MyTO

Indultar a la mujer

«Indultar a la mujer por el hecho de serlo es condenarla a la minoría de edad moral»

Opinión

La ministra de Igualdad, Irene Montero. | Europa Press

  • Catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha publicado recientemente ‘Lo sexual es político (y jurídico)’ en Alianza, Madrid, 2019.

Un fantasma anti-meritocrático recorre nuestras conversaciones, tribunas, informes y ensayos. Esta misma semana la Ministra de Igualdad ha afeado a la diputada Macarena Olona que desconozca, minusvalore o menosprecie la lucha de las mujeres que la antecedieron, la que habría posibilitado los logros personales de los que ella se vanagloria.  

Hay un grano de verdad en esa censura – aunque dudo de que Olona «se la merezca» a la luz de su discurso- que nos recuerda que construimos nuestros planes de vida a partir de cimientos heredados, como también en la advertencia últimamente esgrimida por el filósofo Michael Sandel (The Tyranny of Merit) de que la meritocracia puede ser socialmente corrosiva: quienes se enseñorean en sus hazañas o quienes sucumbimos a la admiración por ellas estamos desplegando la pista, siquiera sea inconscientemente, para que aterrice la estigmatización sobre los «perdedores» y con ella una odiosa estratificación social.

¿Querría ello decir que debemos prescindir del «merecimiento»? ¿Qué se quiere decir cuando se afirma que la meritocracia no funciona, que es «un timo»? Es dudoso, para empezar, que signifique que debemos prescindir de la imputación a un individuo de una ventaja, elogio, posición social, rol o beneficio por lo que ha hecho. Atribuir «mérito» a Andrew Wiles por haber resuelto el teorema de Fermat o a Marie Curie por descubrir el Radio y el Polonio significa, en un sentido mínimo, considerar que se debe a ellos lo resuelto o descubierto. Si es que esos son logros encomiables, ni Andrew Wiles, ni Marie Curie,  ni ningún otro individuo singular por sus desempeños, ha de merecer más consideración y respeto que ningún otro. Así, la meritocracia no es necesariamente contraria al ideal básico de la igualdad entre todos los seres humanos. Cuestión distinta es cuál deba ser la recompensa vinculada a esos «méritos» entendidos como imputaciones o atribuciones. Si premiarlas contribuye a incrementar el bienestar social, azuzar a todos los individuos mediante incentivos para que también se esfuercen o desplieguen su ingenio no parece una idea descabellada (sí en cambio obligar a los individuos a explotar sus talentos o capacidades sacrificando sus gustos o preferencias: ¿debió ser forzada Irene Montero a no estudiar Psicología y sí en cambio una carrera menos feminizada?). Y cuestión distinta también es que en un sistema social que se presenta como meritocrático existan «falsos positivos» (premios inmerecidos) o «falsos negativos» (injustos fracasos por inmerecidos), o cuál deba ser el tamaño o naturaleza de la recompensa asociada a lo atribuido. 

Nadie se merece su infortunio no elegido ni sus dotes azarosamente concedidas por la naturaleza, con lo que alguien podría tirar por elevación y decir: puesto que todo es finalmente el resultado de «inmerecidos» puntos de partida (la concentración de fibras musculares rápidas de Usain Bolt, la aversión al riesgo e inteligencia de Marie Curie o el tesón de Nadal son tan poco «merecidos» como cualquier discapacidad congénita) la meritocracia es una gran ficción, una engañifa colectiva. Pero entonces también habría de serlo el reproche, social o jurídico, y la imposición de castigos que se basan en la culpa o imprudencia por acciones u omisiones imputables por comportamientos que habríamos podido evitar o desplegar. En ese sentido la pregunta parece pertinente: ¿es también el Derecho penal «un timo»?

Si lo es, entonces también lo es, finalmente, la libertad, nuestra condición de agentes morales (¿fue el sistema patriarcal quien forzó a Irene Montero a estudiar Psicología?). Y lo cierto es que uno tiene la sensación de que así se trasluce en estos días en los que toda mujer es disculpada cuando comete una afrenta, incluso muy grave. Para todas y cada uno de esas conductas protagonizadas por mujeres como Juana Rivas, la Ministra de Igualdad, el Gobierno feminista, la Fiscalía y una buena cohorte de aliados parecen tener siempre disponible la excusa, justificación o indulto. Incluso el elogio. Pero con semejante actitud olvidan una de las más importantes lecciones del feminismo, una enseñanza que resumió la filósofa Amelia Valcárcel señalando que la maldad no les puede ser ajena a las mujeres si es que deben ser tenidas por sujetos autónomos.

En efecto: la amnistía o indulto general a toda mujer meramente por el hecho de serlo es el candado que las confina a una perpetua condición de minoría de edad moral.

2 comentarios
  1. ToniPino

    Yo soy yo y mis circunstancias. El éxito o fracaso personal, profesional y social depende de los méritos propios (capacidades, habilidades, esfuerzo), de las circunstancias (familia, recursos, entorno) y del azar. A veces se tienen méritos, pero faltan circunstancias favorables o viceversa. Esa división de “ganadores” y “perdedores”, “winner” y “loser”, es producto del individualismo exacerbado de la cultura estadounidense.

  2. 23xtc

    Voy a centrarme en copiar , «la amnistía o indulto general a toda mujer meramente por el hecho de serlo es el candado que las confina a una perpetua condición de minoría de edad moral.», y Juana Rivas, la Ministra de Igualdad, el Gobierno feminista, la Fiscalía y una buena cohorte de aliados parecen tener siempre disponible la excusa, justificación o indulto. Incluso el elogio. Pero con semejante actitud olvidan una de las más importantes lecciones del feminismo, una enseñanza que resumió la filósofa Amelia Valcárcel señalando que la maldad no les puede ser ajena a las mujeres si es que deben ser tenidas por sujetos autónomos.».

    No se si le obligan a escribir esto EN ESTE MEDIO, me toma por im,,,il, quien se cree que es usted para decir el discurso tan poco real de porque a Salmerón, Rivas, Sevilla y más, se las indulta, como una que Griso pidió el indulto porque se «defendió de un maltratador». Sabe que si usted pega a su pareja y ella hace lo mismo, me da igual quien sea primero, a usted le condenarán por la ley de Montero pasará a engrosar la lista del Observatorio, THEMIS, Fundación Mujeres, Campo Amor, CGPJ y oficinas autonómicas de y para la mujer, con el presupuesto de miles de millones, que luego se reproducen en medios audiovisuales y digitales gracias a la ley, a esa, pero ella «podría» alegar maltrato y sería exonerada del C Penal ordinario con que sería condenada por delito leve de agresión, si acaso, sin la ley Montero actual. Me hace usted gracia porque lo sabe, como sabe que paso al padre que vio como le negaban legalmente ayuda en comisarías, ayuntamientos, colegio porque la asesina de su hijo le denunció falsamente una y otra vez, hizo con el y su hijo lo que la dio la gana. Sabe que Fiscalía prohíbe que una mujer sea juzgada por falsedad por denuncias a hombres, que si algún despistado la procesa se salda con un pago de entre 199 a 6000, y una retirada de la custodia de un mes a 4 años, si cabe, si eso, aunque a usted ella le denuncie 16 veces en un año y vaya 16 veces a prisión preventiva. Sabe que al «manistas» le metieron casi 7 días en prisión y le maltrataron, le rompieron la casa de arriba abajo, paredes, electrodomésticos, baño, por orden judicial, no hay nadie ni nada que le pueda ayudar a denunciar en el TJUE lo que le ha pasado. Voy a relatar que dijo Fallaras, en el programa de la hija del que hizo el discurso de Suárez delante de periodistas hombres que se venden, “en un primera, se barajo, por todos los platos de televisión”, la presentadora dice “si, si”, “y no se descarta” y Sonsoles dice “efectivamente y no se descarta”, Cristina y Sonsoles dicen” esto no se descarta nunca”, Sonsoles dice” no sabemos quien, el quien no lo sabemos”, Cristina dice ”es terrible que nos hayamos acostumbrado hasta tal punto a la violencia machista que cada vez que aparece una mujer o muchacha muerte enseguida pensemos en un crimen machista, acabamos de hablar hace un momento de la chavala de Totana”, Cristina, “es decir, porque no nos dejan en paz, lo pregunto en serio, porque no nos dejan en paz a las mujeres, porque no nos dejan en paz los hombres, porque las mujeres no matamos hombres, las mujeres no violamos hombres, yo estoy consternada era una, ni, era una chavala de 17 años, aparece en un trastero otra en un camino, donde aparecen las mujeres asesinadas, yo estoy consternada os lo digo en serio, yo no lloro porque tengo el cuero muy duro pero es para llorar y para gritar”, la cara de la presentadora esta en otra imagen soplando mostrando una cara de consternación mientras la otra habla, los otros en la mesa no dicen nada, asienten por callada.
    A Cristina nadie la denuncia en el TJUE, ni Beatriz Gimeno, la alcalde de Gijón, Aurelia Vera, Griso, Patricia Pardo, Sandra Golpe, una concejala de Pinto, Carmen Chaparro y Calvo, la ex jueza de Podemos.

    Le impiden tener libertad de expresión en su universidad pero si fuera usted Gallego Ayala Calvo estaría escribiendo a Sánchez como han hecho, sus amigas de asociaciones hembristas y «compañeras de lucha por la igualdad» .

    Voy a relatar que dijo Griso el 3 de marzo de 2020 en su red social. «Este año el 8 de marzo cae en domingo, pero que ni el festivo ni el coronavirus sean una excusa para que dejamos de reivindicar nuestros derechos. Estamos muy lejos de conseguir la igualdad y tenemos mucho aún por lo que batallar», parecido a lo que dijo por lo mismo Carmen la ex ministra, esta se contagió y la salvaron cuando no se hizo con los demás, Griso no estuvo la muy falsa e intento meter la culpa a Don Simón.

    Cada día usted me sorprende más.

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