THE OBJECTIVE
Cristina Casabón

Cancelar a Dostoievski es barbarie perfumada

«La batalla por Ucrania no es solamente física, hay una contraposición de valores, intereses y creencias»

Opinión
Comentarios
Cancelar a Dostoievski es barbarie perfumada

Dostoievski. | Europa Press

Me gusta el concepto de «batalla espiritual» que utiliza Rimbaud, porque al fin y al cabo, la batalla por Ucrania no es solamente física, hay una contraposición de valores, intereses y creencias. La OTAN por mí puede salir a peinar los mares, los cielos y va a patrullar el universo si sirve para defender la libertad y la democracia. Pongo las cartas sobre la mesa a favor de los halcones. Occidente, cuna de la libertad y de la democracia, tiene derecho a defender sus valores, a librar su batalla espiritual.

Y no hablo de defender nuestros valores en abstracto. Algunos venimos un tiempo diciendo que no hay que censurar, se lo hemos dicho a la intelligentsia progresista las veces que ha hecho falta. Y tocará decirlo a quien cancele cualquier genio ruso, empezando por mi querido Dostoyevsky, en suelo europeo. Cualquier triunfo de la razón es temporal y reversible y cualquier esfuerzo utópico de construcción de una sociedad libre ha de convivir con estallidos de irracionalidad, con revoluciones y sentimentalismos varios, pero cancelar a Dostoyevsky es una paletada. 

Todavía estamos intentando comprender ciertos sentimientos pro Putin que parecen no tener precedentes en su nebulosidad ideológica, y parecen anticipar la debilidad, o al menos el peligro de erosión de las democracias liberales. No obstante, la censura debe ser el último recurso para hacer frente a cualquier opinión disonante. Y esto es así porque ser europeo, occidental, siempre ha significado tener libertad de ser uno mismo, es decir, pensar y opinar libremente. Europa hace posible un Valentino cada siglo, un Shakespeare o un Velázquez gracias a la libertad. Esta vieja Europa, creadora de capitales como Madrid, París o Roma es la cuna de la civilización y del buen gusto. 

Por ello, la cancelación cultural es barbarie perfumada. Hay que tratar al ciudadano europeo como un adulto y dejarle elegir si desea o no acudir a una charla de Dostoievski o a cualquier actuación o concierto de un artista prorruso. Aquí el único limite que justifica una cancelación, en mi humilde opinión, sería no contribuir a financiar a Putin, y, por consiguiente, la guerra contra Ucrania. Entiendo la censura  cuando de lo que se trata es de no financiar al gobierno ruso, y esta debería ser la única línea roja, nada más.

Hay medidas sensatas, como no financiar un tirano, y otras que rozan el patetismo absoluto, que solo sirven para que los dictadores saquen pecho frente a Occidente, y puedan comparar su régimen de libertades con el nuestro. En Italia se ha prohibido una conferencia sobre Dostoievski, pero en Florencia el alcalde se paró en seco: «Hay que parar a Putin, no la cultura rusa», dijo cuando quisieron tirar la estatua del genio. Un aplauso para el alcalde de Florencia, que ha entendido lo que significa ser ciudadano europeo.

La embajada rusa emitió un video de Putin hace una semana donde el tirano explicaba lo que era la cultura de la cancelación, como dando lecciones de libertad a nuestra democracia. No se lo pongamos tan fácil. Solo el enemigo fija nuestra identidad, y evidentemente, no debemos facilitar que Putin defina la cultura de occidente en esos términos. El occidental siempre debe ser tratado como un adulto, hay que educar en valores, y nunca recurrir a la censura. Y recordemos de paso que nuestro sistema es tan perfecto que podemos criticar la cultura de la cancelación cuando surge de manera accidentada y espontánea, como ahora, algo que no ocurre en Rusia. 

El valor supremo, o sagrado, por el que los ucranianos luchan es la libertad, y por ese valor también hemos librado guerras mundiales en suelo europeo, y así debe seguir siendo. Todo lo demás es barbarie perfumada. 

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D