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Teodoro León Gross

Andalucía sí quería cambio: diez claves de la noche electoral

«El resultado del PP confirma a Juanma Moreno como el barón más poderoso, desbordando a Ayuso»

Opinión
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Andalucía sí quería cambio: diez claves de la noche electoral

Juanma Moreno, en el acto de cierre de campaña de las elecciones andaluzas. | EP

1) Tres años y medio después, la carambola de 2018 se ha convertido en un triunfo arrollador de la derecha moderada. El PP obtiene un aval incontestable para ocupar el carril del central, vaciando a Ciudadanos y atrayendo 300.000 votos del caladero socialista. Juanma Moreno ha obtenido premio para la coherencia, convocando cuando tocaba y como tocaba, eso que le falló al PP de Casado en Castilla y León. Señalado por Feijóo hace semanas como su referente territorial, ahora el resultado lo confirma como el barón más poderoso, desbordando a Ayuso.

2) Paradoja: la irrupción relevante de la extrema derecha comenzó en Andalucía en 2018, como contrapunto al Frankenstein sanchista junto a la extrema izquierda y nacionalistas, y tal vez aquí marque el final de su efervescencia. El cambio real del eslogan de Vox no era más Vox  sino el PP moderado de Moreno. Moreno ya no es presidente por accidente, sino presidente por aclamación.

3) Reválida: el Gobierno del Cambio ha confirmado el sí al cambio. El gran fetiche casi taumatúrgico –desde el mítico ‘Por el cambio’ de Felipe en 1982 a la llegada de Podemos con ‘Empieza el Cambio’; del ‘Time to change’ de Clinton al ‘Change, we can believe in’ de Obama; del ‘Changer la vie’ de Mitterrand a ‘Le changement, c’est maintenant’ de François Hollande–  sólo funciona con expectativas reales. La ciudadanía, como anticiparon los sondeos, ha creído en el cambio para enterrar al PSOE de cuatro décadas hegemónicas.

4) Sevilla es la única donde siempre había ganado el PSOE. También allí se ha impuesto el PP, y con una ventaja casi quince puntos, cuando en 2018 estaba diez abajo. Y en Jaén. Es un triunfo total. No hay matices, no adversativas.

5) Vox no sólo no tendrá la llave, sino que perderá protagonismo aun ganando votos.  Está por ver que Olona llegue a tomar posesión. Su campaña ha sido desastrosa, con un andalucismo impostado y un equipo desnortado. De Andalucía no salen lanzados, como confiaban, sino con una incertidumbre inquietante para el futuro.  Narciso Michavila viene apuntando que los cambios suelen anticiparse en Andalucía.

6) Para el PSOE, con cuatro décadas de hegemonía, es un golpe histórico en su feudo sentimental. En 2018 todavía eran primera fuerza; y durante toda la legislatura se ha aferrado a ese dato. Estar bajo el 25% frente al casi 45% del PP es demoledor. No han tenido un problema de candidato, sino de discurso. Un momento clave: Zapatero reivindicando el orgullo de Chaves y Griñán, condenados y pendientes de la sentencia firme del Tribunal Supremo. La apuesta por la polarización izquierda/derecha ha fracasado frente al moderantismo transversal de Juanma Moreno. Su campaña centrada en Vox le alejaba e incluso desconectaba de la realidad. El PSOE ha naufragado en maniqueísmos simplistas tipo derechos vs derechas o tarjeta sanitaria vs tarjeta de crédito.

7) Injusto castigo a Ciudadanos, que ha pasado del Gobierno a fuerza extraparlamentaria, al que pesa que Juanma Moreno haya ocupado un espacio transversal, con un perfil socialdemócrata a fuer de liberal, que diría el otro. Ciudadanos no paga su gestión –sus miembros en el Gobierno salen con valoraciones muy altas– sino el desgaste de marca que se inicia en 2019 cuando Albert Rivera no pacta con Sánchez y fuerza la repetición electoral. Se cumple el destino de los partidos liberales que renuncian a su utilidad. Toca travesía del desierto.

8) La extrema izquierda se estrella, de manera desigual: Yolanda Díaz se subió tardíamente al carro de la precampaña en Andalucía, tras despreciarla en la primera foto de su Frente Amplio, avalando a una candidata que ha sufrido el mayor revolcón de la noche junto a C’s. Inma Nieto, como Juan Espadas, ha pagado un perfil impostado, a diferencia de Teresa Rodríguez, abusando de aguafuertes de la sanidad andaluza que parecían sacados de aquella novela ridícula Dan Brown titulada Fortaleza digital que retrataba una Andalucía corrupta y tercermundista, con hospitales donde «huele a orina» y hay pacientes que sangran por los rincones, entre ancianas desnudas en las habitaciones donde no hay camas, sino «catres». Ningún andaluz, al oírla, podría reconocerse en esas caricaturas esperpénticas.

9) Parafraseando el ‘España se acostó monárquica y se levantó republicana’ de abril de 1931, Andalucía no se acostó socialista y se despertó de derechas. Es una comunidad donde la estabilidad y la moderación se premia; y los sondeos ya advertían que la gestión suscitaba un alto grado de satisfacción y consenso. En tiempos de voto líquido, con un componente añadido de relevo generacional en la comunidad más joven de España, Moreno ha sabido ser referente transversal frente a la lógica bibloquista de la izquierda.

10) Son elecciones de Andalucía. Las lecturas nacionales deberían esperar. Sí, Feijoo puede exhibir la recuperación del gran espacio del centroderecha sin Vox; Sánchez confirma que para mucha España no es aceptable su Frankenstein pronacionalista; Vox pierde fuelle, Yolanda Díaz no lo gana…. Pero eso queda para otro día. 

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