THE OBJECTIVE
Teresa Viejo

Abre los ojos

¿Deberíamos estudiar una imagen al detalle o quedarnos en su primer impacto? Mi duda no es casual porque ahí reside la esencia del plano subjetivo en que andamos. A simple vista las piernas simulan entrar o salir de un contenedor de los de basura orgánica

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Abre los ojos

¿Deberíamos estudiar una imagen al detalle o quedarnos en su primer impacto? Mi duda no es casual porque ahí reside la esencia del plano subjetivo en que andamos. A simple vista las piernas simulan entrar o salir de un contenedor de los de basura orgánica

¿Deberíamos estudiar una imagen al detalle o quedarnos en su primer impacto? Mi duda no es casual porque ahí reside la esencia del plano subjetivo en que andamos. A simple vista las piernas simulan entrar o salir de un contenedor de los de basura orgánica: “Despojos de carne al contenedor verde”, parece decir, y esta simple sugerencia nos deprime, a pesar del emblema de Médicos del Mundo sobre el traje de protección. La idea de lo irremediable, de la muerte como expiación de un mal, subyace en su composición pero, lejos de tranquilizar, alienta el mensaje de lo prescindibles y poco valiosos que resultamos salvo para los nuestros e incluyo aquí a padres, hijos y hermanos, poco más y a veces, ni siquiera. No somos nada ni nadie, menos en un régimen de emergencia como el que padecen los países asolados por el ébola, tanto que un muerto es solo eso: desperdicio orgánico.

La segunda mirada destierra la idea del contenedor: advertimos que en realidad se trata de un camión cuya trasera contiene pero no deshecha. Rescata, conduce, traslada. Y avanzamos más: el dueño de las piernas enfermas acaba de escaparse del hospital donde estaba confinado para buscar comida. Se muere, no de fiebre sino de hambre, pero se trata de una bomba de relojería con “patas” -permitan el símil- por lo que será devuelto a su encierro. Imagino que reducirle no habrá resultado fácil pues un hombre hambriento hasta la extenuación es un animal rabioso que ataca por pura supervivencia, y ahí se desliza la lucha del hombre-lobo contra el hombre. Matar antes que fallecer. Supervivencia escrita con mayúsculas.

De un parpadeo a otro pasamos de la impotencia a la rabia, de una emoción paralizante o otra que agita. Conclusión: la realidad no puede entenderse desde una única óptica. Erraríamos.

 

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