Una nueva oposición

Las ideas populistas han salido reforzadas con la fuerza de las urnas, y todo apunta a que el momento cogido en estos comicios las puede aupar al éxito en las elecciones generales que se avecinan para dentro de unos meses.

El peligro del populismo en España es real. En las últimas elecciones municipales y autonómicas, el auge de fuerzas esencialmente antisistema, antimercado, anticapitalistas, formadas al amparo y con la ayuda de Podemos, no deja lugar a dudas. En este primer combate, las ideas populistas han salido reforzadas con la fuerza de las urnas, y todo apunta a que el momento cogido en estos comicios las puede aupar al éxito en las elecciones generales que se avecinan para dentro de unos meses.

De este riesgo, el único que no parece enterarse es el partido del Gobierno, con un Presidente que, tras un batacazo sin precedentes, se sentía ‘cómodo y tranquilo’, en un ejercicio de parsimonia que ya exaspera. En el otro extremo del Partido Popular apareció Esperanza Aguirre, consciente de los cambios funestos que se avecinan, pero nerviosa y aturdida, como un animal político moribundo dando sus últimos coletazos. Los pactos que ella propuso para no otorgar la alcaldía de la capital al populismo incipiente fueron la salva que marca su final. Años atrás, tras el congreso del PP en Valencia, donde las ideas liberal conservadoras que ella siempre ha abanderado y que eran, grosso modo, los ejes sobre los que circulaban las políticas del gobierno de Aznar, fueron aisladas y amordazadas por el centrismo de la nada, Aguirre decidió seguir en su partido. Son ahora esas siglas teñidas de corrupción, de indolencia intelectual, de traición a sus votantes, las que la han arrojado a la oposición.

Es el momento de hacer oposición, desde la oposición, al populismo que entra con fuerza en España. Ha llegado el tiempo de reforzarse ideológicamente, tanto la derecha como la nueva socialdemocracia que propone Ciudadanos, con una nueva narrativa liberal, pro mercado, capitalista, en defensa de la autonomía y la libertad individual, que vaya desplomando el andamiaje de la izquierda radical de forma atractiva, creativa y con soluciones trabajadas. Como bien decía Hayek, es la hora de ofrecer ‘utopías alternativas’.