THE OBJECTIVE
Edmundo Paz Soldan

El centauro Magnus Carlsen

En su libro Smarter than You Think, Clive Thompson cuenta cómo en 1998, después de ser derrotado por la supercomputadora Deep Blue, a Garry Kasparov se le ocurrió que quizás, en vez de competir contra las computadoras, los seres humanos podían aprender a colaborar con ellas y beneficiarse mutuamente.

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El centauro Magnus Carlsen

En su libro Smarter than You Think, Clive Thompson cuenta cómo en 1998, después de ser derrotado por la supercomputadora Deep Blue, a Garry Kasparov se le ocurrió que quizás, en vez de competir contra las computadoras, los seres humanos podían aprender a colaborar con ellas y beneficiarse mutuamente.

En su libro Smarter than You Think, Clive Thompson cuenta cómo en 1998, después de ser derrotado por la supercomputadora Deep Blue, a Garry Kasparov se le ocurrió que quizás, en vez de competir contra las computadoras, los seres humanos podían aprender a colaborar con ellas y beneficiarse mutuamente: los humanos brindarían “intuición y creatividad” a la pareja, las computadoras “habilidad para analizar millones de movidas con la velocidad de un rayo”.

Ese año se jugaron las primeras partidas de “ajedrez avanzado”: Kasparov contra Topalov, y cada uno de ellos con la posibilidad de consultar con una computadora. ¿El resultado? La aparición del “centauro”, una nueva  forma de inteligencia ajedrecística que ganaba de manera “abrumadora” tanto a los seres humanos como a las computadoras solas.

El noruego Magnus Carlsen, nuevo campeón mundial de ajedrez con sólo 22 años, es el representante más sofisticado de una nueva generación de ajedrecistas “centauros”, jugadores brillantes que desdeñan la experiencia y que, beneficiados de la posibilidad de consultar a supercomputadoras cuando practican en su laptop, logran salir de posiciones muy usadas con respuestas originales.

Lo importante, sin embargo, no es sólo lo logrado por Carlsen con la ayuda de la computadora; es, como dice Thompson, que hoy por hoy, “todos estamos jugando ajedrez avanzado”. Nuestros procesos cognitivos se ven afectados por nuestra interacción diaria con las computadoras; nuestra memoria puede amplificarse, y acelerarse la capacidad de llegar a ciertas conclusiones. 

Los apocalípticos dirán que con el avance de las máquinas hemos perdido muchas cosas. Es cierto, pero también debería insistirse en lo que se gana. Carlsen representa una nueva forma de inteligencia; todos tenemos algo de Carlsen. Todos somos “centauros”.

  

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