THE OBJECTIVE
Teodoro León Gross

Operación para destruir Ciudadanos

«La debilidad de Ciudadanos hace que la formación pueda estar en vilo por dos o tres personajes como Egea y Hervías»

Opinión
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Operación para destruir Ciudadanos

El vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín. | Joaquin Corchero (Europa Press)

Uno de los padres fundadores de los Estados Unidos escribió que la democracia son dos lobos y una oveja votando qué comer. Pongamos que los dos lobos son Teodoro García Egea y Fran Hervías y que la oveja es el vicepresidente andaluz… Lo que se van a comer parece obvio. El único inconveniente de la paráfrasis es denominar democracia a eso. Más bien se trata de un episodio canónico del lado oscuro de esta. Por lo demás, a Hervías se le conoce como el Lobo. Y le hace honor al alias.

Al Lobo, enemigo íntimo del vicepresidente andaluz, Juan Marín, con el que se ha enfrentado incluso por lo conyugal, era fácil imaginarlo acariciando un gatito de Angora mientras se viralizaba la grabación en la que este consideraba estúpido presentar presupuestos —tal cosa ni siquiera es una opción— y animaba a poner los tanques electorales en la calle. Colocada la filtración en el medio oportuno en el momento oportuno, tendría un triple efecto, aunque dos de ellos en calidad de efectos colaterales: proporcionar la coartada con la que PSOE y Vox harían naufragar los presupuestos andaluces, algo que ya tenían sobradamente decidido, para forzar el relato del adelanto electoral,  y colocar a Marín a los pies de los caballos responsabilizándolo de ese fracaso con una imagen de frívola inconsistencia. El quid, no obstante, está en el tercer efecto.

Esto, va de suyo, no es una operación andaluza, aunque efectivamente sus efectos colaterales torpedeen el Gobierno de Juanma Moreno hasta ahora bien encarrilado a una victoria electoral solvente para consolidarse en el poder después de casi cuatro décadas ininterrumpidas de socialismo. El coste les habría parecido asumible a los dos lobos, puesto que el verdadero objetivo no es otro que la destrucción de Ciudadanos. Si el partido se desmorona en Andalucía, después de la catástrofe de Madrid, quedaría sin apenas oxígeno. Y Hervías, desde su tocata y fuga, no ha tenido más objetivo que ese.  Es una pulsión muy básica —no se necesita ser psicoanalista  por La Plata para desentrañarla— y para eso le pagan en Génova, donde pujan por esa bolsada de votos con una OPA permanente a los naranjas. Por añadidura Egea, protector de Hervías, anhela un adelanto en Andalucía, para reforzar la hoja de ruta de Casado hacia la Moncloa. Andalucía, claro está, les importa una higa, tanto como para desestabilizar a Juanma Moreno la semana de su congreso regional.

La debilidad de Ciudadanos, donde aún quieren confiar en un proceso de reconstrucción e incluso de rebranding con la marca Liberales cada vez más habitual en su puesta en escena, hace que la formación pueda estar en vilo por dos o tres personajes de esa catadura. Egea y Hervías quizá tengan hechuras de Mortadelo y Filemón, pero su posición es fuerte y sus escrúpulos no van a ser un impedimento. Nadie duda que hay más grabaciones para regularlas, como se ha hecho con esta, guardada durante meses en un cajón. Lógico. Todas las apuestas apuntan a cierto parlamentario andaluz con fama de grabar hasta los buenos días de los ujieres, aunque en calidad de subalterno en el dramatis personae. ¿Para cuánta dinamita?

Desestabilizar Andalucía, de momento,  solo es un medio para lograr el objetivo que comparten Egea, al que acaba de retratar Cayetana Álvarez de Toledo, y Hervías. En el partido saben que el Lobo, bautizado así por el personaje de Harvey Keitel en Pulp Fiction por su prestigio como solucionador, recorrió un puñado de veces el país en su Mazda convirtiéndose en la caja negra del partido. Y ese fue después su pasaporte para ir a Génova. A la escala fijada por Andreotti de rivales, adversarios, enemigos y compañeros de partido; le faltan la figura del ex compañero de partido resentido. Egea sabía lo que fichaba. 

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