Las elecciones justifican los medios
España se vende de saldo pero suena mejor decir que la inversión extranjera vuelve a confiar en nosotros. Es un ejemplo más del optimismo interesado que está sembrando el régimen difundiendo noticias económicas positivas.
España se vende de saldo pero suena mejor decir que la inversión extranjera vuelve a confiar en nosotros. Es un ejemplo más del optimismo interesado que está sembrando el régimen difundiendo noticias económicas positivas.
Hemos sabido que la compañía Four Seasons llega a Madrid para abrir un hotel de lujo… España se vende de saldo pero suena mejor decir que la inversión extranjera vuelve a confiar en nosotros. Es un ejemplo más del optimismo interesado que está sembrando el régimen difundiendo noticias económicas positivas.
El que no crea los datos es un cenizo como era un antipatriota el que habló de crisis en 2008. Vamos a crecer más que Italia y Francia y el banquero de siempre felicita a un Gobierno que resulta ser el mismo. Tan poderosa resulta esta propaganda que muchos compatriotas te dicen que sí, que esta vez los brotes verdes crecen y que se va notando que las cosas mejoran. Cuando rascas un poco preguntando en qué se basan, el silencio es llamativo… Nos vendemos porque nuestro valor está por los suelos.
La cocina estadística funciona a todo gas. Muchos expertos dudan. No hay un modelo económico; el FMI pide prudencia y Walt Street Journal y Bruselas le han dicho a Rajoy que tiene pendiente hacer reformas de verdad. La deuda supera el 100%, el déficit sigue desbocado y no se ha tomado ninguna medida para reducir el despilfarro. ¿Cómo habrá recuperación si se mantienen las causas de la crisis? Porque lo peor de todo es que nuestra crisis económica se debe a problemas institucionales, morales, culturales e ideológicos. Y todo eso sigue empeorando: el régimen se apuntala contra los ciudadanos.
El Gobierno se agarra, por su determinismo socialista, a que la recuperación vendrá inevitablemente después de la crisis como el día sucede a la noche. Creen que es cuestión de tiempo y el tiempo, para un político mediocre, es lo que hay hasta las siguientes elecciones. Por eso, si la realidad no interesa, manipulamos datos y encuestas. El periodo electoral justifica los medios.
