Putin y los expertos de la ministra de Hacienda
«La ignominiosa invasión del territorio ucraniano perpetrada por los soldados rusos enviados por el malhadado liberticida ha puesto patas arriba todo el orden mundial»
Publicaba THE OBJECTIVE que la guerra de Ucrania «deja en el aire el dictamen de los expertos de la reforma fiscal», al retrasarse su entrega y, sobre todo, quedar afectadas algunas de las recomendaciones que se tenía previsto incluir.
No es extraño lo anterior toda vez que la ignominiosa invasión del territorio ucraniano perpetrada por los soldados rusos enviados por el malhadado liberticida ha puesto patas arriba todo el orden mundial. Sin duda, los efectos económicos de la guerra y de las consecuentes sanciones acordadas por el mundo libre afectarán a la economía del planeta y, por ende, a la española, debiendo ser aquellos tenidos en cuenta en las recomendaciones fiscales que preparan los expertos de María Jesús Montero.
Con todo, la cuestión más relevante que los aludidos vienen obligados a revisar no trae su causa en la guerra iniciada por el criminal ruso, sino en la evolución seguida durante 2021 por dos parámetros significativos de la economía española. Es conveniente analizarlo.
Como es público y notorio, los fiscofílicos españoles llevan años proponiendo -y realizando- subidas impositivas, justificando pretendidamente sus propuestas y sus acciones en la ¿necesidad? de igualar la presión fiscal española a la existente como media en el conjunto de la Unión Europea. En este marco, es también público y notorio que el Comité de expertos ideado por la ministra de Hacienda proyectaba recomendar nuevos aumentos en la fiscalidad española con base en el falaz argumento de nuestra menor presión fiscal. Así se les ha escuchado y leído a varios de sus componentes y, en concreto, al propio presidente del Comité.
Cierto es que, según los últimos datos oficiales de Eurostat, nuestra presión fiscal (37,5%) es afortunadamente inferior a la existente en el conjunto de los países miembros de la Unión Europea (41%). En la diferencia estaría el recorrido que los expertos designados por el Gobierno pensaban apoyar su propuesta de aumentar el castigo a los contribuyentes españoles.
No voy a discutir ahora lo falaz del argumento. Lo he discutido en innumerables ocasiones y lo seguiré discutiendo en muchas más. Mi propósito en este artículo se limita a constatar que lo sucedido en la economía española durante 2021 ha desnudado de su argumento a nuestros fiscófilos. Les ha roto de plano su falacia. Les ha dejado sin el juguete con el que pensaban jugar.
Así sucede porque la presión fiscal no es más que el cociente que resulta de dividir el importe de la recaudación tributaria obtenida por un país por el volumen de su Producto Interior Bruto, cociente cuyo resultado para el caso de España en el año 2020 era 37,5%. Pero resulta que lo acaecido en España en 2021 ha modificado de forma muy diferente al numerador y al denominador de la fórmula o cociente descrito.
Efectivamente, según ha manifestado la ministra de Hacienda, en 2021 nuestra recaudación tributaria ha aumentado un 15%. Y, por su parte, según el dato oficial del INE, en el mismo 2021 el crecimiento del PIB ha sido un 5%.
Trasladando dichos porcentajes de crecimiento a la fórmula con la que se calcula la presión fiscal, que el numerador haya crecido el triple que el denominador (15% frente a 5%), implica que si las matemáticas no mienten (ahorro al lector el desarrollo de los cálculos), la presión fiscal existente en España correspondiente a 2021 se ha elevado hasta el 41,07%.
Sin duda lo anterior es una mala noticia para los que creemos en la bondad de una fiscalidad moderada, pues es evidente que aumentar en más de tres puntos porcentuales (del 37,5% al 41,07%) la presión fiscal es alejarse de la conveniente moderación. Pero resulta también relevante que, con el aumento sufrido, la presión fiscal española ya se ha igualado a la del conjunto de nuestros socios europeos, incluso hasta la ha superado (41,07%, España; 41% la Unión Europea).
Quiere decirse que la falacia recurrentemente utilizada por los fiscofílicos y cuya nueva utilización proyectaban los del comité de expertos se les ha evaporado ¿Cómo van a recomendar ahora las subidas adicionales en la fiscalidad española que les habían ordenado recomendar? Y, en su caso, ¿Cómo pretenden justificarlas?
No creo que se atrevan a ignorar los datos económicos de 2021 para así ignorar también que el maldito anhelo de igualar la voracidad tributaria de nuestro Fisco a la de otros países se ha cumplido ya. No lo creo porque arruinarían su prestigio profesional y académico. Tampoco creo que vayan a recomendar ahora que los españoles debamos sufrir una presión fiscal superior a la que soportan nuestros vecinos, porque la incoherencia que supondría respecto a su falacia argumental reiteradamente manifestada arruinaría su credibilidad personal. ¿Van a renunciar entonces a recomendar nuevos sablazos fiscales? ¿De qué le habrán servido entonces a la Ministra de Hacienda? Verdaderamente, los expertos se encuentran en una encrucijada, es lo que tiene poner tu experiencia al servicio de una obra cuyo final está diseñado por otros.