Tsipras y la "neoizquierda pragmática"
Esta «izquierda pragmática» es sintomática de un fenómeno que pareciera nacer en el seno de la izquierda mundial post Chávez, donde gobiernos como los de Correa en Ecuador, Ortega en Nicaragua, Evo en Bolivia, Raúl en Cuba, u organizaciones como Podemos en España además de la misma Siryza, muestras la capacidad de mimetizarse entre un discurso radical persuasivo y políticas socialdemócratas «atrevidas» según sea el caso y la realidad histórica de cada país, con un Maduro en Venezuela, extraviado en el camino.
Esta «izquierda pragmática» es sintomática de un fenómeno que pareciera nacer en el seno de la izquierda mundial post Chávez, donde gobiernos como los de Correa en Ecuador, Ortega en Nicaragua, Evo en Bolivia, Raúl en Cuba, u organizaciones como Podemos en España además de la misma Siryza, muestras la capacidad de mimetizarse entre un discurso radical persuasivo y políticas socialdemócratas «atrevidas» según sea el caso y la realidad histórica de cada país, con un Maduro en Venezuela, extraviado en el camino.
El pueblo griego volvió a decidir, ya no por una opción de izquierda, sino más centrista aunque con el mismo actor político dirigente vestido con ropas de radical. Con un 35.46% de los votos, pero con 350 mil ciudadanos que decidieron no volver a votar por Siryza, y con un incremento de 7 puntos porcentuales en la abstención (43%), sumado a una escisión de izquierda (Unidad Popular) que arrastró 2.8% de los votos, en suma se afectó de manera significativa lo que fue la expectativa inicial de un gobierno que pudiese generar profundas transformaciones en una Grecia devastada por el neoliberalismo europeo.
Pero sin duda, el desconcierto en la izquierda mundial está encarnado en Tsipras, que pasó de ser el nuevo ícono de la izquierda mundial a un ejemplo de una «izquierda pragmática», mucho más hábil para la preservación del poder que para el cumplimiento de sus discursos y mandatos refrendarios.
Esta «izquierda pragmática» es sintomática de un fenómeno que pareciera nacer en el seno de la izquierda mundial post Chávez, donde gobiernos como los de Correa en Ecuador, Ortega en Nicaragua, Evo en Bolivia, Raúl en Cuba, u organizaciones como Podemos en España además de la misma Siryza, muestras la capacidad de mimetizarse entre un discurso radical persuasivo y políticas socialdemócratas «atrevidas» según sea el caso y la realidad histórica de cada país, con un Maduro en Venezuela, extraviado en el camino.
Esta fotografía pone en serios dilemas y establece nuevos retos a la izquierda mundial, que siendo la plataforma o trampolín de lanzamiento de estas nuevas formas de hacer política, quedan rezagadas o usadas en el camino de acceder o preservar el poder.
