THE OBJECTIVE
Marta Garcia Bruno

El número de la discordia

Amigo europeo. Sienta que los muros se están empezando a resquebrajar. Que lo de que las doce estrellas en círculo simbolizan los ideales de unidad, solidaridad y armonía entre los pueblos de Europa ha quedado como buena teoría y mala práctica.

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El número de la discordia

Amigo europeo. Sienta que los muros se están empezando a resquebrajar. Que lo de que las doce estrellas en círculo simbolizan los ideales de unidad, solidaridad y armonía entre los pueblos de Europa ha quedado como buena teoría y mala práctica.

Amigo europeo. Sienta que los muros se están empezando a resquebrajar. Que lo de que las doce estrellas en círculo simbolizan los ideales de unidad, solidaridad y armonía entre los pueblos de Europa ha quedado como buena teoría y mala práctica.

El lema de la Unión es el siguiente: “Unida en la diversidad”. Hubo un día en el que todos nos unimos para trabajar a favor de la prosperidad y la paz, mientras a la vez teníamos en cuenta la diversidad de los numerosos pueblos que se unieron para creer en una entidad supranacional que les apoyara en los peores momentos.

Pero amigo europeo. Ni Adenauer, ni Bech ni Beyen llegaron a entender que la memoria del ser humano es tan corta como el transcurso de los acontecimientos. Que lo que valía ayer hoy ha acabado en la basura. Y tampoco hay que alertarse por ello. Es lo normal en la historia de la civilización. Si no, podríamos llegar a afirmar que las guerras se acabaron porque aprendimos de lo peor de ellas. Y no estamos en ese punto. 160.000. Es el número de la discordia porque la Unión Europea de hoy no es la misma que la de su fundación. Y por eso el Sistema Europeo Común de Asilo (SECA) sólo suena bien en el papel. Igual que el Estatuto del Refugiado.

No vivamos de sueños, amigo europeo. La posición de Hungría, Polonia, República Checa, Eslovaquia o Rumanía seguirá siendo inflexible porque sus intereses son otros y tienen que ver con Rusia. Y en Bruselas lo saben desde el principio. No son marcianos, es una cuestión de cultura y diferencia histórica entre la zona oriental y occidental.

Podemos pensar en lo más fácil. ¿Si a los nuevos Estados les pasara lo mismo cambiarían de opinión? Es muy probable. Aunque entonces puede que fueran otros los que le ayudaran. ¿Estamos ante la fractura final de la Unión Europea? Seamos realistas y bajemos del cielo de las doce estrellas.

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