando que lo de mañana no tiene importancia, que sólo se trata de unas municipales y autonómicas, que lo bueno vendrá en diciembre. No es verdad.
Lo de mañana es esencial porque es la primera vez desde hace cinco años que podemos votar algo que exponga una idea pública sobre la aportación socialista al bienestar español. Y esa aportación ha sido la nada, el odio, el cero, la ruina y el expolio. España está mucho peor que antes de la aparición de Sánchez.
Que de pronto, como en un sueño interrumpido, asome la figura de la justicia señalando con un dedo a un gobierno infame, es de suma importancia, aunque en diciembre nos juguemos mucho más. Es un aviso, pero alguien con tan escaso equilibrio como Sánchez puede tambalearse a poco que le roce una hoja de roble. Seamos esa hoja.
Conozco mucha gente que, como yo, creyó en la socialdemocracia hasta que apareció Zapatero, y que ahora andan descabezados a la busca de alguien a quien votar sin humillación. Mientras hubo alguna esperanza con Ciudadanos, ese era el refugio. En la actualidad lo primordial es desalojar de su asiento al okupa de nuestro Falcon. Por lo tanto, se permite cualquier infidelidad. Ya habrá tiempo de recomponer la alianza entre liberales y centristas.
Sin embargo, es cierto que estas elecciones varían en cada lugar. No hay una fórmula nacional. En Madrid, donde resido, no hay muchas dudas. Ayuso ha sido vilipendiada, perseguida como una alimaña, calumniada por todas las izquierdas. De modo que es imprescindible darles a conocer nuestra opinión. Y no es otra que la de condenarles a desaparecer del mapa y que Ayuso gane aún más que la última vez.
«El destino de Barcelona es incierto y aún lo será durante años hasta que regrese el sentido común»
En otros lugares, como Barcelona, la situación es muy distinta. Allí, una de las alcaldesas más dañinas de España, Colau o Kolau, tiene como competidores a dos candidatos muy parecidos a ella misma. Y prácticamente nada más. Se acabaron los tiempos en que Ciudadanos lograba mayorías en aquella ciudad. El destino de esa desdichada capital es incierto y aún lo será durante otros cinco o diez años, hasta que regrese el sentido común y seguramente Ciudadanos.
Debo decir que sólo en Madrid puede uno defender al PP sin asomo de vergüenza: por desgracia es una formación que ha apartado a sus mejores talentos para dar paso a mediocridades ramplonas. Y lucen un dirigente, Feijóo, que carece de dos virtudes políticas imprescindibles, el carisma y la mala uva. Con esas carencias es muy difícil construir algo en este país berroqueño.
Así que, sean cuales sean los resultados, lo único evidente es la pésima calidad de nuestros candidatos, con algunas excepciones que se pueden contar con los dedos de la mano. Y esto es debido a que no hay ninguna reclamación legal para ejercer una de las profesiones de mayor responsabilidad entre todas las posibles. Ni se les exigen conocimientos, ni estudios, ni lenguas, ni inteligencia constatable, ni vida honorable, ni capacidad de trabajo. Por ejemplo, todos sabemos que la tesis doctoral de Sánchez es un fake (al igual que su política), sólo falta saber quién se la redactó. Y lo sabremos tarde o temprano.
Mañana es la primera oportunidad desde 2018 para mostrar una mínima existencia pública como ciudadanos libres de este país. Y es, desde luego, el anuncio de lo que sucederá en diciembre. Este es aún el mes de mayo, venid y vamos todos con flores, pero no a María, sino a la pura y simple Justicia y su resplandeciente balanza.