El ofertón: el doble de Sánchez por el mismo precio
«¿Es de utilidad para usted, señora, o para usted, señor, que el gobierno de España se reúna dos veces por semana?»
¿Es de utilidad para usted, señora, o para usted, señor, que el Gobierno de España se reúna dos veces por semana?
Bueno, si son ustedes como yo, es decir, de los que piensan que Isabel Rodríguez es una de las mejores portavoces gubernamentales que ha dado nuestra democracia desde Eduardo Sotillos, pues al menos les servirá para disfrutar de la elegancia con la que la manchega logra en cada nueva comparecencia meterse en una piscina atestada de pirañas y salir sin una solo rasguño mientras las pirañas se devoran unas a otras.
En cualquier otro caso, ya les adelanto que no solo no les va a servir para nada, sino que además va a ser extremadamente oneroso para sus intereses.
Comencemos por lo material, que es donde está el truco de la cosa: aunque ustedes no lo crean, esto de que el Gobierno se reúna una vez por semana y en viernes (antes de que el defenestrado visir de Sánchez los trasladase a los martes por razones puramente marketinianas, me refiero) no era un capricho de Felipe González, Aznar, Zapatero y Rajoy…
El consejo de ministros de los viernes, ahora de los martes, es la culminación de un proceso que comienza en los ministerios, se cocina en el llamado «consejillo», la reunión de la comisión de secretarios de estado y subsecretarios previa al mismo y se sirve calentito en el consejo de ministros, que pocas veces hace algo más que refrendar lo decidido por ese consejillo que es el lugar donde realmente se corta el bacalao.
Un proceso en el que este año, el Gobierno más perezoso de la historia solo ha conseguido producir hasta la fecha 42 leyes de las cuales 3 son orgánicas, 6 modificaciones de leyes orgánicas, y el resto 15 leyes y 27 reales Decreto-Ley, una tercera parte de las 144 que él mismo se puso como objetivo para este año.
Primera conclusión: aunque se dupliquen los consejos, si no se duplican a la vez los «consejillos» no parece nada claro que esto sirva para los fines que supuestamente persigue el Gobierno.
Sigamos ahora por otro elemento discutible de la medida, llamémosla orgánica: ¿tiene realmente sentido que los ministros tengan que desplazarse a Moncloa dos veces por semana para aprobar medidas que podrían aprobarse en un solo viaje?
La respuesta solo puede ser una: solo tiene sentido si consideramos que los ministros trabajan poco, algo que ya sabíamos de Castells pero que ignorábamos del resto de sus compañeros de gabinete.
Y para terminar, evaluemos la parte formal, que dados los dos elementos previamente citados es tan sencilla que casi se analiza sola.
La función del doble consejo de ministros con el que Sánchez nos va a torturar es basicamente eso, una cuestión formal que solo busca ocupar más espacio aún en los medios de comunicación, marcando la agenda a medios, oposición y ciudadanía. Blanco y en botella.
Lo que no me queda nada claro es que todo esto sea demasiado rentable para el presidente del Gobierno y para su partido vistos los perversos efectos en las encuestas de la sobredosis de Su Persona en los medios en la primera fase de la pandemia, un momento en el que incluso el actual inquilino del palacio de la Moncloa se dio cuenta de que la ocupación de espacios mediáticos y la sobreexposición a focos o flashes puede terminar carbonizando a cualquiera.