THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

Hay huelga de alegría

Una estación vacía, una mujer en cuclillas, mirando al cielo de metacrilato mientras habla con ella sabe quién, es una huelga que sabe a humo y ceniza, aunque ahora los trenes no huelen ni a carbón.

Opinión
Comentarios
Hay huelga de alegría

Una estación vacía, una mujer en cuclillas, mirando al cielo de metacrilato mientras habla con ella sabe quién, es una huelga que sabe a humo y ceniza, aunque ahora los trenes no huelen ni a carbón.

Cuenta la leyenda que en un Congreso internacional sobre ferrocarriles un ponente dijo: “Seamos sinceros, si hoy hubiera que inventar el tren, nadie lo haría”. No lo comparto. El tren es algo más que un medio de transporte. Es el medio de locomoción más lírico, poético, romántico y humano que se ha inventado. Sus caminos de hierro surcan la tierra como las heridas dibujan el mapa de la vida. Una estación vacía, una mujer en cuclillas, mirando al cielo de metacrilato mientras habla con ella sabe quién, es una huelga que sabe a humo y ceniza, aunque ahora los trenes no huelen ni a carbón.

Las estaciones, a las que uno siempre llega tarde, invitan a la melancolía, como los trenes invitan a subirte, o a perderlos. La existencia es una colección de trenes perdidos; de estaciones en las que debiste bajar; de andenes repletos en los que te sientes solo, como esta mujer atareada en afanes que imaginamos. Solos. Ella y nosotros. Con el alma reluciente como el suelo, y sus rayas amarillas que marcan territorio a la rubia sentada en la maleta.

Esta sola porque están en huelga. A ella la imagino en huelga de amores. La sueño como una coleccionista de esperas. No ha perdido el tren, porque la máquina no ha llegado. Como a veces no llegan el amor, la amante, o el amigo. Como no llega la paz de espíritu entre tanta angustia por la crisis que no cesa. Hay huelga de alegría. Estaciones repletas pero vacías de sonrisas, incluso de melancolía.

Sabina y tantos otros viajamos en sucios trenes que iban hacia el norte como ahora viajamos en limpios aves que viajan hacia el sur, el este o el oeste repletos de sonidos que nunca son música.

Ella espera. Y el carro la observa, la vigila, como un pretendiente tímido, escondido tras la columna, ojo avizor, alerta. Un piquete silencioso. Una huelga de andén sin faldas, al viento y a lo loco. Una tristeza.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D