Morir por inanición
Si la crisis continúa no será necesario que los de AnimaNaturalis se manifiesten, no tendremos dinero para pagar nada
Si la crisis continúa no será necesario que los de AnimaNaturalis se manifiesten, no tendremos dinero para pagar nada
Llegó a su casa cabreado y tarde. Los demás le esperaban, como cada día para cenar. Ya estaban en la mesa. Francisco, taxista, el cabeza de familia de los Hernando, no podía más. Cuatro manifestaciones en la ciudad habían podido con su aguante.
–Ahora resulta que no podemos comer pollo.
–¿Y quién dice eso?
–Unos manifestantes de AnimaNaturalis, que se empeñan en que no comamos animales, que es una crueldad matar pollos, gallinas, conejos, terneras, cerdos para alimentarnos.
–¿Y peces?
–¿Son animales, no? Pues tampoco.
–¿Y entonces? Porque si es por sufrimiento, he visto un documental en La 2 donde se asegura que las plantas sufren cuando son cortadas o extraídas del suelo. ¿Qué comeremos entonces? ¿Pastillas como en aquella película «Soylent Green»?
–Si la crisis continúa no será necesario que los de AnimaNaturalis se manifiesten, no tendremos dinero para pagar nada. Moriremos por inanición y así se acabaron todos los problemas.
–Ya.
El joven Paco, el mayor de los hijos del matrimonio, en tercero de arquitectura, siempre solía poner la dosis de sensatez necesaria en cada momento.
–Quienes protestan por lo de los pollos confunden la crueldad de algunos espectáculos con animales, con la necesidad de subsistencia del ser humano. Los del Toro de la Vega, por ejemplo, podrían «tocar» a los toros con unas lanzas romas sin punta, sin torturarlo hasta la muerte; en las corridas podrían evitar matar al toro como en Portugal, en los «corre bous» se podría sustituir el fuego por papeles, que hacen ruido pero no les vuelven locos de terror, y así en cada festejo popular con animales.
–Pues el Congreso aprueba hoy que las corridas de toros son Patrimonio Cultural de la Humanidad.
–No he dicho nada.