THE OBJECTIVE
Félix de Azúa

El marido de su esposa

«A medida que los sanchistas van aceptando el caudillismo de su jefe, más claras se ponen las cosas sobre la corrupción en un Gobierno autoritario y sin principios»

Opinión
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El marido de su esposa

Ilustración. | Erich Gordon.

Es verdad, este será el artículo número seiscientos cincuenta sobre el asunto, pero merece la pena examinarlo con detenimiento y repetirlo unos cuantos días, aunque no sirva para nada, porque a medida que los sanchistas van aceptando cada vez con mayor descaro el componente caudillista de su jefe, más claras se ponen las cosas sobre la corrupción inevitable en un Gobierno autoritario y sin principios.

Es el caso que Nadia Calviño es vicepresidenta del Gobierno para asuntos económicos. Y que Ignacio Manrique de Lara es su marido, un experto mercantil que fue jefe de Marketing de Beedigital, entidad beneficiada con varios fondos europeos de los que reparten los cargos económicos de Sánchez.

Sucede además que Ana de La Cueva es la actual presidenta de Patrimonio Nacional, después de haber pasado varios años como secretaria de Estado y ayudante incondicional de Calviño. Esta señora de La Cueva inventa un nuevo cargo para Patrimonio que antes no existía, el de Coordinador de Estrategia Comercial, sin mayores aclaraciones. Sale a concurso. Se presentan ocho candidatos que no sabemos cómo se enteraron. Aparece elegido por unanimidad y con la máxima puntuación el marido de la vicepresidenta. Tampoco hay muchas aclaraciones sobre el proceso de elección porque se mantienen en secreto un montón de aspectos como, por ejemplo, el sueldo. Se calcula que ronda los 100.000€ anuales, los cuales, unidos a los 80.000€ de la vicepresidenta nos permiten suponer que esa familia no va a pasar apuros a pesar de la inflación. Nuestras cifras son, sin duda, muy bajas. Es posible que entre comisiones y encargos las doblen.

Se sabe, sin embargo, que los cinco miembros de la comisión, quienes le concedieron el máximo de puntos por unanimidad al marido, son dos empleados de Patrimonio (que dependen de La Cueva) y los otros tres son empleados del Gobierno. Entre ellos el impresionante Miquel Iceta, un experto en Patrimonio español de las Reales Colecciones mundialmente famoso. Los siete eliminados, de todos modos, son anónimos y nadie sabe ni quienes son, ni siquiera si existen.

Por si quedaba algún cabo suelto, Patrimonio (o sea, La Cueva) depende de Bolaños, portavoz de Sánchez.

«Lo normal es que este asunto se una a la lista de abusos y corruptelas del cada día más mafioso Gobierno que soportamos»

La engorrosa descripción del entramado quiere llamar la atención sobre la minuciosa planificación del asalto a las instituciones del Estado, la notable cantidad de miembros del Gobierno que participan y la evidente sensación de impunidad que muestran. Es una preparación, una selección de elementos, una planificación digna del asalto a un Banco Central. En eso ocupan su tiempo.

Comprenderán ustedes que este asunto, de haberse producido en un país europeo, ya habría sido intervenido. No obstante, como se ha llevado a cabo en un país cada día más parecido a Perú o a Venezuela, lo normal es que se una a la interminable lista de abusos, asaltos y corruptelas del cada día más mafioso Gobierno caudillista que soportamos.

Ahora bien, cabe la posibilidad de que Patrimonio (otro día merecerá la pena averiguar qué es eso) necesite, en efecto, un mercantil capaz de colocar tapices del siglo XVII o de atraer turistas islámicos a Palacio (hay poca figura desnuda en Patrimonio). Y que, mira tú por donde, hay un hombre de acreditada capacidad comercial, a la vista de las subvenciones que recibe, y está ahí mismo, a la mano, porque es el marido de la vicepresidenta. ¡Cómo desaprovechar la ocasión! Vamos a montarle un tribunal como los que se usan en la Universidad española y que gane el mejor.

Presionados por el tumulto, los empleados de la trama han declarado, días más tarde, que el nuevo cargo de alta dirección tendrá como objeto captar el mecenazgo de las grandes firmas. Justo las mismas que están en manos de su señora esposa a la hora de recibir fondos de Bruselas. No dan puntada sin hilo.

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