Puertas y ventanas en el fútbol español
«El ‘caso Negreira’ y el Barcelona está empezando a resquebrajar estructuras del fútbol que se han mantenido alejadas de cualquier intento de transparencia»
El escándalo del caso Negreira y el Barcelona está empezando a resquebrajar estructuras del fútbol español que durante décadas se han mantenido alejadas de cualquier intento de transparencia y equidad en el terreno deportivo. Hay nubes sobre la propia Federación Española de Fútbol, sobre un escondido Comité Técnico de Árbitros que apenas ha dicho nada, pasando por el propio Gobierno a través de la siempre sinuosa tardanza del Consejo Superior de Deportes.
La historia es digna de una serie cómica. Un club que siempre ha alardeado de su fuerza social y económica intenta desgravarse unas facturas por valor de 900.000 euros. Ya se sabe que si hay algo que gusta en Hacienda es revisar las desgravaciones, entendiendo que son las grandes tentaciones de los declarantes. El Barcelona lo intentó y presentó unas facturas que eran muy sospechosas porque implicaban un destinatario y una actividad especialmente peligrosa. Nada menos que empresas asociadas al vicepresidente del Comité de los árbitros. Ni más, ni menos. 17 años pagando facturas al vicepresidente del organismo encargado de designar los árbitros en cada partido, de hacerlos subir o bajar de categoría, de la máxima autoridad que sabe sus debilidades o sensibilidades.
La actividad consistía en supuestos informes de un par de folios, en donde se decían generalidades repletas de faltas de ortografía. De los entrenadores que tuvo el Barcelona en esos años, ninguno recuerda haber leído ningún informe ni haber visto ningún video ni siquiera saber de la existencia de ese «servicio especial». Han sido más de siete millones de euros. Siete millones que ha cobrado la segunda autoridad arbitral.
Esto ya de por sí es un escándalo. No voy a repetir las múltiples y lógicas analogías que se han hecho de lo que supondría esta situación en otros sectores como la justicia, la política o la economía. Esto de por sí ensucia, contamina y mancha todo lo logrado por el que para muchos ha sido el mejor once que realizó el mejor y más bonito fútbol de todos los tiempos. Un equipo que tenía el podio completo del Balón de Oro de 2010: Messi, Xavi e Iniesta. Un equipo que lo ganó todo. Pues ese todo ha quedado manchado ya para siempre por unos presidentes y directivos con querencia siempre a los pleitos judiciales.
Hacienda abrió la puerta. Sospecha que Enríquez Negreira usó una parte de los siete millones de euros que recibió del Barcelona para comprar a terceros. Siguen muy extrañados con el hecho de que Negreira hiciera continuas retiradas de efectivo y no han conseguido todavía averiguar el destino de esos billetes. En tan solo tres años, del 2016 al 2019, Negreira sacó de su cuenta personal y de la controlada por su sociedad Dasnil 95 más de 550.000 euros en metálico. ¿Dónde fue ese más de medio millón de euros que fue sacado de forma repetida de cajeros y también de bancos con cheques al portador, cuando en paralelo se ha comprobado que el árbitro pagaba todas sus compras con su tarjeta de crédito?
La puerta está ya abierta. La Fiscalía Anticorrupción «por su especial trascendencia» se ha hecho cargo de un caso que ensucia la imagen del Barcelona pero también de toda la Liga española y de todas sus estructuras. Es llamativo que frente a las continuas declaraciones del presidente de la Liga, Javier Tebas, pidiendo explicaciones públicas al Barcelona, en el lado de la federación se vuelven a poner de perfil en un silencio no habitual en el presidente de la Federación, Juan Rubiales. Será porque este personaje está siendo también investigado por la Fiscalía Anticorrupción por sus contratos con la empresa del jugador del Barcelona, Gerard Piqué, en la decisión de trasladar a Arabia Saudí la Supercopa de España. Es curioso que Rubiales tuviera una parte variable de su sueldo ligado a que el Barcelona y el Real Madrid se clasificaran y acudieran a la Supercopa. Eso sólo ocurría si los dos equipos quedaban entre los dos primeros de la Liga y de la Copa del Rey en partidos cuyos árbitros eran designados por el CTA cuyo vicepresidente era Negreira. Dos clubes que por decisión de la Federación cobran siempre mucho más que los otros dos equipos que acuden en cada edición a la Supercopa.
Preguntado hace unos días el entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, por el escándalo Negreira y al conocerse que el Real Madrid se va a personar como acusación, decía que «son temas que tiene que resolver la gente que los tiene que resolver. Nosotros tenemos la ilusión de que se resuelva para que lo podamos entender todos y juguemos con las mismas herramientas todos los equipos». Y añadía, «cuando se cierra una puerta, se abre una ventana».
Una frase que a nadie ha dejado indiferente. En realidad, se trata de algo tan sencillo como de airear el fútbol español, de hacer que corra el aire puro. Y para ello hay que abrir ventanas que son otras formas de empezar a denunciar situaciones que también alteran la justicia y equidad del fútbol español. Hay puertas que se hacen con facturas. Y hay ventanas que se ejercen con otro tipo de presiones.
Una de las primeras ventanas la ha abierto el ex colegiado Iturralde González en respuesta a los ataques del canal Real Madrid TV. Iturralde denunciaba que Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, al término de un partido de liga que el equipo blanco había ganado al Deportivo de la Coruña por 6-1 le pidió que fueran a una habitación aparte para hablar. Iturralde se negó a ir si no estaban presentes sus asistentes. En ese momento el presidente del Madrid le dijo: «Si yo solo os pido una cosa a los árbitros, que me pitéis igual que al Barça». Iturralde le dijo que si se trataba de una broma y la respuesta fue que «no». Cuenta Iturralde que la conversación se acabó en ese momento y que a la media hora lo puso en conocimiento del Comité Técnico de Árbitros (CTA). Y hasta ahí el episodio porque el CTA lo enterró y no tomó ninguna decisión. Todo quedó en el olvido. Como tantas veces.
Lo curioso del fútbol español es que Real Madrid y Barcelona, los dos grandes clubes que más han ganado, siempre se han acusado mutuamente del favor arbitral del otro. Solo del contrario. Pero han despreciado y ninguneado las quejas del resto de clubes de España que durante décadas han sufrido el duopolio. Hay una puerta que la justicia ha abierto ya pero que la justicia deportiva no quiere ni saber. Mientras tanto, todo lo que ocurra en los campos de fútbol con los árbitros y el VAR, acierten o se equivoquen, se asociará a la sospecha.
Hacen falta decisiones rápidas y ejemplares. Y hay que seguir abriendo esas muchas ventanas que siguen cerradas. Bienvenido sea el aire limpio, si es que finalmente llega.