THE OBJECTIVE
Jose Balsa Barreiro

Cese de convivencia

La adulteración de todo este movimiento se da en el momento en el que los políticos y prensa no aceptan la propia realidad del movimiento o en el hecho de que los ciudadanos alemanes establecen prejuicios y estereotipos muy generales de la cultura islámica, sin tener en cuenta las distintas facciones que lo componen.

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Cese de convivencia

La adulteración de todo este movimiento se da en el momento en el que los políticos y prensa no aceptan la propia realidad del movimiento o en el hecho de que los ciudadanos alemanes establecen prejuicios y estereotipos muy generales de la cultura islámica, sin tener en cuenta las distintas facciones que lo componen.

La ciudad de Dresde (Sajonia, Alemania) vive, desde hace algo más de dos meses, una serie de manifestaciones semanales periódicas convocadas por la plataforma de Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (PEGIDA). El detonante que marca el origen de estas protestas es el plan de apertura en la ciudad de catorce residencias para unos 2.000 refugiados.

Sin embargo, este detonante parece ser solamente la gota que colma el vaso. En Dresde se protesta por el gran número de refugiados e inmigrantes árabes que acoge el país, además de los gastos que supone su manutención y cuidado para el Estado del Bienestar alemán. Existe además un trasfondo en estas manifestaciones, que es la amenaza que supone este tipo de inmigración para la identidad y cultura alemana.

En sus pretensiones y objetivos, las manifestaciones de Dresde son muy similares a cualquier otra organizada por grupos de extrema-derecha. Sin embargo, presentan varios aspectos que las diferencian. Por una parte, por el hecho de que han calado rápidamente en la sociedad civil alemana, llegando a congregar a unos 17.500 manifestantes el último lunes, 22 de Diciembre. Por otra parte, PEGIDA es una plataforma transversal, en la cual parecen tener cabida ciudadanos de todas las ideologías y clases sociales. Dentro de este grupo se integran principalmente perfiles de ciudadanos democristianos (CDU-CSU), liberales (FDP), euroescépticos (AfD), además de abiertamente xenófobos (NPD).

Los políticos han reaccionado tarde y no han sabido cómo contrarrestar este movimiento. Tanto el Ministro de Justicia, Heiko Maas (SPD), como el presidente de la República Alemana, Joachim Gauck, han optado por el rechazo absoluto a estas protestas. Para Heiko Maas estas manifestaciones son una “vergüenza para Alemania”, mientras que para Joachim Gauck los participantes sólo son “extremistas”. Por su parte, la canciller Angela Merkel (CDU), ha optado por la vía diplomática, asegurando estar comprometida en la lucha tanto contra los movimientos islamófobos como contra quienes predican el islamismo radical. Sólo algunos políticos de los partidos que conforman el gobierno, como Boris Pistorius (SPD), han mostrado cierta comprensión a estas manifestaciones, aunque vinculando su auge no a la islamofobia, sino al contexto de crisis económica actual.

La adulteración de todo este movimiento se da en el momento en el que los políticos y prensa no aceptan la propia realidad del movimiento o en el hecho de que los ciudadanos alemanes establecen prejuicios y estereotipos muy generales de la cultura islámica, sin tener en cuenta las distintas facciones que lo componen.

En Dresde, las manifestaciones tienen todo el aspecto de que van a multiplicarse y extenderse al resto del país (y de países europeos). Así, el modelo de sociedad multicultural actual del país queda en entredicho. Sin embargo, son muchas las curiosidades que quedan sobre este movimiento, como que haya surgido precisamente en una ciudad con unos niveles de inmigración muy bajos (inferiores al 4%; musulmanes -> inferiores al 1%), capital de un länder de la antigua Alemania pobre (RDA) y en un país en el que el pasado nazi siempre había actuado como un gran lastre para las reivindicaciones políticas de sus ciudadanos. 

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