THE OBJECTIVE
Enrique Cocero

Un comportamiento demasiado pautado

«La estrategia de Sánchez permite poder mantener cierta distancia si los resultados no son buenos y a la vez iniciar una campaña propia antes que tu rival»

Opinión
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Un comportamiento demasiado pautado

Pedro Sánchez.

El martes hubo cara a cara en el Senado entre Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez, pero esto es algo que ustedes ya saben.

Igual que saben que el presidente del Gobierno se ausentó todo un lunes para, entiendo, preparar el encuentro. Moncloa nunca dijo que fuera para eso, pero, bueno, como decía Maxwell Scott en El hombre que mató a Liberty Valance, «… cuando la leyenda se convierte en un hecho… publica la leyenda».

… y es que 40 folios no se pueden leer interpretando si antes no te los has preparado un poco.

Al decaer el martes los aplausos de los senadores tras la intervención de Pedro Sánchez, el PSOE se preocupó más de descalificar a Alberto Núñez Feijóo por su comparecencia que jalear las soluciones que llevó al hemiciclo su secretario general.

Se apresuraron por invalidar el discurso del líder de la oposición en vez de halagar lo puesto encima de la mesa por el líder de su partido. Esto prueba, una vez más, que es más fácil que lo negativo colonice a que se imponga lo positivo. Que lo negativo juega a favor de gravedad, mientras que lo positivo requiere mayor gasto de energía.

Por poco esfuerzo que fuera, éste no fue gratis, porque el presidente del Gobierno hizo lo que siempre hace en una comparecencia de este estilo: primero un resumen de la situación en la que reconoce lo mal que lo pasa la sociedad, pero sin un atisbo de autocrítica tras cinco años al frente del Gobierno, y rematado con una dosis potente de mesianismo.

Luego llegó el anuncio de una medida estrella… que no fue tan estrella, porque era la cuarta vez que prometía vivienda social en el último mes. Un anuncio sobre el que tanta expectación había levantado Moncloa que, descubrir que era una nueva cifra de casas por construir, debió desencantar hasta al votante más sanchista.

Ahí efectuó un giro para pasar a criticar a la oposición personalizando en Alberto Núñez Feijóo.

«Casi sólo distinguimos unas comparecencias de otras por el traje y el color de la corbata…»

Terminada su intervención, volvió al escaño a escuchar al líder de la oposición, riendo unas veces para ver si pone nervioso al contrincante y mirando incrédulo a su derecha otras para que se viera que él interpretaba que no tenía sentido lo que Feijóo estaba diciendo.

La contrarréplica ya fue una continuada descalificación y no podemos olvidar el momento que tuvo cuando quiso llevar a hipérbole el término «patético».

De hecho el comportamiento es tan pautado, que casi sólo distinguimos unas comparecencias de otras por el traje y el color de la corbata… y por la fecha que pone en YouTube o en el área de vídeos de la web del Senado.

Hay algo que podemos ya ir anticipando sobre la campaña del PSOE para el 28-M y es que vamos a tener dos cuerdas que compartirán espacio y tiempo y, en ocasiones, vibrarán juntas: una, la de las candidaturas locales y regionales del PSOE; la otra, la de Pedro Sánchez.

Es una estrategia que permite dos cosas: la primera, poder mantener cierta distancia si los resultados no son buenos. La segunda, iniciar una campaña propia antes que tu rival, centrada en tus medidas (que para eso gobiernas) y que vaya siendo un ensayo de lo que funciona y no funciona para cuando toda la atención recaiga sobre uno.

«El Gobierno presume de negociación, pero no ofrece diálogo»

Por supuesto, si los resultados son malos, el fracaso se percibirá como de Sánchez, pero podrá racionalizar la separación de candidaturas. Si son buenos… Pedro Sánchez va a ser el primero en capitalizarlos. En esto estamos todos de acuerdo.

Porque tenemos un Gobierno que necesita buscar la confianza y lo hace en un entorno muy paradójico: porque presume de feminismo, pero sin conseguir seguridad; presume de negociación, pero no ofrece diálogo, como ya hemos visto repetidas veces en Yolanda Díaz con las subidas del SMI y estos días con Pilar Llop y la huelga en el Judicial.

Presume de robustez en el empleo, pero sin ser capaz de crear puestos de trabajo en una economía que cada vez lo complica más a los empresarios. Los españoles puede que hoy no teman perder sus empleos, pero hay muchos parados que no tienen grandes esperanzas de encontrarlo.

De la vivienda ya hemos hablado y, por otra parte, defiende el medioambiente y la sostenibilidad sin una política sobre el agua; presume de crecimiento, pero sin haber superado la pandemia, sin dar capacidad operativa para las empresas ni tampoco poder adquisitivo a los ciudadanos.

Muchas de estas cosas se formulan desde arriba, pero afectan a las familias, las empresas, los ciudadanos… no son cuestiones macro y, de hecho, eso es precisamente de lo que van las elecciones del 28-M: de lo cercano.

… pero siempre es más fácil ir a favor de gravedad.

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