MyTO

La teoría 'queer' contra la naturaleza humana

«Ser hombre o mujer es algo que tiene que ver con la autopercepción, con el yo, no con la biología o la cultura»

Opinión

Irene Montero, ministra de Igualdad.

  • Doctor en antropología y ensayista. Autor, entre otros libros, de El puño invisible y Delirio americano.

No hay tentación humana más grande que desafiar a la naturaleza. Se manifiesta entre los exploradores, alpinistas y navegantes que no se acobardan ante ningún obstáculo, por terrorífico que sea, o entre los deportistas y fisiculturistas que desafían los límites del cuerpo. En estos casos la voluntad humana logra superar el desafío natural y reblandecer un tris los límites de la biología. Son el resultado de un pacto entre el deseo descontrolado y las leyes invariables que rigen las mareas, las cumbres heladas o las fibras musculares. Un explorador puede contrarrestar el veneno de la serpiente con una medicina, y por lo tanto vencer el peligro natural, pero jamás reeducar al reptil para que deje de morder. Cuando hay consciencia de las limitaciones que impone la naturaleza, la voluntad y la razón humanas hacen milagros. La vacuna de la covid-19 es el ejemplo más reciente. 

Hay ocasiones, sin embargo, en las que el ser humano pretende saltarse esa negociación racional y simplemente niega que haya tal cosa como la biología o la genética. Filippo Tommaso Marinetti, inventor del futurismo italiano, desfogó su deseo de crear un hombre nuevo maquinizado, conquistador y violento, en su novela Mafarka, una ficción delirante en la que un demiurgo conseguía crear, sin el concurso de mujer alguna, un ser alado, de pene metálico, que además producía una música total mientras volaba. «Nuestra voluntad debe salir de nosotros para apoderarse de la materia y modificarla a nuestro capricho», era la lección de su novela. 

Esa manera de pensar, muy propia del artista, a veces la comparten algunos líderes políticos. Fidel Castro es un caso paradigmático. Durante sus primeros años dejó volar su imaginación agropecuaria y acabó fantaseando con crear vacas enanas y conejos gigantes. Desecó la ciénaga de Zapata para sembrar arroz, sin predecir el daño ecológico que causaría; arrancó los frutales nativos para sembrar café caturra, y se obsesionó con la propiedades nutritivas de una planta india, la moringa, dos cultivos que también acabaron en estruendosos fracasos. Castro fue el anti Robinson Crusoe, igual de voluntarista pero sin un gramo de apego a la realidad. Su triste delirio no convirtió a Cuba en un vergel de abundancia, sino en una prisión flotante donde se tuvo que prohibir el sacrificio de reses para evitar su desaparición total. 

«Cuando hay consciencia de las limitaciones que impone la naturaleza, la voluntad y la razón humanas hacen milagros»

Todo esto viene a cuento porque ese voluntarismo que desconoce o descree de la naturaleza, o que supone que la biología, la ecología, la hidrografía o la genética pueden ser modificadas a nuestro capricho, vuelve a manifestarse en uno de los discursos posmodernos de más vigencia y mayor repercusión pública: la teoría queer. Su importancia hoy en día se refleja en las leyes trans que se discuten en España y otros países del mundo, y en el cuestionamiento directo que lanza a la base natural y biológica que divide a la humanidad en hombres y mujeres: ¿tiene sentido seguir presentándonos en sociedad como hombres y mujeres? 

Esta teoría tiene un brío liberacionista y subversivo muy seductor. Desafía las clasificaciones sociales, los roles de género heredados y la misma base en la que se fundamentan muchas identidades. Invoca cierta anarquía taxonómica que le permite a cada cual, mediante actos tan voluntariosos como los de Mafarka, definirse como se quiera definir. También estimula a pasar por impensados procesos de creación de sí: soy lo que me da la gana ser, y la sociedad nada tiene que decir. Es, como el futurismo, una idea que en la vida privada y en el campo artístico resulta fascinante. El problema viene cuando se intenta convertir en doctrina pública. 

Porque las sociedades humanas tienen elementos culturales y construidos, por supuesto, pero también son soluciones a necesidades derivadas de la naturaleza humana, entre ellas la reproducción y la gestación. Por eso la división entre hombres y mujeres no es una mera tecnología normativa o una imposición lingüística. Eso es lo que discuten los teóricos queer. Para ellos toda clasificación es un acto performativo, por eso mismo algo arbitrario, sin sustento, que podemos dinamitar, o que debe poder elegirse a voluntad, incluso a edades muy tempranas. Ser hombre o mujer es algo que tiene que ver con la autopercepción, con el yo, no con la biología o la cultura. 

Puede ser, no lo sé, el caso es que a veces, jugando a ser un pequeño dios voluntarioso, el ser humano descubre demasiado tarde que la naturaleza no puede ser moldeada a su antojo. Los ingenieros soviéticos desviaron ríos para recrear el mapa hídrico de Asia Central, y acabaron secando el mar de Aral, anteriormente el cuarto lago más grande del mundo. Los teóricos queer quieren que la naturaleza deje de ordenar las relaciones sociales y que no haya hombres y mujeres, sino cuerpos hablantes. ¿Cuáles serán las consecuencias? Ya se aprobó la Ley Trans en España. No tardaremos en verlo. 

7 comentarios
  1. alemartin

    ¿Por qué todos los ejemplos de destrozos ambientales son de países comunistas?
    Allí se ve claro tu sesgo.
    Si por algo se destaca el capitalismo, no es por su ciudado.
    Es más, no sólo por los destrozos, sino por el potencial de sus investigaciones de sus científicos más «impolutos». Gracias a la física de siglo XX, en gran medida gringa y de europa occidental, tenemos bombas atómicas y una genética que puede poner a volar todos esos bordes entre géneros y especies.

    Por otro lado, es distinto el potencial destructor de la técnica y otra cosa el desarrollo de los conceptos para estructurar la realidad. Van muy de la mano, pero es de filósofos y científicos sociales usar con cuidado las palabras para no mezclar peras con manzanas.

    La teoría queer justo peca de esos problemas, pero tu no caes en los mismos problemas categoriales.

    En todo caso, es muy interesante cómo sin necesidad de cambios técnicos o tecnológicos los cambios de categorías pueden cambiar tanto la vida. Y eso lo vemos en lo jóvenes y en las formas como asumen ahora sus identidades sexuales. Es un tema en el que sería interesante pensar juntos nuestra moral sexual sin pretender imponerse desde autoritarismos cientifistas.

  2. Wilbur

    El autor lo explica perfectamente. No siempre podemos cambiar la naturaleza y adaptarla a nuestros caprichos. Ya desde niño, recuerdo a mi maestro en la escuela decirnos que las leyes tienen sus límites y que no se pueden prohibir por ley los terremotos como el que ha ocurrido en Turquía. Hoy día, sin embargo, y aunque parezca increíble, muchos creen que pueden ser lo que quieran ser, incluso contra nuestra biología. No cabe duda de que hay personas que pueden sentirse mujeres y ser biológicamente hombres (disforia de género), y podrá discutirse como hacer a esas personas la vida más fácil. Lo que resulta estúpido es legislar para que legalmente sean lo que no son biológicamente y hacer pasar a la sociedad por ello, con las consecuencias que tiene. Que un ser humano genéticamente masculino tenga derecho a entrar en los aseos y vestuarios femeninos, a competir en deportes federados en las pruebas femeninas, a cumplir sus condenas en cárceles de mujeres, etc. resulta tan ridículo que resulta difícil de creer, sino fuera porque la ley realmente existe y obliga a todos a cumplirla con imposición de severos castigos por incumplirla.
    Estoy seguro de que pasado un tiempo, todo esto servirá como ejemplo de hasta que punto la estupidez humana puede llegar a extenderse llegando incluso a ocupar el gobierno de un país. Si Sanchez está preocupado por como le recordarán, pues seguramente lo harán por la tropa de alucinados que reclutó para formar su gobierno y por las leyes delirantes que impulsaron.

  3. Hoypormi

    Carlos ,
    Creo que deberías leer el libro del primatologo Frans de Waal , Diferente , y creo que te va a sorprender que en los primates la riqueza del ambiente cambia la conducta de todos los primates . Cuando la escasez desaparece , aparecen jerarquías femeninas , se reduce lla violencia , el género predominante es el neutro No existe la homosexualidad , es decir los dos sexis son neutros y las violaciones macho hembra son muy raros ……. Se reduce la jerarquía masculina y se aumenta el efecto moderador de las jerarquías femeninas …..
    aparecen los bonobos : la especie más cercana a nosotros ……

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