El año que nació TheObjective
Sucede cada año. La historia se repite: es igual pero diferente, nueva pero vieja, conocida pero sorprendente
Sucede cada año. La historia se repite: es igual pero diferente, nueva pero vieja, conocida pero sorprendente
Fuego, fusiles, cohetes, soldados, manifestantes invadidos por la ira y algún político camuflado entre gafas y gestos de mentira. El año acaba en TheObjective con una muestra representativa de este 2013 que se muere tal y como nació: con violencia física, violencia económica, violencia verbal, violencia institucional. Con una violencia gris, pegajosa, que atonta y que ciega, que atrapa y que ahoga. Pero, todo hay que decirlo, entre medio de esa masa informe y pesada, siempre se cuelan fotogramas de colores que nos devuelven, por momentos, la fe en esta especie humanoide -que no humana- de la que formamos parte.
El año que nació TheObjective murieron muchas cosas pero nacieron algunas esperanzas. Sucede cada año. La historia se repite: es igual pero diferente, nueva pero vieja, conocida pero sorprendente. El año que nació TheObjective el 97% de los medios de comunicación se habían convertido en herramientas de poder, las fotos no eran noticias sino que formaban parte -secundaria- de ellas y los columnistas tenían que ir con cuidado con lo que decían.
El año que nació TheObjective murieron Mandela, Chávez, Hessel y Sampedro. Murió La Dama de Hierro. Florecieron las activistas de Femen y se gestaba un feminismo creciente. Nos dejaron Doris Lessing Lou Reed y Bebo Valdés, pero apareció un Papa que mostraba respeto por los homosexuales y por las mujeres. Un enorme tifón asoló Filipinas el mismo año en el que China llegaba a la Luna y, mientras, en Lampedusa el drama de la inmigración seguía sumando más víctimas a este sistema perverso.
El 15 de febrero del año que nació TheObjective llovieron meteoritos y a Rusia le tocó el más grande detectado desde el fenómeno de Tunguska, en 1908. Se avecinaba un año movido. Como el anterior y como todos los que vendrán. Y se perfilan nuevas miradas, como la de este fotoperiódico. Solo hay que intentar evitar que esa masa informe llamada violencia no se apodere de todo tal y como intenta a hacer menudo -pero sin nunca llegar lograrlo-.