Querida Sofía

Querida Sofía, la noticia del uso del gas nitroso como medio de aliviar el dolor durante el parto está bien, pero lo que más me ha gustado de la noticia es ver tu piececito, presidiendo la foto, con personalidad, con decisión.

Querida Sofía, la noticia del uso del gas nitroso como medio de aliviar el dolor durante el parto está bien, pero lo que más me ha gustado de la noticia es ver tu piececito, presidiendo la foto, con personalidad, con decisión, como si recién llegada al mundo quisieras ya pisar fuerte y decir “¡eh aquí estoy yo!”, ¡bien hecho, pequeña!

¿Sabes una cosa Sofía?: este es mi primer artículo para El Subjetivo y he querido dedicártelo a tí. No sé si has nacido en el primer o en el tercer mundo o en los muchos terceros que hay en el primero. En todo caso, pronto te darás cuenta de que cada uno de esos mundos los hemos creado nosotros, y en cierto modo quería disculparme contigo. No lo he podido hacer mejor.

Tienes por delante millones y millones de pasos: unos serán hacia delante, quizás alguno que otro retrocediendo, saltarás, caerás, te levantarás, pero he querido escribirte para desearte que tu camino sea largo y feliz. Y, ya que la noticia iba de risas, que las risas habiten muchos de tus días, y si son compartidas mejor que mejor. Desconfía siempre de los hombres serios y con rostro grave; suelen hacer las cosas más complejas de lo que son.

Así que espero me disculpes la osadía de escribirte sin que nos hayan presentado convenientemente. Me ha gustado tu piececito y lo tomo como metáfora de mi primer paso en El Subjetivo.

Simplemente he tenido el impulso de decirte: ¡bienvenida al mundo, Sofía!