Sánchez contra el calendario
«Para encarar el año electoral, Sánchez necesitaba liquidar por la vía ultrarrápida una de las operaciones legislativas más indecorosas en 40 años de democracia»
La agenda desencadenada por el Gobierno y sus socios por la vía exprés, estrechando los plazos furiosamente, obedece a un plan muy calculado. Hacer el anuncio de la malversación el día de la Constitución, en la previa de un partido de España en el Mundial, llevarlo al Congreso en el puente de la Inmaculada, votarlo en las vísperas de la Navidad y resolver el día de la Lotería en el Senado entre la letanía de los niños de San Ildefonso con el país mirando las listas de premios… delata que esta hoja de ruta muy medida perseguía y persigue limitar los daños de la barrabasada legislativa. La idea rasputiniana de Bolaños era aprovechar la cobertura de la Navidad que libera neurotransmisores como la dopamina, serotonina, cortisol, adrenalina… (Evidence of a Christmas spirit network in the brain, Anders Hougaard et al., British Medical Journal) para resolver la operación en el almanaque alegremente distraído de adviento.
Este pulso con el calendario tiene tres objetivos: comenzar el año electoral de 2023 con la agenda despejada para vender la economía social y rentabilizar el escaparate de ayudas y subvenciones sin la distorsión de las polémicas por las cesiones indignantes a los socios nacionalistas; allanar la campaña de las elecciones municipales calmando la frustración de cientos de alcaldes bajo el estrés demoscópico de las encuestas con la marca a la baja; y por supuesto beneficiar los dirigentes de Esquerra que serán juzgados en primavera, ahorrándose y ahorrándoles un nuevo arreón en las calles: apreteu! apreteu! El PSOE prefirió tirar a la basura el acuerdo casi cerrado con Feijóo para anteponer la alianza con Esquerra cediéndoles la reescritura del Código Penal a la carta. Cuestión de prioridades.
Claro que al PSOE se le desbaratan sus planes si no logran poner un cortafuegos en el calendario al impacto del mercadeo con los socios, y éste se mantiene después de Navidad en el centro del escenario bajo los focos. Nadia Calviño ha admitido que la vía exprés estaba concebida para neutralizar los recursos de la oposición. Para ello se optó por esa fórmula fraudulenta. En el Gobierno saben que están utilizando un mecanismo inconstitucional, y lo saben porque el propio PSOE presentó recurso contra el Gobierno Aznar cuando coló de rondón el delito de referéndum ilegal en la Ley de Arbitraje. Ahora el PSOE modifica tres leyes orgánicas –Código Penal, Poder Judicial y Tribunal Constitucional– coladas de matute con una proposición de ley tramitada de urgencia sin informes ni debates. Y de paso ahí mismo también maquillan el preámbulo de la ley de Sólo Sí es Sí mientras se acerca al centenar el número de agresores sexuales beneficiados.
«El sanchismo ha secuestrado al PSOE en ‘Frankenstein’. Sánchez ya no ve más futuro para él que ese»
Se trata de un plan tan vergonzante como necesario para su supervivencia. Y tirando del manual de cabecera del sanchismo, han ido «a por todas» como pidió Sánchez a los suyos: trámite de urgencia a calzón quitado y a la vez llenando el escenario de ruido, mucho ruido, para apagar el eco impúdico de la vergüenza bajo todos esos decibelios. La bronca de estos días es exactamente parte del plan. Ante el previsible contragolpe del PP para poner en evidencia la maniobra del asalto al Tribunal Constitucional mientras servían el Código Penal en bandeja a los sediciosos de 2017 en Cataluña, se requería más ruido, más ruido… y de ahí el plan orquestado, con el apoyo de su fiel infantería mediática, para vincular el recurso del PP con el 23-F, evocando a Tejero desde el PSOE y Esquerra y otros socios, para generar un alboroto. La caricatura no resiste un mínimo análisis, pero ya se sabe que es mucho más tentador hablar de Tejero o de la chaqueta berenjena de Sánchez, como un trasunto del Joker, que de los tecnicismos expuestos por los constitucionalistas.
El sanchismo definitivamente ha secuestrado al PSOE en Frankenstein. Sánchez ya no ve más futuro que ese. Entiéndase, más futuro para él. Entre los socialdemócratas ortodoxos, refractarios a esa izquierda populista, hay estupor, como ayer sintetizaba César Antonio de Molina, hombre de cultura que fue ministro con Zapatero y encabezó la lista del PSOE por Coruña en 2008, con Carlos Herrera en Cope: «Pedro Sánchez capitanea, ya es el rey Arturo, de todos estos grupos de extrema izquierda, independentistas, filoetarras (…) Hoy es el capitán de ellos, está totalmente convencido de que es el Simón Bolívar ibérico». E ironizaba sobre la capacidad de Sánchez para interiorizar los discursos de Iglesias, Yolanda Díaz, Garzón o Junqueras. Pero, en definitiva, con eso irá Sánchez a disputar la mayoría a la derecha en las urnas. Y para encarar el año electoral, necesitaba liquidar por la vía ultrarrápida una de las operaciones legislativas más indecorosas de cuatro décadas de democracia: un pulso al calendario bajo la dopamina de la Navidad.