THE OBJECTIVE
Victoria Carvajal

Funambulismo monetario

«El pánico en los mercados apenas se ha disipado y la necesidades extraordinarias de liquidez por parte de más entidades no son descartables»

Opinión
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Funambulismo monetario

Christine Lagarde ha avisado de que la institución monetaria está preparada para inyectar liquidez a la banca europea en caso de que fuera necesario. 

 ¿Pueden los bancos centrales contener una crisis bancaria y luchar contra la inflación al mismo tiempo? A las autoridades monetarias se les acumulan los problemas. Por si no fuera suficientemente ardua su tarea de intentar doblegar los precios sin dañar el frágil crecimiento, el estallido de esta nueva crisis financiera, que ya se expande lentamente por el mundo, la dificulta enormemente. El pánico en los mercados apenas se ha disipado y la necesidades extraordinarias de liquidez por parte de más entidades no son descartables. Seguir subiendo los tipos de interés en medio de la fuerte inestabilidad que ha causado en el sector financiero mundial la quiebra del Silicon Valley Bank y la grave crisis del recién rescatado Credit Suisse es una apuesta arriesgada. ¿Deben las autoridades monetarias interrumpir su lucha contra una inflación que se demuestra más terca de lo esperado? De nuevo los bancos, fundamentales para el funcionamiento de la economía de mercado, ponen al sistema contra las cuerdas. La otra pregunta es: ¿cuándo jugarán ellos con las reglas de ese sistema? 

El Banco Central Europeo ha sido el primero en pasar el examen: por el momento se mantiene firme en su decisión de seguir restringiendo la política monetaria. Hace tres días elevó sus tipos de interés en medio punto, hasta el 3,5%. Es la sexta subida en ocho meses, desde el 0% en que se situaban entonces. Pero no es una decisión exenta de riesgos dada la tensión de los mercados. Por lo que su presidenta Christine Lagarde avisó de que la institución monetaria estaba preparada para inyectar liquidez a la banca europea en caso de que fuera necesario. 

Un escenario que por desgracia no es descartable pues el foco de inestabilidad está las puertas de la UE, en Suiza. Con un potencial desestabilizador enorme: es uno de los centros financieros de mayor peso en el mundo. Allí el Banco Central de Suiza ha tenido que inyectar 54.000 millones de euros en Credit Suisse para contener la sangrante salida de depositantes y la caída en picado del valor de la entidad en bolsa. Es un rescate monumental que da cuenta de la gravedad de la situación del gigante suizo y de sus posibles efectos en otras entidades europeas. Por ponerlo en perspectiva: España usó 43.000 millones de la línea de crédito ofrecido por Bruselas en junio de 2012 para rescatar al sector financiero arrastrado por la pésima gestión pública de las cajas que se vieron golpeadas por la burbuja inmobiliaria. Por cierto, que de los 58.000 millones de euros que acabó aportando el Estado, sólo ha recuperado 6.000 millones de las entidades.

«Al tomar la decisión de continuar con el alza de los tipos, el BCE ha querido también mandar un mensaje de confianza en la fortaleza del sistema bancario europeo»

Al tomar la decisión de continuar con el alza de los tipos, el BCE ha querido también mandar un mensaje de confianza en la fortaleza del sistema bancario europeo. El mayor escrutinio regulatorio al que están sometidas las entidades desde la anterior crisis debería servir para contener ese contagio. Pero en momentos de pánico nunca se sabe. Lagarde vivió como directora gerente del Fondo Monetario Internacional la crisis financiera de 2008. La institución jugó un papel muy activo en el rescate, no ya de entidades, si no de economías enteras en los años posteriores a la quiebra del gigante Lehman Brothers en Wall Street. Es consciente por tanto de lo rápido que se puede propagar una crisis bancaria y de sus temibles consecuencias en la estabilidad económica mundial y su coste en el bolsillo de los contribuyentes en forma de rescate.

¿Seguirá Estados Unidos el ejemplo de firmeza del BCE o cederá ante las crecientes presiones internas? El mercado esperaba que la Reserva Federal (Fed) subiera de nuevo los tipos de interés, en 0,25 puntos, hasta elevarla al 5%. Pero la mayoría de expertos la descarta ahora. Frente a Europa, Estados Unidos ha tenido una política de restricción monetaria más agresiva, en gran parte porque el rebote del crecimiento tras la pandemia sí supuso un calentamiento de la demanda interna. Y es precisamente en ese vuelco radical de la política monetaria donde está el origen de algunos de los problemas a los que se enfrenta hoy la industria por mucho que les haya permitido aumentar hasta ahora los márgenes. Y que hace que el sector bancario estadounidense sea potencialmente más vulnerable que el europeo.

«El colapso de SVB debería ser un caso aislado por las características peculiares de la entidad»

El colapso de SVB debería ser un caso aislado por las características peculiares de la entidad: sus clientes, sobre todo startups, estaban en algunos casos expuestas al reciente descalabro de las criptomonedas y en su gran mayoría dependían de los fondos de capital riesgo cuya financiación ha caído drásticamente en los últimos meses. Una circunstancia que les ha obligado a ir retirando sus depósitos en la entidad hoy fallida para hacer frente a sus necesidades de pagos. Y esa retirada, que se volvió masiva en las últimas semanas, forzó al banco a liquidar los bonos del Tesoro que tenía en su balance para poder devolver el dinero a sus clientes. 

Unos activos en principio seguros pero que con el vuelco de la política monetaria han llegado a perder el 30% su valor en el mercado secundario, donde se venden antes de vencimiento. ¿Cuántos bancos más hay cuyos balances estén expuestos a esa pérdida potencial del valor de sus acivos si tienen que hacer frente a la retirada de sus depositantes? Al SBV le ha seguido First Republic Bank que ha sido rescatado con 30.000 millones de dólares aportados por los tres grandes bancos de Wall Street, que son los primeros interesados en contener la crisis y evitar un descalabro mayor en el precio de su valor en Bolsa

La Fed ha anunciado un plan para que todos los depositantes del banco fallido recuperen sus depósitos. incluidos aquellos que superan los 250.000 dólares. Todos estarán cubiertos y asegurados. Un plan que sin embargo resulta un agravio para los bancos pequeños y medianos regionales que no tienen ese respaldo y que hoy están sufriendo una huida de sus depositantes hacia bancos de mayor tamaño en búsqueda precisamente de esa seguridad. La intervención hace dos días de Janet Yellen, secretaria del Tesoro y anterior presidenta de la Fed, no ayudó precisamente a restaurar la confianza. a frenar esa La gestión de las autoridades es clave para restaurar la confianza y limitar ese efecto contagio. Y todo hay que decirlo, la intervención de Janet Yellen ante el Senado, secretaria del Tesoro y antigua presidenta de la Fed, en el Congreso esta semana fue todo menos tranquilizadora. Les aconsejo ver su intercambio con el senador republicano James Langford por Oklahoma.

Tras la crisis financiera de 2008 que dio origen a la Gran Recesión que se prolongó hasta 2013 se elevaron supuestamente las exigencias de solvencia de los bancos y se endureció la regulación del sector. Pese a todo ello hoy volvemos a hablar de rescates. Y tanto el BCE como la Fed dicen estar dispuestos a inyectar liquidez para evitar un contagio sistémico. «Los bancos pueden fallar. Y cuando lo hacen, aquellos que pierden piden a gritos el rescate del Estado. Y si los costes son suficientemente grandes, lo conseguirán. Así es como, crisis tras crisis, hemos creado un sector bancario que es en teoría privado pero que en la práctica está bajo la tutela del Estado». Así de crítico de mostraba el columnista del FT Martin Wolf con la perversa relación que se ha establecido entre la banca y el Estado. «Esto es un desastre». 

¿Cómo imponer una mayor disciplina a los bancos? ¿Cómo evitar que se relajen con el tiempo las exigencias de solvencia y la regulación? ¿Cómo mejor proteger y asegurar a los depositantes? ¿Cómo conseguir que sean las entidades las que asuman las pérdidas y no los contribuyentes? Este nuevo episodio de inestabilidad demuestra que son cuestiones aún no del todo resueltas. El pánico a una repetición de lo ocurrido en 2008, ¿servirá para que sean atendidas?  

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