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¿Qué querrá ser Vox de mayor?

«Si acierta, Abascal puede llegar a ser presidente del Gobierno algún día; si se equivoca, ya sabe dónde le esperan Iglesias y Rivera»

Opinión

Buxadé, Espinosa de los Monteros, Macarena Olona y Santiago Abascal, anoche, en Sevilla. | EP

  • Gallego practicante pese a residir desde la tierna edad de 5 años en Barcelona, ciudad donde se licenció en Económicas. Ha sido editor de El Correo Financiero además de colaborar en distintas etapas, entre otros medios de comunicación, en COPE, ABC, Es Radio, El Mundo y Libertad Digital.

Les votan los de arriba, los del medio que miran hacia arriba y los de muy abajo. Advertida la excepción de Cataluña, demarcación donde la grieta identitaria lo distorsiona todo, el resumen con trazo grueso del electorado de Vox se ajusta bastante a ese enunciado. Y también, por cierto, en Andalucía, donde ninguna particularidad local en el retrato de familia de la base sociológica del partido de Olona se distancia en exceso de la pauta común. Una pauta que, por lo demás, reproduce en lo esencial el cuadro clásico del electorado del Partido Popular. A  tales efectos, los de la procedencia de los apoyos en las urnas en función del lugar que se ocupe en la pirámide social, Vox no se distingue en casi nada del gran partido tradicional de la derecha. Si bien los singulariza su presencia diferencial en los nichos de renta muy baja, los correspondientes al estrato de la población que peor lo pasa siempre. 

Un espacio, ese, en el que Vox, a diferencia del PP, es percibido como la genuina opción antisistema dentro de la oferta disponible en las mesas de votación. Papel, el de enemigos oficiales del establishment y de la élite que en su momento pudo representar -y rentabilizar- Podemos, y del que en alguna medida igual logró obtener réditos Ciudadanos durante los peores años de la crisis. Y es que, en este preciso instante de la escena española, Vox encarna también, y sobre todo, al partido del cabreo. Pero ese papel tan cómodo y siempre tan agradecido ante las cámaras de la televisión, el el outsider justiciero que se atreve a proclamar las verdades del barquero que los otros rehuyen, tiene, como todo en política, sus tiempos. Porque no se puede ejercer de Pepito Grillo de modo indefinido. 

Abascal va a tener que optar por uno de los dos modelos de partido alternativo a la derecha liberal-conservadora convencional que existen en el sur de Europa: Meloni o Le Pen

Los partidos emergentes, como las personas, pasan también por un instante crítico, el del tránsito de la alegre e impune adolescencia a la madurez, en el que se ven obligados a decidir qué quieren ser de mayores. Y a Vox, igual que antes a Podemos y a Ciudadanos, le acaba de llegar esa hora de la verdad. Una decisión, la que ahora compete a Abascal, de la que va a depender que también acabe en nada, al modo de los juguetes rotos de Iglesias y Rivera, o que se consolide como una fuerza decisiva en el tablero español. Cerrado el expediente andaluz, en lo que quede antes de que el presidente Sánchez convoque las generales, Abascal va a tener que optar por uno de los dos modelos de partido alternativo a la derecha liberal-conservadora convencional que existen en el sur de la zona euro. Dos modelos con sensibles diferencias programáticas, pese a lo cual ambos están obteniendo éxitos electorales en los respectivos países donde se han testado. 

Hablamos, claro, de Le Pen y de Meloni, de la Agrupación Nacional y de Hermanos de Italia. O sea, hablamos de una derecha nacionalista y chovinista en lo retórico, aferrada de modo militante al programa moral íntegro del catolicismo tradicionalista, mucho más atenta a las guerras culturales que a plantear enmiendas de algún calado a la ortodoxia dominante en economía ( acaso con la salvedad de la cuestión migratoria) y, rasgo importante, alineada en todo momento con la doctrina estratégica de la OTAN, que no otra cosa resulta ser Fratelli d’Italia. O, la fórmula francesa, de una opción mucho más refractaria a todo lo anglosajón en general, más decididamente populista y que postule sin ambages priorizar una tercera vía económica cuyo sostén ideológico remita a cierta actualización de aquel proteccionismo inteligente que caracterizó a lo que ahora los libros de historia recuerdan como los treintas gloriosos. También simplificando mucho, quizá demasiado, iliberalismo moral frente a iliberalismo económico. Meloni o Le Pen. Competir con el PP por el voto clásico de los conservadores de toda la vida o disputar el electorado a la izquierda en su mismo terreno. Si acierta, Abascal puede llegar a ser presidente del Gobierno algún día; si se equivoca, ya sabe dónde le esperan Iglesias y Rivera. Y no le queda demasiado tiempo para elegir.

15 comentarios
  1. Caledonia

    VOX no es un partido regional porque su razón de existir lo es a nivel nacional. La batalla ideologica-cultural no funciona a nivel regional. VOX está para llenar el hueco que nadie quiere llenar. Entiendase por ‘nadie’ a Feijoó y a Moreno. Yo no veo a ninguno de los mentados enfrentandose a la izquierda. Tampoco a derogar la más pía de las leyes ideológicas aprobadas por ésta. La batalla ideológica-cultural está minando, no poco a poco, los cimientos constitucionales, vease cómo estamos, y nadie, entiendase Feijoó y Moreno, está dispuesto a llevarla a cabo. Aparte de VOX, no hay más voluntarios para darla.
    Tenemos en Andalucía a un buen gestor y en Galicia vimos a otro mejor gestor. Pero no sólo de gestores estamos necesitados. La economía es lo más importante, Mariano dixit, pero el rumbo ideológico-cultural también. ¿Más tal vez? VOX nació para dar esa batalla de la que la derecha se desentiende y mientras haya que darla VOX será la bisagra necesaria. Ese es su cometido y prevalecerán, porque Andalucía ha dicho que, en parte, la victoria de Moreno se debe a la política ideológica del PSOE. Lo bueno de VOX en estas elecciones es que han perdido ganando escaños. Del puesto quinto al tercero y la misma proporción que el PP. ¿Es que alguien, aparte de ellos mismos, pensaba que iban a ganar? Todos nos caemos del burro alguna vez. Le quedan unas cuantas. De momento VOX a ganado allí donde se ha presentado y en proporción a la dificultad que ha tenido; con la excepción de Galicia, … que confirma la regla.
    Es cierto, VOX es un David contra Goliat, o ¿a qué partido se le acosa, vilependia, ataca, apedrea, insulta, señala, culpabiliza, … y todavía le piden que pida perdón por existir, se les intente ilegalizar una y otra vez, se les tache de todo … y sigue sin pasar nada? Valientes son con no bajar la cabeza y dejar de existir. Es cierto que mucho va en el sueldo de los políticos pero incluirle no tener libertad para expresarse no se compensa con un plus de peligrosidad en una democracia. VOX demuestra que no se deja intimidar y defiende a sus votantes. Y sus votantes lo ven y no le abandonarán. Lo contrario de lo que hizo y le pasó al PP.
    La mayoría absoluta del PP se quedará en espejismo si no se corrigen los demanes del PSOE y tan sólo se dedican a administrarlos o a dejarlos en suspenso pero no a podarlas. Y a día de hoy no hay un par de dídimos en el PP para tocar una sola coma de esas leyes sectarias y divisoras entre españoles. VOX será la bisagra necesaria en su momento. La mayoría absoluta del PP es sin duda una buena noticia para los votantes de VOX en Andalucía, como lo es la victoria de Ayuso en Madrid. Menos dulce porque al menos Ayuso se enfrenta a la izquierda … y Moreno … como que no lo veo.

  2. Naboleon

    Es evidente que tiene que madurar y no repetir errores de otros, como C’s y Podemos, sin olvidar a UPyD.
    Ya ha tenido un primer tropiezo inventándose una lideresa andaluza vistiendo de lunares a una alicantina.
    La clave está, creo yo, en no dejarse esclavizar por los «Expertos» en márketing electoral y que Macarena Olona no imite a Dolores de Cospedal en Castilla La Mancha.

  3. Irrisormundi

    Yo creo que se equivocan los arúspices negros de sacristia que anuncian que VOX es un partido que va a desaparecer tarde o temprano para dejarle todo el terreno de la derecha al PP. VOX ha venido para quedarse, es obvio que sus votantes no son de una fluida ideologia como los pijos de CIUDADANOS 0o los no menos pijos retroprogres de Podemos. Y más con las tensiones que crean los separatistas racistas insolidarios que quieren robarnos partes de España a todos los ciudadanos españoles, porque Cataluña es de todos, como lo es Sevilla o Segovia o Toledo o Bilbao

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