MyTO

La izquierda, dueña del tiempo

«La izquierda se arroga la autoridad de dictar cuándo hay que congelar el tiempo, caso del franquismo, o enviar un periodo al baúl de la historia, caso de ETA»

Opinión

María Jesús Montero. | THE OBJECTIVE

  • Málaga, 1966. Ha sido columnista en El País, El Mundo, Vocento y escribe para Joly; es comentarista político en Herrera en Cope y director de Mesa de Análisis en Canal Sur. Profesor Titular de Comunicación (UMA). Libros: El artículo de opinión, El periodismo débil…

Ocurre estos días algo que ilustra bien un fenómeno patológico definitivamente asimilado por la izquierda: aspirar a ser, como en el anuncio de Euromillones, los dueños del tiempo. Este episodio sucede en Andalucía, pero tiene valor general.

El actual Gobierno andaluz ha conmemorado las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977, determinantes en el proceso autonómico, y ha establecido que se haga como Día de la Bandera de Andalucía. El viejo líder andalucista, Alejandro Rojas Marcos, le lanzó ese guante al presidente andaluz y Juanma Moreno enseguida intuyó la oportunidad. Al cabo, la derecha había cometido un error en 1977 que tardó años en entender y aceptar.

Hasta ahí, tiene sentido. Pero… pero una vez más hay pero.

La izquierda, lejos de celebrar esto, ha reaccionado de mala manera, más o menos enfurecidamente, negándose a aceptar al PP ahí. Consideran que la derecha no es sólo una advenediza, sino una intrusa a la que niegan el sello de andalucistas de primera. El planteamiento no puede ser más ridículo: supondría, de ser así, que la realidad habría quedado definida en la foto fija de 1977, de modo que todo lo sucedido en el medio siglo posterior sería irrelevante y estéril.

El argumento, desde luego, es idiota, pero ¿cuándo ha sido eso un problema?

Si el PP no puede ser andalucista, porque no lo era en 1977, es tanto como decir que el PSOE no puede ser socialdemócrata, porque en 1977 todavía eran marxistas. Ridículo, claro. Felipe González hizo progresar inteligentemente al PSOE; y Juanma Moreno, que en 1977 tenía 7 años, hace progresar al PP al acabar con ese pecado original. Mejor así.

«El presidente andaluz no ha pretendido reescribir lo que ocurrió en 1977, sino corregir el error de 1977»

Socialistas y comunistas, sin embargo, acusan al PP de reescribir la historia. Es algo objetivamente falso. El presidente andaluz no ha pretendido reescribir lo que ocurrió en 1977, sino corregir el error de 1977. No se ha pretendido reescribir la Historia, sino abrir un nuevo capítulo en el libro de la Historia. La izquierda se niega a aceptarlo, obviamente, porque le resulta más ventajoso tener al PP situado en el imaginario de la vieja derechona de entonces, miope ante las inercias de la Transición.

 ¿Prohibido corregir errores? Esa es la idea.

«La derecha no rescribirá nuestra Historia», clama un parlamentario comunista. «Ustedes no estuvieron con los andaluces…», les reprocha otro parlamentario socialista y exsenador, Josele Aguilar, incurriendo además en la idea tan típicamente nacionalista de que sólo eran andaluces los que se manifestaban, y no los que no lo hicieron. Y así uno tras otro. María Jesús Mancafinezza Montero, con su tono montaraz al uso, añadía que «construir Andalucía no es llegar en el último minuto y convertirse; el PP siempre ha estado en contra del Estatuto de Autonomía».

María Jesús Montero, está de más advertirlo, miente. El Estatuto vigente de 2007 salió adelante con los votos del PP.

Anclar al PP a un error de 1977 es como anclar al PSOE al momento en que su fundador, Pablo Iglesias, desafiaba al sistema y amenazaba al líder del Partido Conservador, Antonio Maura, advirtiéndole que «antes de que su señoría suba al Poder, debemos llegar hasta el atentado personal». Eso fue el 7 de julio de 1910, 15 días antes del atentado contra Maura en una estación. O en el que otro de sus líderes históricos, Largo Caballero, animaba a crear un clima violento para sumir a España en el caos en vísperas de la Guerra Civil. Sería, va de suyo, absurdo.

Más allá de la anécdota, toca, según la canónica receta de Eugenio d’Ors, elevar ésta a categoría. Este episodio retrata cómo la izquierda pretende arrogarse la autoridad de dictar cuándo hay que congelar el tiempo, caso de la Guerra Civil y el Franquismo, que disfrutan de un presente continuo; o cuándo hay que enviar un periodo al baúl de la historia, caso de ETA, acusando a la derecha de mirar atrás obsesivamente por interés partidista. Hay una guerra cultural que hay que aprender a dar contra ese retorcimiento torticero del tiempo, la historia y la memoria.

Tirarse los trastos de la Historia como arma arrojadiza, por demás, es toda una tradición nacional. En la Transición, aunque se cometieron muchos errores desde todas las filas, se entendió que era necesario mirar al futuro, abriendo el periodo más pacífico y próspero de la Historia de España. Pero esa Transición, y no es mal día éste para recordarlo, ha sido ahora puesta bajo sospecha a instancias de la actual mayoría, bajo la convicción de que la polarización es más rentable, con el eco de otro partido nacionalpopulista desde el extremo opuesto. Algunos no pierden la querencia de la quijada cainita.

12 comentarios
  1. Pasmao

    Realmente patético.

    Esa carrera para ver que Taifa es mas Taifa, Andalucía incluida y de la mano del PP (por supoesto), es realmente delirante. Y ese insitir en que ese referendum del 77 fue un algo reseñable, al que si la derecha de entonces miró con el necesario desdén, hay que pedri pred´çon por ello; ni les cuento.

    No se hasta que punto toda esa Andalucía oriental, Almería, Granada, Jaen; incluso partes de Córdoba o Málaga están tan entusiasmadas con esa Andalucía centralista de Sevilla y porque yo lo lo digo, que deja al centralismo de Madrid con Franco en un chiste.

    Ese hacer la rosca a la cosa musulmana, y que no se puedan conmentar ni la toma de Granada y las Navas de Tolosa … y que el PP trague, nos da la medida de mucho de lo que pase.

    Inlcuida la NO existencia del bombardeo de Cabra y la existencia hasta la saciedad del de los republicanos que dejaron Málaga.

  2. Benito

    ¡¡“Partitócratas” del mundo, uníos!! No vaya a ser que se os acabe el chollo.

    La partitocracia es un sistema político destinado a otorgar el mayor poder posible a los partidos políticos en detrimento de los derechos de los ciudadanos. Supone la posibilidad de inmiscuirse en todos los ámbitos posibles e imposibles de la esfera pública a nivel local, autonómico, estatal, europeo o internacional.

    Para ello se arrojan la capacidad de expoliar el dinero del trabajo de la gente y de las empresas. Todo muy maquillado de instituciones públicas con unas funciones importantísimas, pero el IRPF y demás impuestos te los meten hasta la médula para bien último de los que lo gestionan de manera opaca y CORRUPTA, es decir, los partidos políticos.

    Pero lo más problemático sucede cuando esa pulsión por controlar y mandar llega al ámbito privado de las personas de bien, del pueblo. Naturalmente a costa de sus derechos fundamentales.

    Los partidos políticos creen que deben mangonear en el poder legislativo, ejecutivo y judicial por mandato representativo de la ciudadanía, pero esto es falso. Esto lo hacen buscando su propio beneficio, no el de la ciudadanía. Nunca escuchan a la gente porque los políticos creen que van por delante y por eso intentan manipular al pueblo utilizando mentiras, medias verdades u ocultando información totalmente. Para este fin se sirven de los medios de comunicación.

    Los periodistas ya son activistas políticos “bienpagados” que actúan a merced de quien les pone la pasta: esa amalgama de partidos políticos, fondos de inversión, grupos de comunicación, bancos y grandes empresas.

    Y sí, durante estos más de 40 anos de falsa democracia el PSOE-PP ha representado de manera ejemplar la farsa esa del parlamento, el congreso, el senado y el paripé autonómico y local. Con unos actores que cada vez son peores, menos alguna honrosa excepción.

    Pero no sólo. Los demás partidos, desde Ciudadanos hasta Podemos, pasando por VOX y la morralla independentista, han tomado el ejemplo del PPSOE y siguen la senda del expolio, la invasión de los ámbitos de libertad ciudadana y la degradación institucional. Los partidos se supone que se controlan entre ellos, pero en el fondo es una componenda del “hoy por ti, mañana por mí”.

    La partitocracia es nuestro principal problema, y habría que empezar a plantearse alternativas a los partidos políticos como representantes del pueblo. Las asociaciones civiles, los gremios de trabajadores, las asociaciones empresariales, las asociaciones de pensionistas, discapacitados, etc., etc. podrían realizar esta labor de gestión de dinero en lugar de los partidos políticos.

    Hemos caído tan bajo que habría que reiniciar, resetear el sistema.

  3. Patton

    Una izquierda absolutamente desnortada desde que hace 30 años cayó el Muro y solo puede justificarse con sus apelaciones a presuntos mitos históricos
    El PSOE de Andalucia haría bien en callarse: gobernó Andalucia casi el mismo tiempo que Franco y nos dejó donde estábamos, a la cola de España… decían que convertirían Andalucia en la California de Europa y actuaron como si fueran el PRI mexicano …..
    Y ahora ahí los tienen, dándose golpes de pecho como defensores de Andalucia mientras corren a socorrer a los nacionalistas vascos y catalanes que llevan 200 años despreciando y aprovechándose de Andalucia y los andaluces ….
    Con estos amigos quien necesita enemigos

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