THE OBJECTIVE
Pilar Cernuda

La seducción

Los estrategas de los partidos se machacan la cabeza con las definiciones ideológicas para tratar de captar más adeptos para su causa. En los inicios de la Transición, el PSOE vivió una auténtica conmoción cuando sus dirigentes propusieron el abandono del marxismo y los comunistas se inventaron el eurocomunismo para dejar atrás el leninismo, stalinismo y demás ismos sin necesidad de verbalizarlo. Hace meses Ciudadanos provocó polvareda al abandonar la socialdemocracia para abrazar el liberalismo progresista, y el PP ha celebrado su convención sin que haya quedado claro si apuesta firmemente por la derecha conservadora, porque su gente de más peso ha dejado claro que lo suyo es el liberalismo y que no abandonan el centro.

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La seducción

Los estrategas de los partidos se machacan la cabeza con las definiciones ideológicas para tratar de captar más adeptos para su causa. En los inicios de la Transición, el PSOE vivió una auténtica conmoción cuando sus dirigentes propusieron el abandono del marxismo y los comunistas se inventaron el eurocomunismo para dejar atrás el leninismo, stalinismo y demás ismos sin necesidad de verbalizarlo. Hace meses Ciudadanos provocó polvareda al abandonar la socialdemocracia para abrazar el liberalismo progresista, y el PP ha celebrado su convención sin que haya quedado claro si apuesta firmemente por la derecha conservadora, porque su gente de más peso ha dejado claro que lo suyo es el liberalismo y que no abandonan el centro.

Esos estrategas que ponen todo el peso en definir la ideología, parece que no pisan la calle: la mayoría de la gente vota a las personas más que a las ideologías. Solo los muy pata negra votan a sus partidos sean quienes sean los candidatos, y aun así con frecuencia dudan … y cambian de partido a la hora de votar. Sobre todo en las municipales y autonómicas.

La gente no votaba fuera marxismo sino Felipe, no votaba eurocomunismo sino Carrillo, no vota liberalismo sino Rivera, les es igual que haya tenido trayectoria ideológica cambiante. Pablo Casado quiere hacer historia recuperando el gobierno para el PP y, para quitarse el tinte derechista que algunos le adjudicaron por su acuerdo con Vox, ha hecho una apuesta por el liberalismo reforzándolo con el protagonismo que dio a Aznar en su convención. Que no digan que tuvo la misma cancha que a Rajoy porque no es cierto, aunque hay que reconocer que Rajoy aprovechó solo regular la fórmula que inventaron para él, un diálogo con Ana Pastor.

Casado está en su derecho de abrazar el liberalismo y la causa aznarista sin complejos, una parte importante del PP quería pasar página muy deprisa a la era Rajoy; la dirección actual ni siquiera ha puesto en valor que el ex presidente nos salvó de muchas desgracias. Pero que no se equivoque nadie: las ideologías no seducen, sino los hombres y las mujeres que las representan.

El titular de la convención no ha sido el mensaje de que solo el PP representa el PP auténtico, sino que Casado se ha llevado al PP al huerto. Ha cometido errores… pero el PP está con él a muerte. Las propuestas que ha presentado daban igual: lo que importaba era que las presentaba él. Con Pablo Casado se ha vuelto a demostrar que la seducción personal engancha más que la ideología.

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