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Tamames y la «supernación»

«Si sugiere que España sea una confederación de naciones o si se trata de ceder más soberanía a las autonomías para bendecir las taifas oligárquicas, que lo diga»

Opinión

Ramón Tamames. | Europa Press

  • Madrid, 1967. He sido columnista en Libertad Digital, Vozpópuli y El Español. Ahora escribo en La Razón y THE OBJECTIVE y hablo en Herrera en Cope. Soy profesor titular de Historia del Pensamiento en la UCM. Tengo unos cuantos libros de historia y política.

Es cierto lo que dice Jorge Bustos en su entrevista a Ramón Tamames para El Mundo: es el candidato quien usa a Vox y no al revés. El catedrático está empeñado en tener su momento de gloria y no habrá nada quien lo detenga. Convertirá su discurso de la moción de censura en una conferencia sobre su pensamiento, al margen de la responsabilidad de sus propuestas o de la certeza de sus juicios.

La referencia en dicha entrevista a España como «supernación» -lo que también se llama «nación de naciones»- es la culminación del disparate y la ignorancia. Asusta en un catedrático con tropecientos libros a su espalda. Dice el académico de Ciencias Morales y Políticas que fue Pi y Margall quien «inventa» el término «nacionalidades» en 1876 y el primero que lo emplea en el sentido de «nación». Falso. Es muy anterior. Lo vulgarizó Mazzini tras 1848 para el caso italiano, y lo usó Juan Antonio Saco, gran intelectual hispanocubano, en la década de 1850.

Hombre, don Ramón, mal vamos así. Lo primero, porque tener a Pi y Margall como modelo de buenas ideas y mejor gobierno es no haber entendido nada del siglo XIX ni de los nacionalismos. Imagino que no será necesario recordar que aquel catalán fue el inventor de La Federal, un proyecto que partía de disolver la soberanía nacional y establecer la soberanía de los cantones para luego, si acaso, reconstruir España con pactos. Así se fraguó el caos de 1873. Cuando tres años después Pi y Margall terminó su obra Las nacionalidades, no mejoró mucho. Propuso entonces la federación de esos «grupos humanos» definidos por la historia, el territorio, la lengua y la raza. Ninguna de esas categorías es indiscutible ni científica.

«Una nacionalidad, tal y como recoge nuestra Constitución, es una nación sin soberanía política»

Además, una nacionalidad, tal y como se usaba entonces y recoge nuestra Constitución, es una nación sin soberanía política. A esto Tamames no llega. Esa condición es la razón de que la soberanía resida en la nación española, porque el resto son regiones y nacionalidades; es decir, entes sin soberanía.

Si tal y como quiere el candidato que presenta Vox se reforma el Estatuto de Cataluña para incluir que esta nacionalidad es una nación, se rompe el artículo 2 de la Constitución. La nación catalana y la española estarían situadas al mismo nivel jurídico. Esto no tiene más que una consecuencia: la capacidad de las autoridades catalanas, como soberanas de su nación, para declarar la independencia. Esto es de 1º de Derecho Internacional y Filosofía Política. Sinceramente, creo que es más directo que Tamames sostenga el derecho de autodeterminación de los pueblos, como hacía cuando era comunista.

Además, el candidato Tamames pone ejemplos anacrónicos. Dice que Cervantes dijo que era de la «nación toledana» por haber nacido en Toledo. A ver, catedrático, el concepto de nación en el siglo XVII no tiene nada que ver con el que adquirió a finales del XVIII, y menos en 2023. Le recomiendo el estudio de la obra de Reinhart Koselleck para que entienda la historia de los conceptos; esto es, el significado que se da a las palabras en cada época.

En su desvarío Tamames asegura que si no se reconoce la palabra «nación» para Cataluña por una mera cuestión «semántica», iremos a una «guerra civil». Vaya. A estas alturas el catedrático debería saber que no es una cuestión de palabras, sino de libertad. Al final, con esta amenaza, la propuesta de Tamames da por bueno el pisoteo de lo español en Cataluña en las últimas décadas, algo contra lo que combatió con éxito Ciudadanos, por ejemplo. Y no solo esto, sino que regala la victoria a los autoritarios nacionalistas para que profundicen en la marginación de los catalanes que no comulgan con su dogma.

Eso de «guerra civil» por no aceptar la nación catalana, la verdad, suena a intoxicación nacionalista, a esa misma que presenta la guerra de 1936 como un conflicto entre España y Cataluña, entre fascismo y democracia. Este disparate no sorprende al lector atento porque Tamames en su libro Breve historia de la guerra civil (2011) asume toda la panoplia interpretativa del estalinista Tuñón de Lara.

«Una nación no pude ser multinacional. Es una contradicción»

La puntilla de Tamames es la «supernación». No sé qué dirán en la Academia de Ciencias Morales y Políticas a la que pertenece el catedrático, pero una nación no puede ser multinacional. Es una contradicción. La fórmula «nación de naciones» es imposible porque la soberanía nacional no se puede dividir en soberanías nacionales de las partes que conforman la «supernación». Es un imposible ontológico y jurídico. Más fácil: dos personas no forman una sola persona, a no ser, claro, que sea esquizofrénica.

Si con «supernación» Tamames sugiere que España sea una confederación de naciones, que lo diga. En este caso sí sería volver a Pi y Margall y al caos de 1873. Felicidades. Si se trata, en cambio, de ceder más soberanía a las autonomías para bendecir las taifas oligárquicas, a lo Jordi Pujol y familia, o en plan Miguel Ángel Revilla, que lo proponga.

Es verdad que la moción de Tamames va a ser una «opinión libre», como dice Abascal. Por supuesto. Pero también es cierto que Vox nos podría haber librado de la obligación de escuchar su conferencia condescendiente, innecesaria y desfasada, justo cuando el país y nuestra democracia no pasan por el mejor momento.

148 comentarios
  1. mendeleiev

    Muy clara la la diferencia entre los términos nacionalidad y nación aunque si no me equivoco el término nacionalidad fue propuesto por Roca Junyent (minoría catalana) en la Comisión Constitucional para el artículo 2 como un sucedáneo del término nación pero hubo muchísimo debate sobre la introducción de este término en la Constitución.

    De lo que seguro no me equivoco es que el PCE – en el que militaba Tamames- NUNCA propuso la autodeterminación para las comunidades españolas. No así otros, como la ORT, PTE, etc. incluso el mismísimo PSOE.

    Por otro lado calificar de estalinista a Tuñón de Lara me parece un poco excesivo, Comunista , sí que era, pero no defensor de Stalin. En cualquyier caso, creo que nunca interpretó la guerra civil como un enfrentamiento ente Cataluña y España. …

  2. Blasde

    Gran número de comentarios. Es lo que tiene escribir a favor o en contra de Vox: genera mucho interés, miedo y esperanza. Esperemos que se convierta todo ello en votos a su favor, pues es el único partido de España que ni ha robado ni ha matado.

  3. Campeonisimo

    Sin necesidad de rebuscar crónicas o artículos de periodistas deportivos sobre la Moción de Censura, a continuación, solo una muestra de artículos, editoriales, que aparecen hoy sobre esta moción de censura:

    — ABC. Manuel Marín. La moción de la nada. Lo de Tamames ya ha sido y nadie se ha enterado. Lo que queda es solo un cuplé, una Coca-Cola en el desierto.

    — EL DEBATE. Antonio Naranjo. Todo para ver a Ramón Tamames sentirse un poco como Clint Eastwood en Cowboys del espacio en una última misión lunar en la senectud que tiene a Sánchez emocionado. Ya lo estaba por la ocasión de cohesionar de nuevo a sus socios frente al enemigo común, esa inexistente ultraderecha que tanto gusta al antifranquismo de pega que ejerce de némesis, pero ahora va a alcanzar el paroxismo ante la posibilidad de que Tamames le acabe haciendo la censura a Vox y al PP con sus peculiares teorías sobre la nación o la bandera española, perfectamente válidas para el propio PSOE.

    — LA RAZÓN. Rebeca Argudo. Moción de censura a la política. Creo que Vox subestimó a Tamames pensando que podría utilizarlo como elemento que “desradicalizase” y “centralizase”. Un Vox atónito ante el exceso de independencia del independiente y un PSOE sobreactuado tomándose más en serio la medida que los propios impulsores, me reafirma en mi convicción de que esta moción de censura no es de Vox al PSOE sino de Tamames a todos las formaciones políticas. A la política actual, en definitiva. Mientras nosotros andábamos tratando de elucidar el asunto del tono exacto de Farmatint, su querencia por el cárdigan o su envidiable optimismo vital (ese por el cual no se perdonaría el resto de su vida desaprovechar esta oportunidad), Tamames se perfilaba como el nuevo rey del punk.

    — OK Diario. Rodrigo Villar. Tamames tampoco coincide con Vox en que el Gobierno de Sánchez sea «el peor de la historia». Ramón Tamames considera que es «exagerado» decir que el Gobierno de Pedro Sánchez es el peor de la historia. CUIDADO VOXEROS QUE VIENEN CURVAS.

    — LIBERTAD DIGITAL. Emilio Campmany. Tamames, el mayor espectáculo del mundo. La verdad es que todos conspiran para que la moción sea un circo, el candidato, el avalista del candidato, el censurado y el opositor. Así que eso será lo que probablemente tengamos: el mayor espectáculo del mundo.

    — COPE. Santiago González. La República de los Tonnntos: La «maquinita incontrolable» que Vox ha puesto en marcha con Tamames.

    — EL MUNDO. ÁLVARO CARVAJAL. Abascal reacciona para atar a Tamames con Vox en una crisis de nervios. Comparecerá en el Congreso con el candidato para intentar recuperar el control del mensaje en medio de sus desmarques de Vox. Vox ha perdido el control de la moción de censura y ahora trata de reconducir la situación. El historial de declaraciones que está dejando su candidato en la iniciativa, Ramón Tamames, expresando cada día opiniones no sólo diferentes, sino abiertamente antagónicas a los principales postulados del partido ha generado nervios y ha provocado algunas reacciones airadas intentando responsabilizar a la prensa de ellas.

    — Etc. Etc.

    Visto los comentarios de algunos iluminados de VOX, está muy claro que no son conscientes de la percepción del riesgo de esta moción de censura, o por el contrario teniendo conocimiento del peligro que supone, les gusta convivir con este riesgo, asumiéndolo como algo cotidiano, con el único objetivo de dañar a sus oponentes de similar ideología, y sin esperar inconscientemente que se pueda manifestar un desastre, es decir, conseguir todo lo contrario, que consiste en fortalecer a un Gobierno que ahora mismo está totalmente en la UVI.

    Saludos y venga a admitir las críticas de los que solo deseamos perder de vista al granuja de Sánchez.

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