Bienvenido a la realidad
«La verdad es que si no creyéramos que se trata de una treta estratégica, pensaríamos que Junqueras ha recobrado la lucidez perdida»
De «gesto para aliviar el dolor» califica Junqueras la posibilidad de indulto para los presos independentistas. También se muestra partidario de un referéndum a la escocesa; o sea pactado con el Estado. La verdad es que si no creyéramos que se trata de una treta estratégica, pensaríamos que Junqueras ha recobrado la lucidez perdida. Si la carta que ha lanzado hoy a los medios el líder independentista la hubiera escrito antes de la turra procesista, nos hubiéramos ahorrado muchos quebraderos de cabeza. Ellos, para empezar, se habrían ahorrado unos cuantos años de prisión.
Desconozco cuánto hay de cálculo milimétrico en las palabras de Junqueras, pero es evidente que su misiva no sentará nada bien al llamado exilio de Waterloo, cada vez más perdido en su deambular errático por confines ignotos. En cada movimiento que ensaya uno de los dos socios de gobierno catalán parece haber siempre la voluntad de minar la credibilidad del otro.
En todo caso, Junqueras quiere posar ahora de pragmático y cabal. A menos de una semana para que la derecha tome de nuevo la plaza de Colón, cualquier balón de oxígeno es bueno para Pedro Sánchez, que con la carta catalana está jugando fuerte. Pero conociendo a Sánchez, la jugada ha sido meditada y espera cosechar rédito electoral.
Lo sabe bien Junqueras, que también se juega prestigio independentista. Ahora viene cuando el sector más hiperventilado de los suyos le llama vendepatrias y botifler. Curioso que se lo llamen a uno de los más férreamente fanáticos protagonistas del Proceso, que, sin embargo, prefiere aceptar la realidad de los indultos y las vías pactadas. Para decirlo en unas pocas líneas: no es que él haya cambiado de parecer o se haya rendido al mal menor de una medida de gracia; es que las circunstancias hoy son distintas.