THE OBJECTIVE
Melchor Miralles

Compromiso

No reclamo limosnas ni lavados urgentes de conciencia. Si reclamo solidaridad activa y compromiso. Aunque solo sea un poco. Puede ser mucho. De eso se trata esta tormenta. De que no seamos los mismos cuando salgamos de ella. Y saldremos.

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Compromiso

No reclamo limosnas ni lavados urgentes de conciencia. Si reclamo solidaridad activa y compromiso. Aunque solo sea un poco. Puede ser mucho. De eso se trata esta tormenta. De que no seamos los mismos cuando salgamos de ella. Y saldremos.

Cuando he visto la foto, inicialmente he creído que era un cadáver. Pero no, asoman las piernas agitadas y ansiosas de un hombre al que han reducido quizá para evitar que le lincharan. Conozco esos países donde el ébola hace estragos. No justifico lo que ha hecho este liberiano, no está bien escaparse del hospital con los riesgos consecuentes, y sembrar el pánico a palos. Pero el hambre hace estragos, y hay que padecerla para valorar las reacciones de un ser humano.

Como siempre, al fondo hay un tipo grabando la escena con un teléfono móvil. Estaría bien ver el video. Nos ilustraría sobre el ambiente, sobre las palabras que acompañan al acción física de reducirle. Y sí, las palabras son siempre reflejo de lo que se piensa y lo que se hace. Y si las cámaras, además de trasladarnos imágenes y movimientos fueran capaces de acercarnos los olores la cosa sería completa. Porque los olores son esenciales.

Escribo aún desde Camboya. Donde muchos aún pasan hambre. Y como lo estoy viviendo, lo tengo fresco. La desesperación es mala consejera, y como en el mundo hay muchos mundos, y es bueno conocerlos, tengo cada día más claro que no es bueno juzgar en exceso a los demás. Menos aún en Liberia. Donde la cosa está malita, y los nadie caen como chinches. Como en tantos sitios.

Una cómplice de lo más hondo del alma me recuerda una frase de Murakami que viene al pelo: «Y una vez que la tormenta termine, no recordarás como lo lograste, como sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro de si la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa sí es segura. Cuando salgas de esa tormenta no serás la misma persona que entró en ella. De eso se trata esta tormenta”.

Pues eso. De eso se trata esta tormenta. De que al menos nos sirva para ser conscientes de lo que sucede en el planeta que habitamos, donde la mayoría de sus habitantes vive en condiciones indignas e inaceptables, aunque en nuestro confort pensemos que somos muchos. Somos una minoría. Y tenemos la obligación moral de saberlo. No reclamo limosnas ni lavados urgentes de conciencia. Si reclamo solidaridad activa y compromiso. Aunque solo sea un poco. Puede ser mucho. De eso se trata esta tormenta. De que no seamos los mismos cuando salgamos de ella. Y saldremos.

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