Rusia: Napoleón, Hitler, ¿U.S.A?
as guerras prefabricadas, los manejos de la CIA, los golpes de estado y los asesinatos políticos no bastan para acabar con un imperio militar. Y el yanqui es, solo, un imperio circunstancial de mercaderes y comerciantes.
as guerras prefabricadas, los manejos de la CIA, los golpes de estado y los asesinatos políticos no bastan para acabar con un imperio militar. Y el yanqui es, solo, un imperio circunstancial de mercaderes y comerciantes.
Hay naciones, países, territorios, usen ustedes el término que prefieran, que tienen el alma imperial. España es uno de ellos y por eso se descompone desde 1898 y no se encuentra a sí misma, ni encuentra, ya lo ven, un proyecto nacional como estado-nación, ese inútil invento romántico que tanta sangre ha costado al mundo. China es un imperio milenario y sigue siendo un imperio milenario, el centro del mundo según creen los chinos. Roma nunca ha dejado de ser un imperio, terrenal primero y espiritual después, como Bizancio, Constantinopla, que modeló el alma turca y la orientó hacia la idea de imperio, y lo fue. Turquía quiere volver a ser imperial y se mueve para conseguirlo: juega a pescar en el río revuelto del Próximo Oriente, en connivencia con los americanos, solo a veces, con los europeos, solo a veces, y con los rusos, tal que ahora mismo. Rusia, afirmo, es El Imperio. Moscú es la la tercera Roma y lo saben todos los rusos y lo sabe el César, Czar, Zar Vladimiro Putin. Bulgaria, que no es un imperio sino una de esas pequeñas naciones levantiscas siempre sometidas a todos los imperios, tontea con la U.E. y el zar ha cortado por lo sano: el gasoducto South Stream lo hará con Turquía y aquí paz y después gloria, literalmente.
Rusia es un enemigo imposible y contra él se han estrellado todas las grandes potencias y muchos genios militares. Ni siquiera los mongoles acabaron con los Rus. Napoleón, ese genocida genial, huyó de Rusia y los victoriosos generales alemanes, permítanme que cite al gran Heinz Guderian, artífice de la guerra motorizada y de los avances fulminantes con divisiones acorazadas, sucumbieron finalmente ante la pesadilla del abrazo del oso ruso. Los Estados Unidos están jugando tan mal sus cartas en esta Segunda Guerra Fría que pueden acabar peor que sus predecesores. Las guerras prefabricadas, los manejos de la CIA, los golpes de estado y los asesinatos políticos no bastan para acabar con un imperio militar. Y el yanqui es, solo, un imperio circunstancial de mercaderes y comerciantes.