THE OBJECTIVE
José Carlos Rodríguez

La caída de Silicon Valley Bank

«El banco estaba cubierto frente a los riesgos de la gestión de activos, pero no ante el aumento de los tipos de interés. En el núcleo de ese riesgo están los bonos»

Opinión
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La caída de Silicon Valley Bank

Sucursal de Silicon Valley Bank (SVB).

Se llama ciclo económico por un motivo. De forma sistemática, y al menos desde el siglo XIX, la economía real y el mundo financiero mantienen un baile al ritmo de una música desacompasada, con movimientos parecidos, aunque no iguales. Prosperidad y depresión llamó un economista, Gottfried von Haberler, al libro que le dedicó al estudio de los ciclos económicos. Vivimos, como dice el catedrático de Economía Jesús Huerta de Soto, una economía maníaco-depresiva.

Es verdad que llevamos tiempo sin muchas noticias de la parte maníaca, pero nos acordamos bien de la depresión. En 2007 comenzó una crisis de gran calado, la más profunda desde la Gran Depresión, la pandemia paralizó la poderosa pero delicada maquinaria económica, y cuando parece que nos recuperamos saltan todas las alarmas desde el sector bancario. Cómo no. 

Acabamos de ver cómo el segundo banco más importante de Suiza se ha acabado disolviendo como un azucarillo en un café. El café es UBS, que a partir de ahora será aún más grande de lo que ya era. Pero la campanada en mitad de la noche la ha dado otro banco: Silicon Valley Bank (SVB). Los tipos de interés están «tensando», dicen los medios económicos, al sector financiero. SVB parecía estar mejor preparado que muchos para enfrentarse a esta situación, y sin embargo ha fallado. ¿Cómo ha ocurrido?

Un reciente informe de Market Trends para la Universidad Francisco Marroquín y el Instituto Juan de Mariana detalla las circunstancias que han conducido a la entidad a la quiebra. SVB parecía estar en una posición muy sólida. «Los ratios de capital del banco de Silicon Valley eran muy superiores a los requisitos mínimos que exige la regulación bancaria», dice el informe. Y sigue: los activos en los que había invertido la entidad eran de una gran calidad: «La mayor parte de activos o son emitidos por el Gobierno de Estados Unidos o están respaldados por el Gobierno de Estados Unidos. Por lo que se considera que el riesgo de impago es mínimo o prácticamente nulo».

Sus principales clientes eran fondos Private Equity, lo que reforzaba la posición del banco: «La mayor parte de exposición del banco a las empresas tecnológicas tiene una capa de intermediación más», que aportaba un análisis de riesgos añadido y mayor capacidad para absorber pérdidas. «Los préstamos del banco de Silicon Valley además tienen un perfil temporal bajísimo, cosa relativamente extraña en un banco». De hecho, el 57,8% tenía una vida inferior a un año. «Además, el 92.6% de estos préstamos están extendidos a un tipo de interés variable. Lo que es un motivo más para pensar en una fortaleza del banco, ya que las subidas de tipos de interés se pueden transferir fácilmente a los clientes». Por último, «la tasa de mora de los préstamos del banco de Silicon Valley es bajísima, apenas un 0.18% en 2022», dice el informe.

«El ‘ratio’ de morosidad de la banca española está en tasas históricamente bajas»

¿Cuántas entidades españolas pueden presumir de tener estos datos? El ratio de morosidad de la banca española está en tasas históricamente bajas. Pero quedan muy lejos del 0,18%: son del 3,56%. Pero la rentabilidad de la banca española es alta (del 7,1% ROE en 2022), y tiene un nivel de capitalización adecuado. 

Todo ello es importante, pero para SVB no fue suficiente. ¿Por qué? La entidad sufrió unos vaivenes que no ha podido superar. En 2021 y 2022 recibió grandes cantidades de efectivo. La gestión bancaria le obliga, en correspondencia, a incrementar sus préstamos sobre esos pasivos. Pero no pudo conceder nuevos préstamos al ritmo adecuado, de modo que combinó esta típica actividad bancaria con otra: la compra masiva de títulos; principalmente hipotecarios y de deuda de los Estados Unidos. 

Todos recordamos la crisis subprime, y nos podemos poner en guardia cuando oímos que una entidad ha invertido en títulos hipotecarios. Pero el problema aquí no es el riesgo de esos activos, sino el tipo de interés. Sabemos que cuando sube el tipo de interés, los precios de los bonos caen. Y eso es lo que le ocurrió a SVB. La lucha contra la inflación llevó a la Reserva Federal a elevar los tipos de interés. Y esto ha hecho que una parte importante de los activos de esta entidad perdiera valor.

SVB escondió las pérdidas (de 17.600 millones de dólares) con un truco contable: alojó los títulos en una cartera de mantenimiento hasta el vencimiento (hold to maturity). Si los hubiera alojado en la cartera a la venta, se habría visto obligado a ir reconociendo las pérdidas período a período. Eligió no hacerlo, y esperar a que la inflación remitiese, los tipos dejasen de subir o incluso bajaran, y salir más o menos indemne de la situación.  La cifra de pérdidas, de más de 17.000 millones de dólares, no nos dicen mucho. Pero si digo que equivalen al doble de los beneficios desde 2018 o que esas pérdidas, como dice el informe, «dejarían completamente descapitalizado al banco de Silicon Valley», ya nos hacemos una idea de la situación. 

«El banco empezó a ver cómo los depositantes retiraban su dinero de la entidad»

El truco contable, claro, no fue suficiente. El banco empezó a ver cómo los depositantes retiraban su dinero de la entidad. Sólo el año pasado, la merma de depósitos fue de 16.100 millones de dólares. La cuestión a la que se enfrentó el banco aquí es otra: se vio en la necesidad de restituir esa liquidez, y sólo podía hacerlo recurriendo a otros intermediarios financieros. Y entonces se le plantean dos problemas.

Uno de ellos es que tenía que sustituir depósitos sin coste por unos nuevos depósitos por los que tenía que pagar un interés. Tal interés, de hecho, que «las nuevas fuentes de financiación que adquiere el banco son más caras que la rentabilidad de las inversiones que tiene realizadas el banco» para una parte sustancial de las mismas. El otro es más grave: SVB necesitaba poner sus propios activos como colateral de la financiación, y en este año se quedó sin activos suficientes

En resumen: el banco estaba cubierto frente a los riesgos derivados de la gestión de activos, pero no frente al riesgo derivado de un aumento de los tipos de interés. En el núcleo de ese riesgo están los títulos de deuda pública. ¿Qué tienen los bancos en sus balances tras años de crecimiento espectacular de la deuda pública en los últimos años? Entre otros activos, muchos bonos

El problema, como dice Daniel Fernández en el informe, es el propio modelo bancario. Se financian a corto plazo e invierten a largo plazo. Es lo que se conoce como descalce de plazos. En cuanto un aumento de los tipos de interés, o una oleada de desconfianza, u otra causa, lleva a los depositantes a reclamar su dinero, los bancos se ven en una situación comprometida. «Si el sector bancario continúa siendo estructuralmente ilíquido, no importa la calidad de los activos ni la regulación que se emita, seguirán existiendo quiebras bancarias cuando ocurran pánicos y huidas hacia la liquidez». En eso estamos.

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