THE OBJECTIVE
Joseba Louzao

Soñar ser un club-nación y despertarse club-Estado

«Una mezcla de irresponsabilidad y voracidad entregó a las directivas del Barcelona a una dinámica que acabará aniquilando al club de sus amores»

Opinión
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Soñar ser un club-nación y despertarse club-Estado

Camp Nou.

El incesante goteo de primicias informativas sobre las dudosas actividades de las directivas del Fútbol Club Barcelona a lo largo de más de dos décadas es imparable. No hay día de descanso para ese gabinete de crisis que, con seguridad, ha montado la actual presidencia. A cada información se va ensanchando el escándalo y ensuciando a más personas del entorno culé. Va a tener razón aquella vieja cantinela de los barcelonistas y realmente su equipo es algo más que un club. Pero las consecuencias irán mucho más allá del Barcelona, como lo demuestra el silencio administrativo del gran rival ante la incomprensión de la mayoría de los madridistas. Estas revelaciones están haciendo temblar los cimientos del deporte español, demasiado dañados ya como para soportar más embestidas. Los relatos futboleros siempre se habían construido sobre hipótesis de conspiraciones en los despachos y corrupciones arbitrales. Los millones pagados al vicepresidente de los árbitros dan visos de realidad a las sospechas de los aficionados. Fueran para lo que fueran esos pagos, las intenciones parecen poco honorables.

Un deporte como el fútbol, que ha ido perdiendo audiencia entre las nuevas generaciones, no puede permitirse el lujo del desencanto –por muchas noches vibrantes, como la de Anfield del martes, que sigan produciéndose-. De poco servirán las palabras vacías de los dirigentes de los estamentos del fútbol español si no van acompañadas de acciones concretas. Sorprende también que los propios seguidores barcelonistas no se hayan levantado contra los responsables de estas irregularidades y se agazapen con la excusa de que esto es una maquinación más contra sus colores y sus éxitos deportivos. Pero mucho más llamativo es el silencio de los técnicos y futbolistas que conformaron uno de los mejores equipos de la historia del fútbol. Su legado se ha manchado para siempre y son ellos los que más deberían alzar la voz para denunciar esta situación desde los valores a los que tantas veces remitieron. Entiendo que los que aún se encuentran a sueldo del Barcelona callen, pero es sangrante que los demás estén mirando hacia otro lado.

«Solo la avaricia más incontrolable puede explicar semejantes prácticas cuando el club tenía el mejor once de la época»

Quizá lo más incomprensible de todo sean las razones de la larga duración contractual que tuvo el Barcelona con Enríquez Negreira. Solo la avaricia más incontrolable puede explicar semejantes prácticas cuando el club tenía el mejor once de la época. Lo he dicho en otras ocasiones, el británico D. H. Lawrence tiene el relato más escalofriante y afilado de los efectos de la codicia más despiadada. Lo tituló El caballito de madera ganador. La narración nos narra la historia de un pequeño que quiere ayudar a su madre, que pasa por grandes apuros económicos. El niño descubre por casualidad que es capaz de adivinar el nombre del caballo ganador cualquier carrera mientras se balancea en su juguete de madera. Quiere poder saldar las deudas de la casa. Por esa razón, el crío termina viviendo por y para conseguir el nombre del caballo ganador. Sin embargo, todo falla. Cuanto más dinero consigue, más cree que necesita su madre. Horas y horas de esfuerzos en el balancín terminan por enfermarle de gravedad. Hasta que muere extenuado con el nombre de los caballos de la victoria en la boca.

Algo parecido le debió suceder a las directivas del Barcelona. Una mezcla de irresponsabilidad y voracidad los entregó a una dinámica inagotable que acabará aniquilando al club de sus amores: ya no será el mismo que conocieron. Porque esta crisis es, de una forma u otra, la estocada definitiva que sumar a los aprietos económicos que ya sufre el equipo desde hace tiempo. Y los negocios son como son. Las deudas pueden favorecer la llegada de un multimillonario para convertir al Barcelona en otro club-Estado más del panorama internacional después de décadas queriendo ser un club-nación. En el fondo, todos los sueños suelen engendrar las semillas de pesadillas reales.

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