Marcar el paso a Europa
«La Conferencia es una oportunidad para crear una Europa a imagen y semejanza de sus ciudadanos»
Este fin de semana unos 200 ciudadanos de toda Europa se han reunido en Maastricht para marcarle el paso a la Unión en un tema más que relevante en los tiempos que vivimos: el papel de la UE en el mundo. En estos días, han sido capaces de decidir conjuntamente y hacer recomendaciones a las instituciones europeas sobre los objetivos y estrategias de la UE en materia de políticas de seguridad, defensa, asuntos exteriores y comercio, sin olvidar la ayuda humanitaria y la cooperación al desarrollo, la ampliación y la migración.
En un contexto de crecientes tensiones geopolíticas, con diplomáticos y políticos de todo el mundo inmersos en intensos debates, esta iniciativa ha ofrecido a los ciudadanos de a pie la oportunidad de expresar sus preocupaciones y formular sus recomendaciones sobre la manera en que la UE puede afrontar los numerosos retos que se avecinan. Más adelante, una veintena de ellos presentarán y debatirán sus propuestas con eurodiputados, políticos nacionales, comisarios europeos y otros órganos de la UE y la sociedad civil en el pleno de la Conferencia sobre el Futuro de Europa que se celebrará los días 11 y 12 de marzo en Estrasburgo (Francia).
La Conferencia representa el esfuerzo conjunto de las instituciones europeas y constituye un ejercicio democrático paneuropeo sin precedentes. Su mayor valor añadido y la innovación más importante de este encuentro es el hecho de reunir, mediante una selección aleatoria, a ciudadanos de toda la Unión Europea, de generaciones y procedencias diferentes, que pueden comunicarse y compartir sus ideas en su lengua materna. Estos ciudadanos debaten sobre el tipo de Unión Europea en la que desean vivir y trabajar, presentan sus ideas a ministros, parlamentarios nacionales y europeos, sindicalistas, organizaciones no gubernamentales, representantes empresariales y a otras partes interesadas de toda Europa, y debaten con ellos.
Este método de deliberación ocupa un lugar central en lo que es y representa la UE: una manera de resolver los problemas y de decidir sobre nuestro futuro mediante el debate, y no la confrontación, la rivalidad o el conflicto. En mi opinión, este grupo de ciudadanos que acaba de reunirse en Maastricht es muy simbólico y encarna, en muchos sentidos, un valioso modelo de democracia que, lamentablemente, está amenazado en muchos lugares del mundo, e incluso en Europa.
Dos de los cuatro paneles europeos de ciudadanos reunidos por la Conferencia ya han concluido sus trabajos. El panel sobre democracia europea, valores, derechos, Estado de Derecho y seguridad adoptó 39 recomendaciones para el futuro de Europa, en las que se agrupan ideas sobre la consolidación del Estado de Derecho en los Estados miembros de la UE, la lucha contra la desinformación y la garantía de la independencia de los medios de comunicación, además de muchas otras cuestiones. El panel sobre cambio climático, medio ambiente y salud concluyó su trabajo con 51 recomendaciones, en las que se pide a la UE que invierta en tecnologías y transportes respetuosos con el clima y que mejore el bienestar de los animales. También se destacaron las ayudas a la conciliación de la vida laboral y familiar y se prestó especial atención a las necesidades de las personas que viven en las zonas rurales de la UE. Las conclusiones de estos paneles se presentaron y debatieron en el pleno de la Conferencia los días 21 y 22 de enero. Los otros dos paneles finalizarán su trabajo este mes: este fin de semana lo ha hecho el de Maastricht y, del 25 al 27 de febrero, el de Dublín sobre economía de la UE, justicia social y empleo, educación, cultura, juventud y deporte, y transformación digital. La Conferencia presentará este verano sus conclusiones finales con sus orientaciones sobre el futuro de Europa.
Casi medio centenar de españoles están contribuyendo con sus ideas y recomendaciones a los cuatro paneles temáticos. El participante más joven tiene 16 años, el mayor, 75. Entre estos dos hay muchos otros, cada uno con sus orígenes, vivencias, historias personales y profesionales… pero hay algo en lo que todos coinciden: la Conferencia es una oportunidad para crear una Europa a imagen y semejanza de sus ciudadanos y que gracias a ella, han tendido puentes y se han acercado y entendido mejor la realidad de ciudadanos de todos los rincones de Europa.
La Conferencia es una oportunidad única e histórica. Debemos aprovecharla con decisión y empeño para, juntos, dar forma a la Europa que nuestros ciudadanos quieren ahora y también para las generaciones futuras. Corresponde luego a los dirigentes e instituciones de la UE llevar a la práctica, tal como se han comprometido, las ideas que los ciudadanos europeos han expresado sobre su futuro común.