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El coche eléctrico: caro e inútil

«El movimiento ecologista más radical, que es dominante en Europa, ha hecho tomar decisiones precipitadas y a menudo equivocadas»

Opinión

Erich Gordon

  • Joaquín Leguina. Villanueva de Villaescusa (1941). Nací en el año del hambre, pero lo hice en la tahona de mi abuela Pilar. Estudié el bachillerato con los curas escolapios en Santander y la licenciatura en CC. Económicas en Bilbao. Después fui becado en la Sorbona, donde obtuve dos master y un doctorado. También me doctoré en la Complutense. Más tarde saqué la oposición a Estadístico Facultativo del INE (hoy Estadístico Superior) y como tal trabajé para la CEPAL en Chile, donde me pilló el golpe de Estado de Pinochet.
    He sido profesor en la Complutense y concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Y diputado nacional. Ah, se me olvidaba (hace ya tanto tiempo), también he sido presidente de la Comunidad de Madrid durante doce años. He escrito novelas, relatos, ensayos y cientos de artículos en variados periódicos y revistas.

El Parlamento Europeo aprobó la prohibición de vender coches de combustión a partir de 2035, pero la votación en el seno del Consejo que ha de cerrar todo el proceso legislativo y que debía haber tenido lugar el martes próximo ha sido aplazada a una fecha «posterior» que no se ha determinado. Lo que ha alegado ahora Alemania es que en el acuerdo aprobado por la Eurocámara no está nada claro qué es lo que va a pasar con los combustibles biológicos, ¿también los van a prohibir?

Las prisas nunca son buenas y menos a la hora de tomar decisiones políticas, y en este ámbito de «la lucha contra el calentamiento global» el movimiento ecologista más radical, que es dominante en Europa, ha hecho tomar decisiones precipitadas y a menudo equivocadas. Por ejemplo: en Alemania consiguieron acabar con las centrales nucleares, que no emiten nada contaminante a la atmósfera. ¿Y qué consiguieron? Que Alemania sustituyera las nucleares por centrales de carbón, las cuales, como su nombre indica, sueltan sin parar CO2 al aire. Y en España ha pasado casi lo mismo. Amortizar nucleares, ¿a cambio de qué?

En Alemania los verdes ya han cambiado de opinión y han dejado de demonizar a las nucleares, pero en España tenemos todavía una ministra que no quiere ni siquiera oír hablar de replantearse la desnuclearización de la industria eléctrica. Y es que cuando la ideología inunda de esta forma a la política, expulsa de ella el razonamiento.

«Los puntos de carga hoy existentes habría que multiplicarlos por 20 o 30»

El retraso decidido en la UE ha sido un alivio para quienes en España pensamos que esa decisión no sólo era apresurada, también puede ser letal para países como el nuestro, que depende en gran medida de la producción y exportación automovilística. Además, la tecnología que usa el automóvil eléctrico es altamente mejorable. Por ejemplo, si yo quiero ir desde Madrid a mi tierra natal, Cantabria, no llegaré en un coche eléctrico si no me paro a recargar (durante más de una hora) en, digamos, la provincia de Burgos. Por otro lado, los puntos de carga hoy existentes habría que multiplicarlos por 20 o 30 si se quiere hacer viable esa apuesta por los coches eléctricos. Alcanzar antes de 2035 esas dotaciones es, según algunos expertos, imposible. Además, el precio de las baterías representa una amenaza para el desarrollo de los coches eléctricos, sobre todo los modelos más asequibles.

La industria del automóvil representa aproximadamente el 5% del PIB alemán y emplea a más de 800.000 personas, incluyendo a la industria auxiliar que proporciona a las grandes marcas (BMW, Mercedes y Volkswagen) componentes para sus motores de combustión.

Alemania es el primer productor automovilístico de la UE y –entre otras demandas- quiere que la Comisión se comprometa a preparar en 2026 una nueva propuesta para que se puedan matricular vehículos con motor de combustión limpia a partir de 2035.

«Igual que Alemania e Italia, tampoco Hungría y Polonia desean esa prohibición»

Y algo parecido pasa en Italia, que también depende de las fábricas de automóviles, y no son sólo las grandes fábricas, también el tejido industrial de pequeñas empresas que dependen de las factorías automovilísticas y que dejarán de ser rentables –y por lo tanto perderán su razón de ser- en una industria totalmente electrificada.

Igual que Alemania e Italia, tampoco Hungría y Polonia desean esa prohibición.

Para concluir esta columna, recordaré algunos efectos de esta movida tan ecologista. Hace dos semanas, Ford anunció que, tras perder 2.200 millones de dólares en 2022, prevé el despido sólo en Europa de 3.800 trabajadores en tres años, entre administrativos e ingenieros. Casi todos se producirán en Alemania (2.300 puestos) y Reino Unido (1.300), pero algunos de los 200 despidos restantes saldrán de las oficinas de Ford en Madrid.

37 comentarios
  1. Campeonisimo

    Igual el Sr. Leguina debería reflexionar cuántos sanatorios nuevos creo en Madrid o los que más bien cerró, que fueron unos cuantos o como fue posible que durante su mandato Madrid tuviera un crecimiento errático del PIB, dejando a Madrid en el cuarto lugar del PIB, y desde que se fue Madrid con crecimientos espectaculares de PIB y llegar a ser la primera de España.
    Por otra parte igual el Sr. Leguina ya no recuerda el recargo que quería hacer a los madrileños del 3% en el IRPF o como le vendieron preferentes.
    Que pena de dirigentes que vinieron de la mano del PSOE.

  2. Mandapelotas

    Estoy hasta los huevos de progresismo woke e infantilón

  3. Pinton

    En realidad el Secretario de Estado de Transportes de Alemania lo que ha dicho es: «Estamos convencidos de que el coche eléctrico es el camino a seguir, pero necesitamos otras opciones. Para nosotros, la neutralidad tecnológica es importante, así que necesitamos la tecnología del hidrógeno y también e-fuels, especialmente en vehículos pesados». Porque, también allí, el gobierno de coalicion alemán está dividido, pero al menos allí respetan las formas y el fondo del problema al que se enfrentan sus ciudadanos y sus empresas (no como los que nos asolan por aquí). Y en ese fondo alemán lo que aparece es el mirar por su industria y por las otras alternativas posibles, antes de la unicidad y el camino único hacia la electrificacion.

    Y es que, la realidad del problema y los tozudos datos de una industria automovilista electrificada, los dio el Comisario Europeo de Mercado Interior, el francés Thierry Bretón, en una entrevista en Noviembre del 2022 en la que dijo: «Necesitaremos 15 veces más litio para 2030, cuatro veces más cobalto, cuatro veces más grafito, tres veces más níquel. Tendremos un enorme consumo de materias primas, y necesitamos estudiar todo esto». Componentes importados y en ingentes cantidades y a pleno rendimiento dentro de 8 años. La UE está ante un imposible, y cuanto antes lo asuma, menos va a doler en uno de los motores industriales europeos, en uno de los que más trabajadores europeos emplea.

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