TV3 y la Virgen del Rocío
«En abril de 2023, aprovechar la Semana Santa para reírse de los católicos es más un acto de estupidez que de valentía»
El humor puede ser ofensivo, lo que no puede es no ser humor. Lo que Toni Soler, Jaïr Domínguez y Judit Martín perpetraron en el plató de Està passant de TV3 no debería juzgarse como delito de odio, sino de malversación. Costear semejante bodrio con una partida destinada al entretenimiento me parece más grave que invertir en ron la partida de medicinas. Ofendidos y no ofendidos coincidirán en algo: el numerito, salvo que lo concibieran como un tributo a la vergüenza ajena, es un fracaso. Amigos comediantes: si no provoca risa, no es comedia, da igual a cuántos colectivos logréis ofender.
Existe la posibilidad de que el trío no pretendiera hacer reír a nadie y buscara la ofensa por la ofensa. Un ejercicio que podría ser encomiable si la ofensa se pareciera en algo a un grito de rebeldía, pero no es el caso. Decía Chesterton que atacar antiguallas exigía el mismo coraje que ofrecerse a pelear con una abuela. En abril de 2023, aprovechar la Semana Santa para reírse de los católicos es más un acto de estupidez que de valentía.
«No hay sátira cuando el poder constituido se burla de la mitad más débil»
Con buen criterio, Víctor Amela, en su columna de La Vanguardia, jugó con el y si hubiese sido la Virgen de Montserrat para colocar al bromista frente al espejo. Pero lo que revela el reflejo es que ridiculizar la religión católica es un efecto, no sé si indeseado, pero en todo caso secundario. En un momento del sketch, Soler y Domínguez presumen de la austeridad de La Moreneta frente al barroquismo de la Virgen del Rocío. No se trata tanto de criticar un símbolo de la religión católica como un símbolo -estereotípico- de la cultura andaluza.
Hay quien ha subrayado la torpeza de burlarse de los andaluces cuando millones de catalanes tiene raíces andaluzas. Ay, ingenuos, ¡ese es el motivo! Lo ignominioso del sketch no es que ridiculice a católicos o andaluces, sino que apunta a los catalanes que considera impuros. No debemos sorprendernos de que una televisión gestionada por nacionalistas tenga una línea editorial nacionalista. El número de la Virgen del Rocío es uno más entre los incontables desprecios a esa mitad étnicamente impura y lingüísticamente insumisa que les aleja del sueño de la homogeneidad.
No hay sátira cuando el poder constituido se burla de la mitad más débil. Sátira es cuando una joven enfermera se ríe de las exigencias lingüísticas del sistema y totalitarismo es cuando es purgada por ello.