La peor invasión islámica (2)
Lo que sucedería con una Europa islamizada es imprevisible. Los turcos otomanos fueron, quizás, más tolerantes que otros poderes islámicos.
Lo que sucedería con una Europa islamizada es imprevisible. Los turcos otomanos fueron, quizás, más tolerantes que otros poderes islámicos.
Manifestación en Dresde contra la islamización de Occidente. La historia, que siempre se repite, puede dar la razón al temor de los manifestantes. Recordemos que todo el norte de África fue cristiano antes del siglo VIII, así como el Oriente Medio y Turquía -la Anatolia antigua-. Constantinopla, capital de la Cristiandad tan importante como Roma, cayó en poder de los otomanos en 1453, hace relativamente poco tiempo. Que Europa se convierta en un parque temático cultural, como lo fue la Grecia clásica, es solo cuestión de tiempo. De poco tiempo.
Vean algunos datos. Los musulmanes tienen una media de 8’1 hijos por pareja. En Francia, son musulmanes el 30% de los nacidos -y hasta los 20 años-; en Marsella, Niza o París esta cifra se eleva al 45%. Antes de 2027, uno de cada cinco franceses será musulmán. En Gran Bretaña, y en los últimos treinta años, los musulmanes han pasado de 82.000 a 2,1 millones; hay más de mil mezquitas en el país, muchas de ellas son antiguas iglesias cristianas. En los Países Bajos, la mitad de los recién nacidos son musulmanes. En Rusia, hay 23 millones de seguidores del islam. En Bélgica, son más del 25% de la población. El total europeo supera los 52 millones de musulmanes. En los Estados Unidos había 100.000 mahometanos en 1970; ahora, son 9 millones. Cabría decir que, a nivel mundial, donde más crece la Iglesia Católica menos crece el islam. Lamentablemente, no es el caso de Europa.
Lo que sucedería con una Europa islamizada es imprevisible. Los turcos otomanos fueron, quizás, más tolerantes que otros poderes islámicos. Aprovecharon el talento cristiano y judío en todos los campos del saber humano. Los actuales salvajes del ISIS proceden con una crueldad propia de épocas donde prevaleció la guerra santa.
No quisiera añadir juicios de valor. Háganlo ustedes mismos. Sí les digo, en cambio, que si yo viviese en Dresde -esa ciudad mártir, atrozmente bombardeada siguiendo órdenes de Churchill- hubiera ido a la manifestación para defender los valores del Occidente cristiano. Hoy todavía disfrutamos de este tipo de libertades; por cuánto tiempo es una cuestión que empieza a ser inquietante…