Cien millones de desaparecidas
En Asia 100 millones de mujeres han muerto, o no han llegado a nacer, sólo por el hecho de su género. Sólo por el hecho de ser mujeres.
En Asia 100 millones de mujeres han muerto, o no han llegado a nacer, sólo por el hecho de su género. Sólo por el hecho de ser mujeres.
Ocurre cada día, miles de veces cada día. En miles de existencias anónimas cada día. Existencias que tras el dolor y la tragedia siguen siendo eso, vidas que no importan a nadie. Pero con ella fue distinto. Tenía 23 años, estudiaba medicina, y cometió el error de subirse a un autobús. Seis hombres –incluido el conductor- la violaron y torturaron hasta provocarle heridas que terminarían costándole la vida.
Ocurrió justo hace dos años, en la India, un país en el que una mujer es violada cada veinte minutos y en el que en sólo uno de cada cuatro casos se condena a los culpables.
El caso de la joven estudiante de medicina hizo despertar al país, y miles de personas salieron a la calle indignados por su asesinato. Los culpables fueron detenidos, juzgados y condenados. Dos de ellos murieron en la cárcel –la versión oficial asegura que se suicidaron-, otros tres fueron condenados a la horca, y un menor de edad cumple pena de tres años en un reformatorio.
Pero, ¿qué queda de esas protestas ahora? Apenas un vago recuerdo. Las mujeres indias siguen siendo violadas con impunidad. O asesinadas por haber deshonrado a la familia enamorándose de quien no debían. También en esos casos las condenas son escasas. Sólo de vez en cuando muy de vez en cuando, la prensa española se hace eco de un crimen de honor. Tengo que bucear meses en las hemerotecas para encontrar un titular como éste: «Un tribunal de Nueva Delhi condenó hoy a la pena de muerte a cinco miembros de una familia por haber asesinado en nombre del honor a una joven pareja que mantenía una relación sentimental no aceptada. Los condenados son los padres, un tío, una tía y un hermano de la chica fallecida, identificada como Asha y de 19 años de edad».
Asha se suma a la larga lista de 100 millones de mujeres desaparecidas en el mundo. Sí. 100 millones de mujeres, según la ONU. Son niñas que no han podido nacer, o niñas a las que han matado poco después de su nacimiento, o niñas a las que han dejado morir de hambre, o mujeres asesinadas por un crimen de honor, o por una dote.
Hasta 25.000 mujeres mueren cada año en la India, asesinadas por la codicia de sus familias políticas. Muertes rentables para la familia del “viudo”, que puede volver a casarse, y beneficiarse de otra dote. Tienen incluso un nombre, stove burnings (quemaduras de fogón), porque así cuenta el viudo que murió la mujer: mientras cocinaba.
También se las desprecia, exilia o asesina si no tienen hijos varones.“Tener un hijo es un honor, tener una hija es un deshonor», me explicaba Bénédicte, “Solamente los hijos perpetúan el nombre de la familia, son los varones los que cuidarán de los padres cuando sean ancianos, porque las hijas se casarán y se irán. Son los varones los que enviarán el alma de los padres al reposo eterno tras la muerte. Tener una hija se ve además como un riesgo al honor: siempre hay que estar vigilándola para que no deshonre a la familia”, me contaba Bénédicte Manier, autora del libro “Cuando las mujeres hayan desaparecido”.
Se quieren hijos varones a cualquier precio. La primera medida: no dejar nacer a las chicas. En algunas de las regiones más ricas de China e India, nacen 135 niños por cada 100 niñas, según cifras del Fondo de Población de Naciones Unidas. Un desequilibro demográfico insoportable al que ha contribuido la ecografía y para el que poco importa que sea ilegal adelantar el sexo del feto.
Ya hay una palabra para describir el gigantesco número de abortos de fetos femeninos: feticidio. Algunas ONG’s hablan incluso de holocausto. El holocausto judío significó la muerte de 6 millones de judíos. En Asia, 100 millones de mujeres han muerto, o no han llegado a nacer, sólo por el hecho de ser mujeres.
Y dónde no llegan las ecografías, o las mujeres no pueden pagarlas, ¿qué pasa? Manier nos lo explica:“Hay zonas geográficas donde el infanticidio es socialmente aceptado. Cuando una comadrona da a luz a una chica, los padres pueden exigirle que la mate, porque si no, no cobra. Cada día aparecen niñas asfixiadas dentro de bolsas de plástico, tiradas en las cunetas. O ahogadas en ríos. En India, en algunos lugares, todavía se sigue la costumbre que manda encerrar a la recién nacida en una tinaja de barro. Durante el ritual, se le metía una golosina en la boca y se le susurraba al oído: «ahora muere, y envíanos un hermanito».
Pero no siempre los padres tienen el valor de asesinar a su hija recién nacida. Pero las niñas son víctimas de negligencias más o menos deliberadas. “Las vacunan menos y una simple enfermedad suele ser mortal. En general, los chicos también disfrutan de un periodo de lactancia más largo y les toca la mejor parte de la comida. Cuando el trabajador social pregunta, las familias dicen que la niña se negaba a comer”. La mortalidad de las niñas es 1,5 veces superior a la de los niños. En regiones ricas, como Punjab, mueren 4 niñas por cada niño.
En Asia 100 millones de mujeres han muerto, o no han llegado a nacer, sólo por el hecho de su género. Sólo por el hecho de ser mujeres.