Colaboradores inesperados
«Ante el miedo de contagio sistémico, la actual crisis bancaria ya está teniendo efectos sobre la política monetaria»
Entre mantenerse firmes en su lucha contra la inflación o contener la crisis financiera, los bancos centrales han optado por la primera al subir de nuevo los tipos de interés. Con su determinación ansían mandar un mensaje de confianza en el sistema pero la tubulencias no ceden. Apenas contenida la crisis del Credit Suisse con su absorción forzosa por parte de UBS, los problemas del Deutsche Bank, el octavo banco europeo en volumen de activos (1,3 billones de euros), arrastraron el valor en bolsa de las principales entidades. Se trata de una de esas instituciones too big to fail (demasiado grande para caer).
¿Pueden las autoridades monetarias verse forzadas a intervenir si las dudas sobre su solvencia desatan una fuga de depositantes como ocurrió en el Silicon Valley Bank (SBV), epicentro de la actual crisis? ¿Cómo evitar el moral hazard (riesgo moral o inducido) que supone adoptar una medida de emergencia que incitará a que se repita una mala práctica en el futuro? Apenas diez años después y cientos de miles de millones de euros de los contribuyentes gastados en rescatar al sector financiero, nos encontramos de nuevo ante ese dilema. Ni la mayor regulación ni las exigencias de solvencia más estrictas adoptadas en el último decenio para evitar un desastre financiero similar al de 2008 han servido para evitar algunas de esas malas prácticas. ¿No hemos aprendido nada?
Ante el miedo de contagio sistémico, la actual crisis bancaria ya está teniendo efectos sobre la política monetaria. A pesar de las subidas de tipos de interés. Tal es el caso de la Reserva Federal. El banco central estadounidense se ha gastado 300.000 millones de dólares en dar liquidez a su sistema bancario a través de una recién estrenada ventana llamada el Bank Term Funding Program. Una especie de Quantitive Easing por la puerta de atrás. Y no es descartable que el Banco Central Europeo se vea obligado a hacer lo mismo en las próximas semanas. Su presidenta Christine Lagarde dejó esa puerta abierta en la última reunión en la que el BCE anunciaba una nueva subida de los tioos de interés.
«Puede que las autoridades consigan evitar una nueva crisis bancaria mundial, pero la fuerte inestabilidad financiera ha sacado a pasear de nuevo el fantasma de la recesión»
¿Cuánto comprometen medidas como esta los esfuerzos de los bancos centrales por contener los precios? Aún queda mucho camino para lograr acercar la inflación al 2% que está en el mandato de tanto el BCE como la Fed. En la eurozona, esta tasa se situaba en el 8,5% en frebrero. En Estados Unidos en el 6%. Dar liquidez al mismo tiempo que se aplica una subida de los tipos de interés son medidas que en principio chocan entre sí. ¿Harán los bancos centrales un alto en el camino en la restricción de su política monetaria a la vista de los nuevos riesgos?
Pero lo cierto es que las turbulencias en el sector financiero a ambos lados del Atántico están en cierta forma allanando el camino en la contención de los precios. Los bancos han reducido su cartera de créditos como consecuencia de los efectos que las sucesivas subidas de los tipos de interés han tenido en la demanda de préstamos en los últimos meses. La inestabilidad de los mercados financieros y la caída del valor en bolsa de las entidades bancarias ha limitado ahora además su liquidez. Bajo el estrés actual, es probable que los bancos se conviertan en los colaboradores inesperados de las autoridades monetarias al restringir los préstamos a empresas y familias. Una contracción que los bancos centrales llevan persiguiendo meses.
El miedo es que la contracción del crédito vaya demasiado lejos y el frágil crecimiento se resienta. Puede que las autoridades consigan evitar una crisis bancaria mundial como la de 2008, pero la fuerte inestabilidad financiera de las últimas semanas ha sacado a pasear de nuevo el fantasma de la recesión por Europa y Estados Unido justo cuando ese temor parecía haberse esfumado. No hay tregua que valga.