A los interesados en la filosofía de Gustavo Bueno
Los autores advierten de que el sectarismo de la fundación que lleva el nombre del filosofo materialista ponga en peligro la difusión de su obra
Gustavo Bueno (1924-2016) es uno de los grandes filósofos del siglo XX y XXI. Lo es porque desarrolló un sistema materialista con multitud de aspectos interrelacionados, en diálogo con las ciencias del presente y con los grandes sistemas filosóficos de la tradición. Y lo es también porque siempre presentó su sistema como abierto a desarrollos, interpretaciones y rectificaciones. Algunos de sus intérpretes y valedores, sin embargo, entienden la vida y obra de Gustavo Bueno de un modo que, nos parece, puede condenar al olvido a este gigante de la filosofía española.
Entre los días 18 y 22 de julio tuvo lugar en La Rioja un curso de verano dedicado a la filosofía materialista de Gustavo Bueno. Durante sus 18 ediciones, este curso lo viene organizando la Universidad de La Rioja con la colaboración de la Fundación Gustavo Bueno (en adelante, FGB) y del Excelentísimo Ayuntamiento de Santo Domingo de la Calzada.
En esta ocasión se celebraban ni más ni menos que los 50 años de la publicación de la obra con la que Bueno presentó los principios ontológicos de su filosofía: Los Ensayos Materialistas (Taurus, 1972).
Invitados por el director del curso, el profesor Pedro Santana, los firmantes tuvimos la suerte de poder presentar tanto el libro recién publicado Contemporary Materialism: Its Ontology and Epistemology (Springer: Synthese, 2022), como nuestras respectivas contribuciones al mismo.
Nuestro agradecimiento se tornó perplejidad ante la conferencia de clausura, pronunciada por el hijo de Gustavo Bueno y presidente de la FGB, Gustavo Bueno Sánchez (en adelante, GBS). Para sorpresa de todos, la conferencia fue fundamentalmente dirigida a la expulsión de los ámbitos de discusión vinculados a la FGB de varios de los participantes en este curso, especialmente los dos que firmamos esta carta, utilizando para ello insultos, tergiversaciones e insinuaciones difamatorias impropias del diálogo filosófico y de una conferencia de clausura de un curso apoyado por instituciones académicas y públicas.
Todos los vídeos están disponibles en el canal de Youtube de la FGB, y allí puede apreciarse que nosotros presentamos nuestras ideas en todo momento con respeto, rigor y calma. Justo lo que se echó de menos en la conferencia oficial de clausura.
En lo que sigue, respondemos a los principales pseudo-argumentos vertidos en aquella conferencia. Lo hacemos movidos por la defensa del honor personal e intelectual, por supuesto. Pero, sobre todo, porque el tono y el contenido de esta conferencia confirman un secreto a voces: si no se hace nada por impedirlo, el rumbo cada vez más endogámico (por no decir explícitamente sectario) de la FGB puede llegar a poner en peligro la difusión y discusión de la obra de Gustavo Bueno, uno de los más grandes filósofos de nuestro tiempo. Tras cada cita textual de la conferencia, ofrecemos los minutos aproximados donde puede encontrarse para quienes quieran comprobar el contexto de las citas:
1. «Intervinientes que atacan la línea de flotación del legado filosófico de Bueno» (Ca. min. 9):
En la misma introducción a su conferencia, GBS expone su objetivo principal: una suerte de auto de fe o excomunión pública de algunos conferenciantes que habrían ido, de manera organizada, contra el legado de Bueno.
¿A qué ataques se refiere? En este momento de la conferencia, GBS apunta dos: la discusión del rótulo «materialismo filosófico» como idónea para identificar al sistema de Bueno y el uso en el subtítulo de nuestro libro Contemporary Materialism de «epistemology» en vez de «gnoselogía», que es como Bueno se refería a la filosofía de la ciencia para distinguirla de la filosofía del conocimiento.
Después volveremos sobre el nombre que Bueno dio a su sistema. Respecto a la filosofía de la ciencia, en el curso explicamos que nuestra decisión terminológica se debe a la constatación de que muchos autores contemporáneos, tanto en lengua inglesa como en lengua española, utilizan de hecho el termino «epistemología» para referirse a cuestiones que exceden con mucho el problema de las relaciones sujeto(s)-objeto(s) y se adentran explícitamente en las cuestiones propias de la filosofía de la ciencia. La argumentación será o no acertada, pero sin duda no justifica la acusación de querer acabar con el legado de Bueno.
2. «No es tan sencillo traducir algo que está escrito en español y en un contexto muy preciso a otras latitudes. Lo contrario es pura ingenuidad.» (Ca. Min. 11:30).
Esto en principio parece algo de lo que se puede discutir. Sin embargo, en los largos minutos que el conferenciante dedica a este tema incurre en la confusión de mezclar las dificultades (supuestamente políticas) de difundir la obra de Bueno en general con las dificultades más específicas de hacerlo en otras lenguas.
Limitándonos a lo segundo, las razones por las que dice el conferenciante que es ingenuo pensar que la traducción de la obra de Bueno puede tener éxito son dos: a las potencias extranjeras no les interesa que se difunda dicha obra y la estupidez filosófica reinante en el mundo no-hispano hace prácticamente imposible su lectura.
«Las razones de la falta de difusión de la obra de Bueno en otras lenguas tiene que ver con cuestiones de marketing editorial y académico»
En nuestra opinión, ambas razones son absolutamente desajustadas con el panorama de publicaciones internacionales, académicas o no, donde los títulos y contenidos abarcan prácticamente todo, a menudo con perspectivas corrosivas. Cualquiera que esté mínimamente al día de la literatura académica internacional sabe perfectamente que los estudios demoliendo perspectivas tradicionales en torno a la cultura o la felicidad, por ejemplo, no son precisamente escasos.
No dudamos en que haya control mediático y límites a los temas que se pueden discutir sin caer en la muerte académica. Pero las razones de la falta total de difusión de la obra de Bueno en otras lenguas tienen que ver, creemos, con cuestiones de marketing editorial y académico, junto con el estilo y prosa del propio Bueno en el contexto del debate universitario y público hoy día.
Precisamente por eso, además de en la traducción directa (vía que hemos perseguido en el pasado revisando traducciones encargadas por la propia FGB), hemos apostado por presentaciones nuevas y originales de la obra de Bueno en inglés en una de las mejores editoriales de filosofía (como es el caso de Synthese). Pero nuestro objetivo no es divulgativo ni proselitista, se trata de poner el sistema de Bueno a funcionar con problemas y debates actuales que consideramos muy ricos y que en el ámbito internacional tienen lugar en inglés (¡cosas de la dialéctica de imperios!)
3. «Que vengan aquí, como Javier Pérez Jara, a decir gilipolleces como que habría que hablar de ‘materialismo discontinuista’… si no está al servicio de intereses atlantistas, pues hombre, que lo diga e incluso se lo subvencionan». (ca. Min. 1:05).
Este es el núcleo de toda la argumentación de la conferencia, y tiene dos partes, la sociológico-política y la filosófica. Vamos a ellas:
A. Al servicio del «atlantismo»:
A lo largo de toda la charla se va introduciendo la especie de que el libro Contemporary Materialism se trata simplemente de un intento por nuestra parte de rebajar el materialismo de Gustavo Bueno mezclándolo con Bunge y el cientificismo para poder hacer dinero y medrar en la universidad ajustándonos al gusto del «atlantismo», corriente política que el conferenciante introduce sin definir. Suponemos que se refiere a una posición que nosotros nunca hemos defendido pero que él mismo avaló públicamente en 2003 en su artículo El síndrome antinorteamericano.
«Pensar que la filosofía de Gustavo Bueno es un enemigo peligroso para los intereses yanquis es un modo de darse importancia»
Este (pseudo)argumento sociológico-político (en realidad, una evidente falacia ad hominem) lleva al conferenciante a insinuar que a los intereses yanquis no les conviene la difusión de Bueno. Pensar que la filosofía de Bueno es un enemigo peligroso para esos intereses es un modo de darse importancia. Pero la triste realidad es que partimos de una situación de muy escasa relevancia pública y académica, que nosotros intentamos modestamente contribuir a mitigar mediante la discusión pública y seria de las teorías filosóficas de Gustavo Bueno y sus distintas interpretaciones. Cabe disentir de nuestra opción, pero no hay ninguna necesidad de excluirla, al menos mientras no se aduzcan razones de peso.
Además, la conspiración se deshace si tenemos en cuenta que la mayoría de estas tesis (al igual que las de cualquier otro filósofo, por genial que sea) no son ocurrencias inauditas, surgidas ex novo en el cerebro de Bueno. Por el contrario, y como el propio Bueno siempre sostuvo, provienen de una milenaria tradición filosófica internacional. Y, lo que es más importante para nuestro argumento, han sido sostenidas de modo paralelo por diversos autores del siglo XX y actuales que gozan, en muchos casos, de gran popularidad en la literatura académica escrita en inglés. En nuestro libro Contemporary Materialism se estudian muchas de estas tesis relacionadas con la ontología, la filosofía del conocimiento y la filosofía de la ciencia. Planeamos en el futuro hacer algo análogo con respecto a la antropología filosófica, filosofía política, etc.
Sobre la insinuación de que un supuesto interés por nuestra parte en hacer méritos universitarios nos habría llevado a escribir Contemporary Materialism, debería resultar obvio que dedicar capítulos largos, densos y trabajosos analizando la obra filosófica de alguien totalmente desconocido fuera del ámbito hispano, en vez de papers cortos sobre cuestiones actuales y de moda (que son las que reportan lecturas, citas, apoyos institucionales y promociones académicas) va totalmente en contra de los intereses de subir peldaños en el mundo académico. Simplemente nos ha parecido mucho más conveniente utilizar la plataforma de una potente editorial de filosofía para dar a conocer el sistema de quien consideramos uno de los filósofos españoles más profundos de todos los tiempos.
B. El rótulo «materialismo filosófico»
Concede GBS en su conferencia que es cierto que «materialismos filosóficos» hay muchos, pero afirma que «nos podemos permitir la chulería de usar ‘materialismo filosófico’, sistemático, por derecho». Nosotros no lo tenemos tan claro, porque la tradición materialista es tan gruesa que no permite identificar la propuesta de Bueno entre otras existentes.
Pero, además, GBS parece no conocer que «materialismo discontinuista» es un rótulo usado por el propio Bueno en varios lugares para referirse a su propio sistema filosófico, incluido su último libro, El ego trascendental (2016). En Contemporary Materialism, al presentar el sistema de Bueno en el mercado pletórico de materialismos (materialismo fisicalista, materialismo eliminativo, materialismo soviético, materialismo mecanicista, materialismo corporeísta, materialismo especulativo, materialismo emergentista, materialismo feminista, nuevos materialismos…), Pérez Jara empleó el rótulo «materialismo discontinuista» y explicó que identificar el sistema de Bueno con el «materialismo filosófico» en general, como si el de Bueno (ya se le considere como menos o más potente que los otros) tuviese el monopolio del materialismo en filosofía, no tiene cabida en un libro donde precisamente se confrontan y analizan varios materialismos.
Como dijo Pérez Jara en su exposición (y desarrolla en su capítulo), el discontinuismo tampoco es exclusivo de Bueno y también es problemático, puesto que la continuidad es tan importante en la ontología de Bueno como la discontinuidad. Pero, bromeó, sería demasiado largo el rótulo «materialismo parcialmente discontinuista». Es decir, Pérez Jara lo plantea explícitamente como un problema de rótulo que conviene repensar, y así es como él mismo se lo planteó al propio Bueno ya en el 2012. La diferencia entre las respuestas de Bueno padre y Bueno hijo se puede apreciar en este vídeo:
4. «Son personas que están absortas en la basura académica y entonces no hay que citar a Bueno porque no es políticamente correcto o tratan de rebajar el asunto mezclándolo con Bunge y hacer una armonía universal».(Ca. Min. 1:08.)
De nuevo la acusación de vender el legado de Bueno a las modas, fobias y directrices universitarias. Las citas a Bueno en Contemporary Materialism se cuentan literalmente por centenares, concentradas sobre todo en cinco capítulos largos y tres de debate entre dos posiciones enfrentadas. Pero la acusación de rebajar el materialismo filosófico mezclándolo con Bunge sí tiene apariencia de argumento filosófico. El único problema es que es falso.
Tiene, cierto, algo de verdadero: nosotros no partimos, como parece hacer la línea dura de la FGB, de que el sistema filosófico de Bueno es autocontenido y perfecto. Es decir: nuestros análisis filosóficos de la obra de Mario Bunge (que tiene una importante presencia en nuestro libro tan importante como la de Bueno), al igual que la de otros filósofos, no consisten en una «trituración» llevada a cabo por la vía de la falacia del hombre de paja. Por el contrario, el análisis filosófico de ciertas ideas de Bunge, cuando se da, aparece en un contexto eminentemente filosófico. En dicho contexto se estudia no ya qué partes de su sistema son compatibles o incompatibles con el sistema de Bueno (como si fuéramos estudiosos de religiones comparadas), sino qué ideas y teorías son valiosas, matizables, contradictorias, débiles o ampliables, dependiendo del caso, desde un enfoque filosófico materialista actual–es decir, no meramente doxográfico o filológico.
Otros filósofos analizados en el libro, como es el caso de Graham Harman, reciben un tratamiento similar. Pero los puestos privilegiados que nuestro libro reserva a Bueno y Bunge deriva del hecho de son de los pocos ejemplos de materialistas inclusivos (no reduccionistas) del siglo XX. Repetimos: en el cotejo materialismo sistémico / materialismo discontinuista, no hay fusión armónica, sino verdadero análisis filosófico–algo que, por lo pronto, requiere haber leído y tomado en serio las obras de Bunge, la mayoría por cierto no traducidas al español.
5. «Hablan de ‘teorías contemporáneas’…, pero están vendiendo mercancía averiada». (Ca. Min. 1:10.)
El asunto de la «mercancía averiada» (para «estúpidos» o «imbéciles», dice poco después), no es más que otro encapsulamiento sofístico sin ninguna base argumental. Pero la condena al Contemporary del título de nuestro libro es más grave. Porque ignora que el propio Gustavo Bueno siempre repetía que los sistemas no son perfectos, sino infectos, es decir, están continuamente haciéndose (revisándose, ampliándose, matizándose, y sí, a veces corrigiéndose). Este continuo hacerse de todo sistema realmente filosófico depende, en palabras de Bueno, del presente (científico, tecnológico, cultural, filosófico, etc.) en marcha. Por eso nuestro libro se llama «materialismo contemporáneo» y no «materialismo fosilizado».
Que el propio Bueno avalaba este proceder queda claro en muchos lugares, entre ellos su Prólogo a la obra de uno de nosotros, La filosofía de Bertrand Russell (Pentalfa, 2014):
«La obra de Gustavo Bueno es de un incalculable valor filosófico. Sin embargo, desgraciadamente, oscila hoy día entre el creciente olvido y la incomprensión»
«De este modo, la obra que el lector tiene entre sus manos, no sólo ilumina a plena luz la filosofía de Bertrand Russell. La luz reflejada de éste también ilumina el propio sistema del materialismo filosófico. No pocas interpretaciones que el materialismo filosófico recibe de sus detractores e incluso de sus defensores resultarán desbordadas y fuera de lugar por el ‘esfuerzo titánico’ de su autor, Javier Pérez Jara».
Además de estos cinco (pseudo)argumentos contra nuestras posiciones, GBS en su conferencia nos atribuye supuestos pecados que exigirían nuestro enjuiciamiento no ya filosófico sino moral. Por ejemplo, uno de nosotros (Camprubí) interrumpió uno de los turnos de preguntas. Esto, según GBS, probaría «el diálogo que se puede esperar del atlantismo» (a pesar de que ambos estuvimos encantados y agradecidos de atender a las preguntas y objeciones en los largos turnos de preguntas posteriores a nuestras respectivas presentaciones). El contexto de aquella interrupción ofrece una interpretación diferente: ante una situación de monopolio sistemático del turno de preguntas por uno o dos profesores del curso con el único mérito frente al resto de profesores e intervinientes de auto-proclamarse en línea dura de la FGB, Camprubí pidió que se atendiera al menos algunas de las muchas manos levantadas.
Pero, incluso en su peor interpretación posible (la del propio GBS), la supuesta vileza de esta interrupción no se acerca ni de lejos al despropósito de aprovechar la autoridad del cargo de presidente de la FGB para dedicar toda una conferencia de clausura de un curso de filosofía a atacar y difamar a otros ponentes. Se pueden señalar puntos de desacuerdo sin excluir ni insultar gratuitamente.
Lo grave de esta actitud es que muestra la pretensión de guiar a la FGB según los mecanismos psico-sociales propios de una parodia de secta religiosa, con textos sagrados («el maestro puede criticar a los discípulos, pero los discípulos no pueden criticar al maestro», decía explícitamente Tomás García, secretario de la FGB, en una de sus intervenciones en los Cursos de Verano), binarismos tribales «dentro»/«fuera» (incluidas las crecientes demonizaciones y parodias de las filosofías no-hispanas), e incluso sus propias y peculiares excomuniones públicas.
La ciclópea obra de Gustavo Bueno es de un incalculable valor filosófico. Sin embargo, y desgraciadamente, oscila hoy día entre el creciente olvido y la incomprensión. La FGB tiene el mandato de preservar y transmitir el legado filosófico de Gustavo Bueno. Un legado que, desde luego, excede tanto a dicha institución como a sus responsables, pero que a lo largo de estos años esta Fundación ha contribuido enormemente a difundir y discutir, pese a las sombras anteriormente mencionadas. Por nuestra parte, esperamos que la FGB se esfuerce por frenar sus tendencias más despóticas y sectarias, que traicionan el espíritu filosófico de la obra de Gustavo Bueno.